sábado, 9 de marzo de 2013

Espíritas y espiriteros I




"Se reconoce el verdadero espiritista por*su transformación moral y por los esfuerzos*que hace para dominar sus malas inclinaciones."

Allan Kardec, el primer recopilador y gran propagandista del Espiritismo, la encarnación del sentido práctico, como le ha llamado el ilustre Flammarión; Allan Kardec, el que dio a conocer al mundo las enseñanzas de los Espíritus y a quien la generaciones venideras le serán deudoras del más importante paso de la humanidad en el camino del progreso; Allan Kardec, maestro a quien veneramos con el profundo cariño que el más respetuoso hijo pueda tributar a un padre y a quien la posteridad venerará también cuando apreciarse sepa la trascendencia de la sublime y consoladora doctrina, definió bien al verdadero espiritista, que se reconoce por su transformación moral y por los esfuerzos que hace para dominar sus malas inclinaciones.
Al tratar de tal materia en esta serie de artículos, deber nuestro, imperiosa necesidad es invocar ante todo el nombre del que nos enseñó en sus libros y sigue enseñándonos con sus comunicaciones desde el mundo de los Espíritus, a seguir sus nobles tradiciones en el trabajo (que voluntariamente nos hemos impuesto dentro del modesto límite de nuestro alcance) de contribuir al desarrollo y propaganda de las hermosas y consoladoras doctrinas espíritas.
Y esta invocación reviste aquí un doble carácter; es un tributo de agradecimiento y es una deuda hacia el que a porfía se vio combatido por propios y extraños, unas veces tachándole de atrevido hasta la osadía y otras de iluso por sostener doctrinas que jamás había de sancionar la razón. Porque también nosotros, afiliados a las escuelas de los enemigos de Allan Kardec, nos complacimos en arrancar una hoja a su corona; pero felizmente la razón, lumbrera del entendimiento, se hizo paso y hubimos de reconocer la injusticia de nuestra conducta al atacar, siguiendo una fatal corriente nacida entre los espiritistas, al venerable maestro, siquiera porque expuso teorías y vertió ciencia en mayor cantidad de la que podía digerir sus contemporáneos.
Satisfecha esta deuda, que hace tiempo comenzamos ya a pagar, pues que desde hace algunos años todos nuestros escritos espiritistas se han inspirado en la enseñanza de fundador del Espiritismo moderno, entremos en materia, sin temor de ser tan mal juzgados desde luego como aquel lo fue, esperando y confiando en que también se nos hará justicia, aun por los mismos espiriteros a quienes vamos a poner en evidencia, intentando corregirlos, no por virtud de una autoridad de que carecemos, sino por la fuerza del convencimiento llevado al ánimo de nuestros hermanos, que deseamos ver convertidos en espiritistas, a fin de destruir nuestro aforismo: “El mayor enemigo del Espiritismo está en los espiritistas”.
Muchas veces brotaron de nuestros labios estas palabras, pero la pluma no se había atrevido a consignarlas, porque no podía hacerlo sin poner de manifiesto las razones que las fundaban.
En el periodo de lucha que atraviesa el Espiritismo, hemos tenido muchísimas ocasiones de pelear en su defensa midiendo nuestras débiles fuerzas con las de hombres eminentes y avezados polemistas; siempre saló triunfante la bandera espiritista, que para todo argumento contrario tiene razones incontrovertibles, para todo ataque, defensa sobrada, sólo nos hemos visto obligados a enmudecer alguna vez cuando después de exponer las bases racionales de la doctrina, después de sancionarla con el hecho o fenómeno y después de manifestar sus resultados en la vida práctica, nos han señalado con el dedo a uno que se llamaba espiritista, diciéndonos: “¿Esos son los frutos de vuestro Espiritismo?” pues si por los frutos se conoce el árbol, juzgado está el que tales los produce”. Y en verdad que para este argumento no teníamos réplica, no cabía defensa contra ese inesperado ataque.
¿Qué decir, qué contestar a esa especie de razonamiento viviente, encargado de destruir todo el edificio de la doctrina espiritista? Nada más que lamentar profundamente en el silencio el único punto vulnerable y repetir a cada paso: “Cierto es que el gran enemigo del Espiritismo está en los espiritistas”. Si éstos se reconocen, como ha dicho Allan Kardec (El Evangelio según el Espiritismo, cap. XX) por los principios de verdadera caridad que profesen y practiquen, por el número de afligidos que consuelen, por su amor hacia el prójimo, por su abnegación, por su desinterés personal; si se reconocen, en fin, por el triunfo de sus principios, no son espiritistas, aunque de tales blasonen, quienes no ajustan su conducta a las enseñanzas de los espíritus, que constituyen aquellos principios. No, no son espiritistas; pero ya que algún nombre hay que darles, les llamaremos espiriteros, o sea, hermanos que se han estacionado guardando el nombre, conservando en cierto modo la forma, pero habiéndose olvidado por completo de todo cuanto representa la esencia del Espiritismo, que es ante todo y sobre todo regla universal de vida.
“El Espiritismo bien comprendido, dice Allan Kardec hablando de los buenos espíritas (Evangelio cap. XVII), pero sobre todo bien sentido, conduce forzosamente a los resultados expresados que caracterizan al verdadero espiritista, como al verdadero cristiano, siendo los dos una misma cosa. El Espiritismo no viene a crear ninguna moral nueva, facilita a los hombres la inteligencia y la práctica de la de Cristo, dando una fe sólida o ilustrada a los que dudan o vacilan”.
Pero muchos de los que creen en las manifestaciones no comprenden ni sus consecuencias, ni su objeto moral, o si las comprenden no las aplican a sí mismos…
Esto depende de que la parte de algún modo material de la ciencia sólo requiere vista para observar, mientras que la parte esencial requiere cierto grado de sensibilidad que se puede llamar madurez del sentido moral, madurez independiente de la edad y del grado de instrucción, porque es inherente al desarrollo, en sentido especial, del espíritu encarnado. En los unos, los lazos de la materia son aún  muy tenaces para permitir al espíritu desprenderse de las cosas de la tierra; la niebla que les rodea les quita la vista del infinito; por esto no dejan fácilmente, ni sus gustos ni sus costumbres, ni comprenden nada mejor que lo que ellos poseen. La creencia en los Espíritus es para ellos un simple hecho, que modifica muy poco o nada sus tendencias instintivas, en una palabra, sólo ven un rayo de luz, insuficiente para conducirles y darles una aspiración poderosa y capaz de vencer sus inclinaciones. Se fina en los fenómenos más que en la moral, que les parece banal y monótona, piden sin cesar a los Espíritus que les inicien en nuevos misterios, sin preguntar si se han hecho dignos de entrar en los secretos del Creador. Estos son los espiritistas imperfectos (los que nosotros llamamos espiriteros), de los cuales algunos se quedan en el camino o se alejan de sus hermanos en creencia, porque retroceden ante la obligación de reformarse, o se reservan sus simpatías para los que participan de sus debilidades o de sus prevenciones. Sin embargo, la aceptación del principio de la doctrina es el primer paso que les hará el segundo más fácil en otra existencia.
El que puede con razón calificarse de verdadero y sincero espiritista está en un grado superior de adelantamiento moral (por eso decimos nosotros que sólo llega al Espiritismo quien lo merece); el espíritu que domina más completamente la materia le da una percepción más clara del porvenir; los principios de la doctrina hacen vibrar en él las fibras que permanecen mudas en los primeros, en una palabra, tiene el corazón enternecido, su fe es también a toda prueba. El primero es como el músico que se conmueve por ciertos acordes, mientras el otro sólo comprende los sonidos. Se reconoce al verdadero espiritista por su transformación moral y por los esfuerzos que hace para dominar sus malas inclinaciones, mientras el uno se complace en su horizonte limitado, el otro, que comprende alguna cosa mejor, se esfuerza en ir más allá y lo consigue siempre, cuando para ello tiene una firme voluntad.
He aquí perfectamente descritos por Allan Kardec el espiritero y el espiritista, siquiera a los primeros no les definiese con el nombre que nosotros hemos aceptado. Y es ocasión de advertir lo que nos ha hecho notar el largo y el profundo estudio de las obras del gran recopilador: que no hay asunto alguno, no hay cuestión, no hay punto de vista en el Espiritismo, que deje de haberlo tratado con su incomparable sentido práctico y clarísima inteligencia, aquel cuyas huellas nos hemos propuesto seguir, siquiera desde luego alcancemos el mismo martirio moral del que supo adelantarse a su siglo, conquistando uno de los primeros lugares al agradecimiento eterno de la humanidad, por cuya regeneración tanto hizo el gran apóstol del Espiritismo.
¡Que él nos ilumine en nuestra misión, pequeña, pequeñísima por la personalidad que se la ha impuesto; pero grande, muy grande, por la fe y la esperanza que la sostiene y sobre todo por la grandeza de la causa a que aquella se consagra!¡Que él nos ilumine, repetimos, para realizar el propósito de estos artículos, cuyo objeto es hacer ver que al Espiritismo debe juzgársele por los espiritistas, no por los espiriteros!

El Vizconde de Torres-Solanot.

Revista de Estudios Psicológicos
(Julio de 1891)

El Año Nuevo



Encontramos en el capítulo sexto de "La Génesis", de Allan Kardec, esta curiosa definición:
“El tiempo no es más que una medida relativa de la sucesión transitorias de las cosas”.
 Desde esta perspectiva ¿debemos despreciar el tiempo, es decir, no tener en consideración las convenciones del calendario? ¿El fin de año, entonces, no es más que un límite, acordado por los expertos, sin mayor importancia para nuestras vidas? ¿Deberíamos los espiritualistas considerar las medidas relativas del espacio y el tiempo, desde el punto de vista del conocimiento de la eternidad de la vida y de la inmortalidad del alma, o se tornan simplemente absurdas?
El capítulo al que nos referimos trata de los problemas fundamentales del espacio, el tiempo, la materia, el espíritu, la creación y la vida. Y nos muestra la relatividad de nuestros conceptos, así como nos demuestra la importancia de lo relativo, en el proceso de desenvolvimiento espiritual. Se trata del capítulo sobre uranografía general, recibido del espíritu Galileo por el astrónomo Camille Flammarion, en la Sociedad Espírita de Paris y que Allan Kardec incluyó en la obra, bajo la orientación del Espíritu de Verdad, como uno de los puntos esenciales del libro.
En "El libro de los Espíritus" nos es dada la visión del universo desde una condición trinitaria: lo constituyen dos elementos generales, espíritu y materia, que se encuentran subordinados al poder supremo del Creador, Dios nuestro Padre. Se trata de la trinidad universal, como bien señala Kardec. Asimismo, en el reseñado capítulo de "La Génesis", vamos a encontrar la apreciación de los conceptos de espacio y tiempo en función de esta perspectiva trinitaria del universo. Espacio-tiempo son formas conceptuales y, por tanto, finitas, condicionadas a la relatividad de los sentidos humanos, de aquello que podríamos llamar lo “inmenso infinito” de la realidad superior que se nos escapa.
Esquematizando el problema para hacerlo más inteligible podemos exponerlo, dentro de la propia explicación del texto, de la siguiente manera:
a) El universo, en su constitución triple, es infinito en todos los sentidos, tanto espacial como temporal y conceptual.
b) El espacio no es más que la medida relativa de la extensión, cualidad perceptible de la inmensidad. Es decir: existe la inmensidad de la que percibimos la extensión, que nos permite formular el concepto de espacio.
c) El tiempo no es más que la medida relativa de la sucesión de las cosas, en la duración, que es la cualidad perceptible de la eternidad. Es decir: existe la eternidad de la que percibimos la duración, que nos permite formular el concepto de tiempo.
d) Inmensidad y eternidad, como aspectos de lo Absoluto, pertenecen a la realidad superior, al dominio supremo de la Creación, donde conseguimos intuir la presencia de Dios.
La medida del tiempo, que nos lleva a marcar los días, los meses y los años, aunque convencionalmente, tiene, por tanto, una realidad que la fundamenta. Contando los años, estamos contando nuestra percepción del fluir en la duración de la eternidad. De la misma manera que contando los kilómetros estamos contando el fluir de la extensión de la inmensidad. Y tanto el tiempo como el espacio son reales para nosotros, en nuestra condición de seres condicionados en la relatividad del mundo. No podemos vivir sin contarlos, sin tener en consideración la existencia real del espacio y del tiempo.
Sin embargo, desde el punto de vista espírita, lo sustancial del tema es comprender la relatividad de las cosas a fin de no servirnos de ellas como siendo necesidades inmediatas, sino realidades absolutas, es decir, como circunstancias necesarias de transcendencia transformadora. El espacio y el tiempo deben ser para nosotros, espiritistas, que pretendemos lo Eterno, instrumentos de comprensión de la Realidad superior y no formas de apego a la realidad transitoria. Eso fue lo que nos enseñó el Maestro Jesús cuando afirmó que aquel que se apega a la vida la perderá, tanto como el que por Él la pierda la encontrará. Porque apegarse a la vida es ligarse enteramente a los conceptos relativos de espacio y tiempo, considerando la efímera encarnación terrena como la única forma de vida, de la que después sólo viene la muerte. Por el contrario, el desapego a la vida es comprender su relatividad, su naturaleza transitoria y, por eso mismo, aprender, con las enseñanzas del Maestro, a utilizarla como simple medio de progreso espiritual para nuestra ascensión a la vida mayor.
Debemos considerar que, en nuestra existencia temporaria en el orbe terráqueo, cada año que finaliza es una fracción del tiempo, que usamos, bien o mal, en nuestro proceso evolutivo. Por consiguiente, el fin de año se convierte en una oportunidad para evaluar nuestro buen o mal uso del tiempo, realizando el balance de nuestra vida de la misma forma en que se realizan las cuentas de pérdidas y ganancias de las actividades empresariales. Es un equívoco tanto pensar que el fin de año no significa nada cuanto atribuirle excesiva importancia. El año llega a su fin. Pensemos en lo que hicimos durante su transcurso y veamos lo que podemos hacer mejor en el devenir del próximo año. No obstante, no cometamos el error de, observando lo que dejamos sin hacer en el año que finaliza, caer en la desesperación por lo no logrado o no considerado. Tenemos por delante un año nuevo, completamente intacto, como un regalo de lo Eterno de nuestra realización en la duración.
Miguel Vera Gallego
Murcia, a 27 de diciembre de 2012

Fundamentos del Espiritismo


Curioso e interesado lector, que acaso ojeas por primera vez este periódico, con inquietudes espirituales, en busca de respuestas sobre lo que es realmente el espiritismo. Deja que te muestre el camino hacia la auténtica verdad, a través de la experiencia que ha cambiado mi vida. Que te haga partícipe de como llegué yo al principio del sendero por si puede servirte de guía en tu peregrinar de lo espiritualista a lo espirita.
Desde pequeñita me sentí especial, quizás demasiado sensible para la época que me tocó vivir, con el germen de lo espiritual encerrado muy dentro de mi ser esperando poder florecer un día no muy lejano. Me sentía incomprendida, con grandes lagunas de vacío, sobre todo en la adolescencia, traumas educacionales, amoríos sin final feliz, todo parecía una montaña imposible de escalar.
Llevaba mucho tiempo buscando ese “algo” que le faltaba a mi rutina diaria. Siempre creí, a decir verdad, en la existencia de Dios, en que no todo acababa aquí... no perdía la esperanza de que fuera cierto, porque, ¿qué sentido tendría la existencia sino? Pero la vida es dura, nos da una de cal y otra de arena. Más sufrimiento que placer las más de las veces; y te desesperas cuando desconoces la verdad y te preguntas ¿por qué a mí?... momentos difíciles hay en los que no sabes cómo salir del pozo de la depresión, te aferras con uñas y dientes al último rayo de esperanza para salir a flote, pides ayuda interiormente y finalmente la luz se hace. ¿quién te guía por esos páramos desiertos y oscuros ? ¿Tu “ángel de la guarda”, quizás?
Debió ser sin duda mi “ángel guardián” quien guió los míos hacia este Centro Espirita en el que he encontrado mi segunda casa. Espíritus afines con los que comparto penas y alegrías, que siempre están ahí para echarme una mano cuando lo necesito. Aquí aprendo cuanto preciso para reafirmarme en que muerte es vida, que nada acaba, que todo va mutando y evolucionando sin fin en la naturaleza y nosotros los humanos no somos una excepción. Que llega el momento en que cambiamos de traje porque así lo requiere el guion, pero que en el fondo seguimos siendo los mismos espíritus inmortales. Si aún no te queda claro que sobrevivimos a nuestro fin terrenal aquí te dejo unas palabritas que sin duda te reconfortarán y ayudarán a comprender.
¿Que son los espíritus?
“Los espíritus son seres inteligentes de la creación que pueblan el espacio. Constituyen un mundo aparte, el mundo de los espíritus, el cuál preexiste y sobrevive a todo.
Son las almas de los que han vivido en la Tierra o en otros mundos.
Son seres semejantes a nosotros, o mejor dicho, son nuestra realidad después de la muerte del cuerpo físico.
Los espíritus se encuentran en todas partes, los tenemos a nuestro lado influenciándonos; son uno de los poderes de la naturaleza, e instrumentos de los que se vale Dios para realizar sus miras providenciales. Cada Espíritu es una unidad indivisible y por difícil que pueda parecer, los espíritus no tienen fin.
Atraviesan la materia, lo penetran todo, el aire, la tierra, el agua, hasta el mismo fuego les son igualmente accesibles.
¿Qué es el espiritismo?
Es la ciencia que estudia el origen, la naturaleza y destino de los espíritus, dándonos una visión más exacta sobre la vida en el plano espiritual, las leyes que lo rigen y su relación con el plano físico. Tiene tres aspectos: científico, filosófico y moral. Aunque su principal objetivo es la transformación moral del hombre.
¿Qué revela el Espiritismo?
Revela conceptos nuevos y profundos con respecto a Dios, el universo, a los hombres, a los espíritus y a las leyes que rigen la vida. ¿qué somos? ¿de dónde venimos? ¿hacia dónde vamos?
¿cuál es la razón del dolor y el sufrimiento en la Tierra? ¿qué hay más allá? etc.
“El espiritismo es al mismo tiempo una ciencia de observación y una doctrina filosófica. Como ciencia práctica, consiste en las relaciones que se establecen entre nosotros y los Espíritus; como filosofía comprende todas las consecuencias morales que derivan de esas mismas relaciones.
Sin ser una religión desemboca en las ideas religiosas, haciéndolas surgir en los que no las tienen, y fortaleciéndolas en aquellos en quienes son vacilantes.
El espiritismo es en su esencia cristiano porque la moral que enseña no es sino el desarrollo y la aplicación de la moral de Cristo, la más pura de todas y cuya superioridad nadie discute, lo que constituye una prueba contundente de que está en la Ley de Dios y la moral es para todo el mundo.
"El espiritismo instituirá la verdadera religión, la religión natural, aquella que parte del corazón y va directamente a Dios.”

Principales objetivos del espiritismo
-Realizar el progreso espiritual de la humanidad.
-Transformar al hombre en un ser de bien y en consecuencia, a la sociedad.
-Revivir el cristianismo puro sobre la base de las enseñanzas de Jesús.
-Dar al hombre una fe solida basada en la razón.
El ideal del espiritismo es consecuentemente, lograr tales objetivos, independientemente de los valores económicos y de las formas exteriores o los convencionalismos restrictivos; puede ser cultivado tanto por el pobre como por el rico, por el joven como por el viejo, por el enfermo como por el sano, pues está enteramente ligado al mundo subjetivo de cada ser, donde se opera la transformación del espíritu eterno. Llegó a la Tierra para ayudar al hombre a resolver sus problemas, haciéndole ver su realidad espiritual y encaminándole hacia un conocimiento superior de la vida.
Principales fundamentos
Las enseñanzas de los espíritus superiores se fundamentan en:
-La existencia de Dios: Inteligencia suprema, causa primera de todas las cosas.
-La inmortalidad del alma: Somos en esencia espíritus , los seres inteligentes de la creación. El Espíritu es el principio inteligente del universo.
-La reencarnación: Creado simple e ignorante, el Espíritu decide y crea su propio destino usando el libre albedrío. Su progreso es consecuencia de las experiencias adquiridas en las sucesivas existencias, evolucionando constantemente, tanto en inteligencia como en moralidad.
-La pluralidad de mundos habitados: Los diferentes orbes del universo constituyen las diferentes moradas de los Espíritus y sirven de escuela durante el camino evolutivo.
-La comunicabilidad de los espíritus: Los espíritus son los seres humanos desencarnados. A través de los médiums pueden comunicarse con el mundo material.
-La moral espírita: Basada en el Evangelio de Jesús, como máxima moral para la vida.

Cielo Gallego
Centro Espírita "Entre el Cielo y la Tierra"

Pensamiento y Voluntad (Ciclo control y desarrollo emocional - IV)



En la tercera parte de este ciclo de artículos sobre el control emocional, vimos como en nuestras reacciones subconscientes, la imaginación tenía un papel clave a la hora de amplificar los estímulos sensoriales, creando a partir de ellos, gran parte de nuestras emociones. La imaginación y por tanto el pensamiento, son poderosas herramientas amplificadoras de las emociones y de los sentimientos. Diferenciando emociones de sentimientos, según se exterioricen o permanezcan en nuestro interior. “Emoción” etimológicamente significa movimiento exterior y por tanto, mientras un sentimiento no se manifieste en el exterior a través de una acción, no será emoción.
Muchos de los libros de autoayuda se fundamentan en esta afirmación: “el pensamiento y la voluntad pueden moldear el sentimiento”. De esta forma desarrollan sus fórmulas para ganar confianza en uno mismo, obtener éxito, mejorar nuestra capacidad de relacionarnos, eliminar bloqueos, encontrar la felicidad o la autosatisfacción.
Muchos de estos libros son útiles pero no profundizan realmente en el proceso creador del sentimiento a partir del pensamiento, simplemente lo aplican para obtener sus objetivos, a veces no demasiado espirituales sino más bien materiales.
Cada uno debemos preguntarnos:
-¿Controlamos realmente nuestros pensamientos?
-¿Somos dominados por continuas distracciones en el estudio, trabajo, hobbies, etc.? ¿Carecemos de capacidad de concentración, atención, etc.?

-¿Qué nos impide controlar nuestros pensamientos?
¡Cuántos hay que no saben lo quieren...! y lo que creen que quieren, sólo lo quieren engañados por los aspectos exteriores que les rodean.
Básicamente podemos hablar principalmente de tres causas generales que nos impiden controlar nuestros pensamientos, causas físicas, intelectuales y morales.
Causas físicas.
a) Debilidad orgánica, tensión neuromuscular y estrés.
Es conocido la capacidad del cuerpo humano en redistribuir sus recursos ante cualquier desequilibrio crítico para atender las zonas que más lo necesitan desatendiendo capacidades menos necesitadas en esos momentos, como la intelectiva.
Por otro lado, la tensión neuromuscular y el estrés son una causa de frecuentes bloqueos en nuestras capacidades psíquicas. La tensión neuromuscular bloquea nuestra energía vital limitando su correcto fluir por nuestro organismo. El estrés impide que podamos relajarnos correctamente desgastando enormes cantidades de energía psíquica. También impide que nos concentremos plenamente en áreas ajenas al objeto de nuestras preocupaciones.
b) Mala alimentación y excesos.
La carencia de nutrientes conlleva debilidad orgánica evidentemente, pero principalmente son los excesos y la malnutrición, los máximos culpables de nuestra desorganización física en comparación con las carencias que podamos tener.
El consumo de azúcares simples, alimentos refinados (pan blanco, pasta, arroz pulido,...) y excesivamente procesados con potenciadores de sabor, erosiona nuestra salud acidificando nuestro organismo, debilita nuestra energía vital, principalmente en individuos con hiperinsulinismo (preludio de una futura diabetes), causándonos períodos de hipoglucemia que merma la capacidad intelectiva y motora temporalmente, o nos incita a seguir alimentándonos fomentando la obesidad.
En mayor medida es desaconsejable totalmente el consumo de alcohol, tabaco o cualquier otra droga. Estas drogas, tóxicas para nuestra salud, afectan directamente a nuestras capacidades psíquicas, y nunca podremos escapar indemnes a sus efectos físicos y espirituales.
Causas intelectuales.
a) Indisciplina y carencia de ejercicio mental, mala educación de la atención, dispersión mental.
El cerebro, como órgano físico de la mente, se comporta en cuanto a capacidades, como un músculo, es decir, necesita ser entrenado para estar realmente en forma.
El más mínimo ejercicio mental reporta excelentes frutos en cuanto a agilidad y capacidad de concentración. La carencia de ejercicio mental nos lleva a la pérdida de memoria y capacidad de concentración, necesarios por ejemplo para el estudio. El estudio a su vez es un magnífico ejercicio mental que nos aporta un doble o triple beneficio. En primer lugar el conocimiento adquirido, en segundo el ejercicio mental que conlleva, y en tercer lugar el establecimiento del hábito de estudiar que nos aleja de la ociosidad y nos facilita la propia tarea del estudio, llegando a favorecer el gusto por el aprendizaje.
Nos vendrán bien por tanto, todo tipo de ejercicios mentales que fomenten la visión espacial, la memoria fotográfica, la atención, la agilidad mental, la capacidad de asociación y deducción, etc.
b) Carencia de economía psíquica. La dificultad que tenemos en alcanzar una buena concentración, nos lleva además a ser inconstantes una vez alcanzada. Entrando difícilmente pero saliendo fácilmente. Todo ello conlleva un gran esfuerzo psíquico que nos deja agotados porque muchas veces no llegamos a alcanzar un mínimo de concentración. Expertos en el tema aseguran que el cansancio de dos horas de concentración perfecta pueden ser recuperadas en apenas cinco minutos de relajación plena. A esto añadimos que tampoco sabemos relajarnos plenamente ni cinco minutos.
Como principales consejos en este punto, debemos decir que a ser posible, debemos abordar nuestros problemas uno a uno, siguiendo una lista, para alcanzar puntualmente en cada uno de ellos el estado de mayor concentración que podamos alcanzar. Deberemos evitar salir de la concentración accidentalmente, mediante el ejercicio, y tomar cada media hora al principio, cada hora después, unos cinco minutos de relajación plena. Previamente debemos practicar ejercicios de relajación al igual que los de concentración. Un buen ejercicio de relajación es concentrarnos en nuestra respiración y después contar hacia atrás mentalmente conforme vamos relajando todos los músculos. Otro ejercicio de relajación interesante es concentrarnos en nuestra respiración, sentir como en cada inspiración nos llenamos de energía nueva que nos inunda y posteriormente en la exhalación sentir como descargamos la energía antigua extenuada.

c) Excesiva preponderancia de la razón (pensamiento lógico-materialista, inductivo) sobre la intuición (pensamiento análogo, lateral).
Estudios sobre los hemisferios cerebrales concluyen que ambos hemisferios tienen funciones muy diferentes. El hemisferio izquierdo del neocortex cerebral se encarga de funciones principalmente lógicas y racionales, incluyendo el lenguaje, mientras que el hemisferio derecho es responsable de la creatividad, la intuición, la visión abstracta y panorámica.
En occidente estamos influenciados socialmente por la lógica materialista del consumismo y la educación establecida, potenciando las funciones del hemisferio izquierdo racional frente a las del derecho más emocional. Las culturas orientales tienen más equilibradas ambas partes gracias a su visión más espiritual de la vida.
El cerebro femenino, en este sentido y en muchos otros, está mucho más desarrollado que el cerebro masculino. El número de interconexiones en el cuerpo calloso, unión entre ambos hemisferios, es mucho mayor y esto repercute en un comportamiento y comprensión más emocional. El lenguaje y por tanto la comunicación, es mucho más emocional y las observaciones de la realidad son más intuitivas y certeras, gracias a la percepción de los detalles emocionales simultáneamente a las palabras recibidas, las cuales pueden ser más fácilmente falseadas.
Para poder acceder a pensamientos creativos y enriquecer nuestros pensamientos con dotes de inteligencia emocional, debemos saber cambiar de modo de operar mentalmente, de modo lógico a modo creativo-intuitivo. Es un requisito para alcanzar el conocimiento de uno mismo. Debemos juzgar si nuestros pensamientos siguen una lógica materialista o bien siguen un punto de vista espiritual. Por ello será necesario alcanzar un profundo conocimiento espiritual, capaz de fundamentar nuestros pensamientos por analogía, con criterio moral.
El sentimiento y la emoción es el lenguaje de nuestro interior. Funciones que nos son transmitidas principalmente por el hemisferio derecho, más emocional e intuitivo. Es el mecanismo automático del lenguaje, propio del hemisferio izquierdo, el que muchas veces “sobreescribe” cualquier mensaje de nuestro interior. Tenemos pues que acallar al “Hablante”, la voz de nuestro ego, el primer interesado en separarnos de las débiles sugestiones de nuestra conciencia interior. Por ello es tan difícil alcanzar el silencio absoluto de la mente cuando estamos meditando. Parece que el ego siempre tiene que dar su opinión. Para doblegarlo no bastará simplemente ejercitar meditando con la mente en blanco, deberemos desarrollar nuestra voluntad (ver causas morales).
Causas morales.
La baja moralidad es la principal causa de nuestra incapacidad de controlar nuestros pensamientos. No podemos dominar nuestra mente si antes no somos dueños de nosotros mismos. La Fuerza Moral es el fundamento de la verdadera Voluntad.
a) Gobernados por “dioses internos”
El reino de nuestra mente tiene muchos “señores” o “dioses internos”. Ejercen su influencia y muchas veces consiguen gobernar nuestra mente, doblegando nuestra voluntad, mientras que lo permita la falta de moralidad.
Estos “dioses internos”, están formados por temores, vicios, hábitos e ideas asimiladas inconscientemente en experiencias pasadas que automatizadas se comportan con tanta fuerza como nuestros instintos naturales, suplantándolos en ocasiones.
Los instintos naturales nos guían en las primeras etapas de nuestra existencia, cuando la inteligencia no está lo suficientemente desarrollada para llevarnos por el buen camino.
El desarrollo de la inteligencia marca el comienzo del fin de los instintos, pero sólo la inteligencia no será suficiente. La reforma moral permitirá la liberación de poderosas corrientes interiores, que asociadas a la inteligencia, persisten en nuestro mundo mental como el egoísmo y el orgullo, artificios mentales que utilizan a la inteligencia para alcanzar sus propósitos sin salir fortalecidos.
b) Carencia de contenidos fluídico-mentales descendentes.
Todos somos médiums con respecto al ambiente en que nos sintonizamos. Muchas veces somos incapaces de sintonizar con contenidos elevados que al descender nos impulsan y alientan, mediante la intuición de pensamientos fortalecedores, hacia la transformación moral. La práctica de la oración es ingrediente fundamental para la buena salud psíquico-espiritual.
c) Sintonización con contenidos fluídico-mentales ascendentes.

Frecuentemente sintonizamos con corrientes mentales livianas de bajo tenor. Transformamos nuestro ambiente espiritual en reflejos de nuestra vida mental. Nos rodeamos de aquellas entidades con las que sintonizamos, ocurriendo entonces distintos fenómenos de interrelación encarnado-desencarnado, desde la simple transmisión de pensamientos a las complejas obsesiones y subyugaciones que nos revela el Espiritismo.
d) Carencia de Voluntad
La falta de moral implica falta de verdadera voluntad. Las mayores pruebas para la Voluntad son siempre las pruebas morales.
"La obediencia es el consentimiento de la razón y la resignación es el consentimiento del corazón" (El Evangelio según el Espiritismo cap. IX, ítem 8).
Quizás las mayores pruebas son la obediencia y la resignación. Descubrimos aquí cómo las dos facetas fundamentales del ser humano, la razón y el corazón, pueden ser ambas dominadas por la Voluntad mediante la Moral.
No hay obediencia real sin libertad, puesto que el esclavo no obedece realmente sino que acata órdenes. Debemos ser libres realmente de nuestras pasiones y “dioses internos” para poder elegir obedecer libremente la acción más elevada en cada momento de nuestras vidas. El estudio nos permitirá alcanzar el conocimiento espiritual que nos permita discernir y hacernos conscientes de las acciones más elevadas en cada situación.
No hay resignación real sin sentimientos completamente desarrollados (amor). Sólo amando libremente al prójimo como a uno mismo podremos realmente resignarnos.
Cualquier sacrificio implica una pérdida material pero también una ganancia espiritual. Sin sentimientos desarrollados no podremos valorar el mundo espiritual lo suficiente como para esforzarnos lo suficiente por él.
Desarrollar nuestros sentimientos es una de las principales tareas que venimos a realizar en nuestras encarnaciones. Cuando todos hayamos desarrollado nuestros sentimientos al nivel de ser capaces de sentir el verdadero Amor, amaremos constantemente y no soportaremos la idea de dejar de amar, beneficiando sistemáticamente nuestro entorno, contagiándoles nuestro amor.
El desarrollo de la Voluntad es paralelo al desarrollo de nuestros sentimientos y conocimiento espiritual. El “Evangelio según el Espiritismo” de Allan Kardec, es actualmente el mejor manual psicoterapéutico a nuestro alcance. Tengamos como práctica diaria su lectura y sintamos sus beneficios en nosotros y en los que nos rodean. Practiquemos la lectura del Evangelio en el hogar y hagamos de nuestra casa, un hogar espiritual para los buenos espíritus que trabajan en nuestro entorno. Su paz y armonía son luz que disipan las sombras que nos acechan.

José Ignacio Modamio Rica
Centro Espírita "Entre el Cielo y la Tierra".


CICLO COMPLETO (4 artículos)

http://www.elangeldelbien.com/2012/04/instintos-y-emociones-subconscientes.html
http://www.elangeldelbien.com/2012/10/la-alegria-y-tristeza-ciclo-control-y.html
http://www.elangeldelbien.com/2012/12/cerebro-y-emociones-ciclo-control-y.html
http://www.elangeldelbien.com/2013/03/pensamiento-y-voluntad-ciclo-control-y.html


Los muertos siguen viviendo


Todas las grandes religiones han tenido dos aspectos, uno aparente y otro oculto. En el oculto está el Espíritu, en el aparente la forma y la letra.
Allan Kardec, el codificador de la Doctrina Espírita, dijo que el ser pensante está constituido de tres elementos: El espíritu eterno, que es el principio inteligente del hombre, el periespíritu, o cuerpo de plasma biológico, verificado por la cámara Kirlian y la materia, que es la sombra transitoria que pasa.
El género humano  no es solamente el ser que actúa por sensaciones, sino también por sentimientos.
Por ello hablar de la  muerte y de los muertos especialmente, es algo que nos sumerge en una gran tristeza. Primero porque sabemos que cuando a nuestro cerebro le falta la oxigenación que llega a través de la sangre, morirá y nuestro cuerpo físico también y esto ha de llegar un día. Y después, porque aquellos seres queridos que viven y han vivido con nosotros, que compartieron nuestras vidas y experiencias, llegará un momento en que ya no estarán físicamente a nuestro lado, y esto nos produce desconsuelo y pena.
Pero afecta mucho más a todos aquellos que no conocen las relaciones que existen entre el mundo físico y el mundo espiritual.
La muerte es un fenómeno inherente de la vida, que no se puede dejar de considerar.
Hablar en este artículo de los muertos, es encender una luz de esperanza, y para ello debemos comentar que la continuación de la vida es una realidad y que son muy variados los datos constatados que confirman este comentario:
Los recuerdos de episodios vividos en épocas anteriores que apuntan hacía la reencarnación, las visiones de moribundos en fase terminal que demuestran la presencia de familiares y amigos difuntos que normalmente los vienen a buscar, las experiencias de casi muerte (E.C.M.), durante las cuales la persona permanece consciente y es capaz de observar otro nivel de existencia en el más allá y puede relatar posteriormente lo que observó durante su muerte aparente, las vivencias fuera del cuerpo, o sea las proyecciones del “cuerpo astral” durante las cuales conserva su conciencia despierta, y finalmente la transcomunicación mediúmnica e instrumental (T.C.I.), que permite recibir a través de los aparatos electrónicos actuales, noticias de otros planos de existencia.
La muerte del cuerpo es apenas el cambio de lugar por parte del espíritu. No obstante, debemos recordar que  la muerte no elimina el continuismo de la conciencia tras la separación del cuerpo.
Si desde la más tierna edad se crease el hábito, o la costumbre, de meditar, considerando que la conciencia no muere, permanece, la muerte perdería su efecto tabú de aniquiladora, odiosa destructora del ideal, del ser, de la vida.
El tradicional enigma de lo que sucede después de la muerte debe ser de interés relevante para el hombre, que meditando, encontraría el camino para descifrarlo.
La curiosidad por lo desconocido, la tendencia de investigar los fenómenos nuevos, son atracciones para la mente. La intuición de la vida, el instinto de preservación de la existencia, las experiencias psíquicas del pasado y parapsicológicas del presente, atestiguan que la muerte es un vehículo de transferencia del ser “energético” pensante, de una fase o estado vibratorio a otro, sin importante alteración estructural de su psicología.
De este modo, se muere como se vive, con los mismos contenidos psicológicos que son los cimientos (inconsciencia) del yo racional (conciencia).
En esta panorámica de la vida (en el cuerpo) y de la muerte (del cuerpo) resalta el factor decisivo en el comportamiento humano; el apego a la materia, con sus consecuentes emociones perturbadoras y comportamientos yacentes en la personalidad.
Bajo este punto de vista, la manifestación del instinto de conservación es valiosa, por limitar los desvaríos del hombre.
Decía Ernest Heminway que “El hombre que ha empezado a vivir seriamente por dentro, empieza a vivir más sencillamente por fuera”.
El hombre aspira a sondear lo que le ocurre al otro margen de la vida, y es de allá que han estado viniendo inagotables informaciones, noticias, nuevos desafíos, demostrando todos ellos la indestructibilidad de la vida, rompiendo el engañoso silencio y el falso reposo de los fallecidos.
Fueron aquellos que atravesaron la frontera, los que volvieron para aclarar el acontecimiento mortuorio, hablando sobre la inmortalidad a la que retornaron. Sus lecciones propiciaron el surgimiento de la fe religiosa, de los cultos –aún de los más extravagantes-, de algunas filosofías, pero no superando a la Doctrina Espírita presentada por Allan Kardec.
El resultado de perfeccionadas observaciones y experimentos de laboratorio, probaron la sobrevivencia del ser a su descomposición orgánica. Hay transformación, nunca aniquilamiento. La conciencia no se extingue con la desorganización cerebral. Independiente de ella, se convierte en el instrumento por el cual se expresa, pero, no es indispensable a su existencia.
Los fenómenos mediúmnicos de ectoplasmia, videncia, psicofonía, psicografía y los más modernamente estudiados por la metaciencia, que se vale de complejos aparatos- spiricón, videocóm - atestiguan la continuación e independencia del espíritu a la muerte del cuerpo.
Hemos vivido, vivimos y viviremos, y nos reuniremos con nuestros seres queridos, si nos encontramos en la misma sintonía, en la misma onda espiritual, para ello debemos empezar ya a despojarnos de nuestros egoísmos, de nuestros apegos materiales y elevarnos por encima de lo superfluo, de lo que nos trasciende.

Juan Miguel Fernández Muñoz 
Asoc. Estudios Espíritas de Madrid

Amistad más allá del género



Hay algunas investigaciones, publicaciones de ocio de contenido científico, etc., que se inclinan a considerar que es complicado una relación de auténtica amistad entre hombres y mujeres. Este pensamiento suele incidir que incluso cuando se da realmente, suele estar oculto un resquicio de atracción..., de tal manera que si alguna vez este es lo suficientemente fuerte como para desembocar en una actividad sexual, si esto ocurre, antes o después, la amistad se termina accidentando (sólo en contadas ocasiones esta prosigue más allá de la experiencia sexual).
Sea como fuere, casi todos conocemos casos de amistad entre ambos sexos, aunque quizá también sea cierto que si existe atracción sexual, la cosa se complica bastante por aquello de los condicionamientos biológicos y culturales, a no ser que el impulso sexual sea superado o sublimado.
Hay casos, quizá no demasiados (pero su existencia expresa que sí es posible), que después de agotar una etapa como compañeros sentimentales y finalizar como pareja, la relación continua por los cauces de la amistad... incluso se hace más auténtica.
Qué duda cabe que los hombres y las mujeres están llamados a comprenderse también más allá de los roles sexuales, superando los límites reduccionistas del paradigma sexista. Reducir a la mujer y al hombre, al papel de esposa, novia, marido o amante (es decir, no ir más allá de lo familiar, romántico o lo erótico) es por demás simplista, resultado de una cultura cargada de comodismo emocional e incapaz de ver más allá de las expresiones inmediatistas.
La mujer que le cuesta trabajo ver en el hombre otra cosa que no sea una proyección romántico-sentimental, o el hombre limitado a ver a la mujer como una posibilidad sexual (o viceversa), pasan la vida perdiendo preciosas y transformadoras experiencias de relacionamiento no sexista.
El potencial del ser humano no se agota en el rol de esposos, novios o amantes. Si somos capaces de sentir más allá de esos papeles, tendremos ocasión de tener y disfrutar una relación de amistad también con el otro sexo, porque, qué duda cabe; hay relaciones verdaderamente especiales y nutritivas y no tienen por que ser de pareja, ni tienen por que descansar sobre una base erótico-sentimental (y por lo tanto inestable y en la mayoría de los casos... perecible).
En los últimos 30 años se ha observado un cambio y, al mismo tiempo, un relajamiento en las relaciones entre hombres y mujeres: compartir el mismo espacio laboral, la integración sexual femenina, una menor exigencia reproductiva, etc., han contribuido (por natural mecanismo adaptativo) no solo a encontrar espacios comunes (laborales o de ocio), sino a suavizar los papeles “masculino” o “femenino” (el hombre se hace más consciente de su parte femenina o ánima y la mujer de su parte masculina o ánimus).
Al fin y al cabo, desde el punto de vista de la ciencia del espíritu, “hombre” o “mujer” son términos para nada absolutos, tan solo son expresión temporal del ser inmortal (asexual) que todos somos en esencia.
Parecido a lo que ocurre cuando vencemos prejuicios afectivos en el relacionamiento con personas del mismo sexo, cuando nos atrevemos a ir más allá de los estereotipos sexistas limitadores, el hombre y la mujer pueden experimentar el uno en el otro matices emocionales insospechados y de sublime complicidad. Podemos entrever una verdad esencial oculta en la paradoja de existir en ocasiones, mucho más afecto genuino entre dos amigos, que entre una pareja (sea del sexo que fuere).
La amistad verdadera, como el amor, no entiende de géneros, ni se detiene por los límites (mentales) de la biología o los estereotipos de la cultura.

Juan Manuel Ruiz González

Analizando la doctrina en sus bases



Tres vertientes tiene el Espiritismo, a saber: ciencia, filosofía y moral. Tres aspectos que conforman el trípode donde se asienta el lienzo de la Verdad, la que vamos dilucidando como buenos pintores, contemplando el marco donde estamos encuadrados como humanidad.
De las tres vertientes, la moral es la más importante, la filosófica necesaria para bien conducir nuestra razón y la ciencia indispensable para dar testimonio de nuestra convicción.
Obras hay puramente morales, que nos elevan el sentimiento a Dios, nos hacen contactar con la mónada sublime que llevamos dentro y sacar la esencia más pura que nuestro espíritu posee a imagen y semejanza de Quien nos creó. Este sentimiento religioso, de unión al Ser Creador, incognoscible para nuestra mente, no tanto para nuestro corazón, pero no fideístas, porque vemos a Dios reflejado en sus obras; este sentimiento, es el parangón que nos hace vibrar en coordenadas más sublimes y estar en unión de pensamiento con las entidades más amorosas del plano extrafísico o espiritual. Es ahí donde la felicidad nos inunda y el alma rebosada de ese trance casi místico siente la dicha de estar en comunión espiritual con Dios y nuestros hermanos más esclarecidos que están en el otro plano. Moral, ética y religión, conceptos que fuera del espiritismo tienen una acepción bien propia y característica: moral costumbres aprehendidas propias de una cultura o creencia; ética: valores universales que razonan la moral y la ponen en tela de juicio; religión: conjunto de creencias, ritos y dogmas que conforman un credo, de origen divino y por tanto inmutable, "palabra de Dios". En Espiritismo, la religión es aquello que nos hace ser más bondadosos con el prójimo, no importando la creencia per se, siendo pues aquello que nos acerca a las vibraciones amorosas donde Dios esparce la semilla de los nobles sentimientos. La moral espírita, nace de la moral cristiana, pero está analizada, revitalizada por los nuevos mensajes de los espíritus superiores. Y la Ética sigue siendo este juez universal que coordina la validez o no de un postulado moral.
Libros filosóficos, muchos. León Denis, Allan Kardec, Camille Flammarion, etc. Cualquier razonamiento acerca de las revelaciones espíritas con nuestros conocimientos ya es fomentar el espíritu investigador de la Verdad, la metodización y análisis del conocimiento. La episteme y la doxa trabajando. Lo fenomenológico analizando la realidad. La mente asentando los juicios propios y ponderando todas las posibilidades abiertas en el campo. Sin filosofía no hay comprensión y encauzamiento de la parte moral. Veamos sin más a Sócrates, gran paradigma de lo que acabo de expresar. O a nuestro insigne pedagogo y codificador Allan Kardec, que mediante la inducción y el rigor metodológico de sus razonamientos asentó la doctrina espírita.
Libros científicos, menos. La ciencia es indispensable para atestiguar la veracidad de lo dicho, salir del mero sofisma, y ratificar con el dato la hipótesis, la tesis propuesta. Pero en Espiritismo los datos científicos van unidos a la filosofía pues postulan y van más allá de lo mostrado. Para ver una obra 100% científica habría que recurrir a Crookes, a Richet, o a la parapsicología, pues ellos no parten de una filosofía donde englobar dichos fenómenos, los exponen sin más. Y sin una fundamentación clara crean más dudas que certezas.
Kardec usó el método científico, pero probada la razón de las comunicaciones no se preocupó de los límites del positivismo científico y continúo aceptando la "revelación espírita" como coadyuvante en el asentamiento de la Verdad Filosofía por excelencia, ¿quién soy, de dónde vengo, a dónde voy? Aquí utilizó el razonamiento filosófico de inducción y deducción, construyendo con suma prudencia el edificio teórico que más cabalmente daba explicación a todos los fenómenos espiritistas. Y dejó dicho, "en aquello que la ciencia nos demuestre que estamos errados, rectificaremos", pues "el espiritismo si se aleja de la ciencia está condenado a extraviarse". Kardec postuló su tesis, con la firme convicción de que la ciencia iría corroborando esta Verdad tan grande que era excesivamente abstracta para los métodos insensibles de su tiempo, aguardando que el futuro daría el espaldarazo definitivo a lo que quedaba asentado en la Codificación Espiritista.
Por tanto en Espiritismo, tenemos que la ciencia es espiritual, del alma, pues explica cosas de la misma que ninguna otra doctrina puede explicar. No es psicología, aunque en muchos aspectos se solapan y se ayudan mutuamente a dar explicación a fenómenos oscuros para la ciencia oficial; pero su punto de alcance es propio y genuino y si bien se presta a entrar en contacto con las disciplinas y ciencias oficiales, ella de por sí, es una ciencia propia, espiritual, con una metodología basada en la experimentación, la deducción, la correlación de los mensajes recibidos en los distintos puntos del planeta y su comprobación; no obedece al estricto tratamiento de la parapsicología más material, pues el fenómeno no se puede repetir a gusto del investigador y hay variables no tenidas en cuenta que afectan el resultado de la investigación, cayendo por tanto en sesgos y contaminación experimental; el método espírita es más abierto y elástico, dando cabida a toda la fenomenología.
Confundir estos conceptos, puede llevar al neófito a errores teóricos no propios del Espiritismo, o a pensar en una panacea. El espiritismo es la parte espiritual revivida, la parte material es la palpable, la escalera de Jacob va de este mundo palpable al mundo más impalpable sin lugar a la separación, es un conocimiento holista, el ser humano es un todo, una gestalt de sí mismo y de lo que le envuelve. Aislar un componente, y no tendréis a un ser humano, ni la ecuación dará el resultado correcto, pues estará obviada una parte fundamental de su operación y por tanto el error de medida será considerable.

Jesús Gutiérrez Lucas 

Biografía Manuel Sanz Benito



El Dr. Manuel Sanz Benito nació en Madrid el 15 de Febrero de 1960.
Comenzó la carrera de Filosofía y Letras, en la que a los 18 años tomó el grado de licenciado y a los 21 el de doctor. A los 22 años de edad presentó el programa de oposiciones para la cátedra de Psicología, Lógica y Ética del Instituto de Lugo. Los ejercicios se verificaron dos años después, obtuvo la cátedra, y fue a vivir a dicha población, donde estuvo tres años, siendo trasladado después, a petición suya, a Guadalajara, donde permaneció seis.
Previa oposición obtuvo la cátedra de Metafísica de la Universidad de Barcelona, en 15 de Mayo de 1893.
Allí se enalteció su figura, debido a que los estudiantes se dividieron en dos bandos, y produjeron un gran escándalo. Por permuta fue trasladado a la cátedra de Metafísica de Valladolid en 12 de Enero de 1894 y en 18 de Febrero de 1910 fue renombrado Catedrático numerario de Lógica fundamental de la Universidad Central.
Falleció en 12 de Julio de 1911.
En el Grado de Doctor tuvo la nota de sobresaliente. Al cursar el Doctorado obtuvo por unanimidad del Claustro el Premio Extraordinario.
En las diversas asignaturas, cursadas en la Universidad Central, conquistó nueva notas de sobresaliente, tres premios extraordinarios y dos Menciones Honoríficas.
Cursó y aprobó con buenas notas las asignaturas de Bibliografía e Historia Literaria en la Escuela Diplomática de Madrid; y la de Ampliación de Física en la Facultad de Ciencias de dicha capital.
Contaba 17 años de edad, cuando publicó en El Globo de Madrid, su primer artículo titulado "El Cielo"; y por este tiempo comenzó a colaborar en El Criterio Espiritista y algunas otras revistas; sosteniendo frecuentes controversias en la Sociedad Espiritista Española.
Ha publicado, en fechas diversas, las obras siguientes:
La Ciencia Espírita; La Psiquis; Determinismo y Libertad; Filosofía Popular; Le Spiritualisme philosophique y Propedeútica Lógica.
Tomó parte de los Congresos Internacionales Espiritistas de Barcelona en 1888; de París, en 1889; y de Madrid 1892. Estudió atentamente los dictados del notable médium sonámbulo Don Tomás Sánchez Escribano, y los escritos de los médiums Suárez, Basols, Huelbes, y otros. Sus últimas investigaciones de Psico-Física forman parte importante de los estudios del Espiritismo, o Psicología Experimental.

En 9 de Noviembre de 1903 fue nombrado en comisión para ampliar estos estudios en el Extranjero.
La Gaceta de Madrid de 4 de Octubre de 1905 publicó sus conclusiones.
En París dio una conferencia en la Soborna, sobre estas materias, y varias semanales en la Universidad de Valladolid. Sus conferencias en los centros espiritistas de Madrid y Barcelona, fueron varias en épocas diversas.
A los 21 años desempeñó en la Universidad, por algún tiempo, la cátedra de Historia de la Colonización Inglesa y Holandesa.
En compañía del señor Vizconde de Torres-Solanot asistió al Congreso Internacional de la Paz de Roma, en 1891, en representación de la Liga Internacional de la Paz y Fraternidad de los Pueblos de Barcelona; y como ya estaban cerca, ambos amigos fueron a Nápoles a estudiar los fenómenos de la célebre médium Eusapia Paladino.
Con propósito de unas grandes fiestas, que hubo en Madrid por el Centenario del Descubrimiento de América en 1892, discutió sobre la Paz en la Universidad.
En "El Fomento de las Artes de Madrid" fue Director de Estudios, Profesor de Geografía, y Representante en el Congreso Español de Geografía Colonial y Mercantil.
Dio conferencias en los Círculos Mercantiles, dada la importancia del Caribe en la Paz.

Méritos y Servicios Diversos
Entre ellos figuran: premio de Taquigrafía por la Sociedad Económica Matritense; traquigráfico auxiliar del Senado; estudio del Volafsiik; colaboraciones en la prensa de España y el Extranjero; fundador de la Caridad Escolar de Guadalajara; presidente y vice en los Ateneos de Guadalajara y Valladolid; concejal del Ayuntamiento en esta ciudad; estudio de la reforma de escuelas; cargos elevados en el Círculo Nacional de la Juventud, Liga contra la ignorancia y Ateneo de Filosofía y Letras de Madrid; miembro de tribunales de oposiciones a cátedras de Bilbao, Cabra y Universidad Central; profesor de francés por uno y dos cursos en Lugo y Guadalajara; colaborador activo de las Asociaciones Literarias y Artísticas Internacional de París y nacionales de Madrid y Lugo; asistente de la Exposición de Artes Industriales de Barcelona, en la que fue vocal, y a los Congresos Ibero- Americanos de Madrid y Valladolid, Pedagógico, Literario de Barcelona, y Exposición Histórico- Americanas, decano de la su facultad en Valladolid, Rector interino y propuesto en terna para Rector; premiado con 500 Pesetas por trabajos extraordinarios de extensión universitaria.

La desencarnación
Todo el invierno último, con algunas alternativas de mejoría, estuvo grave, a pesar de tener los mejores especialistas. Cuando se iba reponiendo le dio un ataque al hígado y en 48 horas se fue. Ha tenido una paciencia y resignación admirables durante su enfermedad. Tuvo muchos días sin descansar. Nunca se ha desesperado ni quejado. Su muerte ha sido la del sabio y bueno sumiso a la Ley.

Descanse en Paz su espíritu.
Recordemos todos juntos, en íntimo haz colectivo y solidario, que si han pasado las plácidas horas, esto es poca cosa comparado con lo que nos reserva el porvenir; torneos pacíficos de concordia y ayuda mutua en los dolores; excursiones internacionales en vasta escala; cernimiento sobre nuestro bello mundo; panoramas y albores de auroras de planetas superiores; y sobre todo, el cielo de la virtud y la ciencia, que llevaresmos a todas partes, si seguimos el ejemplo del amigo y hermano, que acaba de salir de su cárcel, como la mariposa abandona su crisálida.

Veamos aquí una realidad inalterable, sean los que fueren los cuadros descriptivos de pintores coloristas.
Enaltecemos a su esposa y a los espiritistas, que han acompañado al doliente con verdadero cariño en toda su enfermedad, sin separarse de su lado en los últimos días.
El entierro se ha efectuado en al Cementerio Civil del Este, presidido por el Rector de la Universidad, Decano de la Facultad de Filosofía y Letras, Claustro de profesores y parientes cercanos.
Lamentamos la ausencia temporal de tan distinguido hermano.

Manuel Navarro Murillo
Tomado de "La Evolución" Revista mensual de Espiritismo Progresivo. Barcelona 1º de Septiembre de 1911.

Editorial número 23



Amigos, lectores, hermanos en creencias.
Comenzamos un nuevo periodo marcado por el nuevo año natural. Una nueva época, llena de oportunidades de progreso, cambio y mejora.

El mundo parece pender de un hilo, ante nuestros ojos todo parece derrumbarse y sumergir en la miseria a miles de personas diariamente.

Aquí queremos recordar que el pensamiento es creador y nos guste o no, lo creamos o no, esto es así.
El dominio de nuestra mente, máquina controlada por el espíritu encarnado, es fundamental para asegurar nuestra salud, nuestro bienestar y el cambio tan esperado hacia un mundo mejor, una sociedad más justa.

Este cambio se está dando, pero el Espiritismo nos enseña dos cosas: nada pasa por casualidad y la otra, todo se eslabona en la Naturaleza, desde el átomo al Arcángel, pues este último empezó siendo átomo.

¿Cómo cambiar el mundo?

¿Cómo crear esa sociedad mejor?

Empezando por nosotros mismos, ese es el gran secreto, esa es la gran verdad. El cambio empieza en nuestro interior, cuando dejemos de sintonizar con pensamientos infelices, donde habitan y se divierten los espíritus ligeros y empecemos a crear un nuevo mundo de ideas positivas, de regeneración, empezaremos a irradiar esa energía, empezaremos a sentir el cambio y nuestra mente, cambiando de patrón vibratorio, dejará de contribuir a que las desgracias sean mayores, para no sólo poner freno a esta época de caos, sino contribuir a una época mejor donde todos nos ayudemos, donde todos nos queramos y donde todos seamos felices.

Como dijimos al principio, el pensamiento es creador, es el responsable de nuestra sintonía con los espíritus, así como de las personas que nos rodean. Influye en nuestro estado de ánimo, en nuestras aptitudes, puede impulsar o bloquear a una persona, dependiendo de cómo se use.


Entonces, ¿Queremos ese cambio tan deseado hacia el bien? Pues no perdamos el tiempo, preparemos nuestras mentes, unámoslas a los espíritus superiores que velan por nosotros.
Hagamos caso del sabio consejo de San Agustín en El libro de los Espíritus  “Conócete a ti mismo” porque es la única forma de saber cómo somos, dónde estamos y con qué sintonizamos.

Empecemos hoy el cambio, pronto pasará el duro invierno para llevarnos a una primavera florida, donde todo sea paz y armonía.

¡Trabajemos ya!

La Redacción.