viernes, 1 de abril de 2011

Editorial Abril 2011


EDITORIAL

La crisis actual ha golpeado de lleno todos los estratos de nuestra sociedad, desde las clases altas, con cierres de empresas y negocios, hasta las clases medias-bajas, donde el paro hace estragos, sobrepasando los 4 millones de parados en nuestro país. La situación es muy complicada, viendo como sube el Euribor, inducido por las necesidades del motor alemán, mientras que la deuda nacional sigue aumentando y encareciéndose.  Sabiendo además que grandes grupos financieros han puesto la mirada en nuestro país para especular con el precio de nuestra deuda, lazando informaciones pesimistas para encarecerla y así mejorar sus beneficios a nuestra costa.
Si hemos llegado a esta situación es debido claramente a una debilidad estructural que todavía nos acompaña. Durante años destruimos el entramado industrial de nuestro país, centrándonos en el turismo y la construcción. El turismo sigue siendo una fuente importante de ingresos y de empleo pero equivalente, por ejemplo, a lo que nos gastamos en el balance energético con las importaciones de energía (electricidad, gas y petróleo, principalmente). Por ello no es suficiente. Nadie se planteó que la construcción es un sector que transforma activos (capital, materiales) en pasivos (edificios por ejemplo), sin generar prácticamente nuevos activos que realimente el sistema, creando verdadera riqueza. Recordemos las fábricas que fueron trasladas a otros países con mano de obra más barata, muchas vendidas a multinacionales extranjeras, como todo el sector del automóvil, otras empleando capital nacional para producir en paises donde los derechos humanos todavía no son respetados y dicha industrialización no mejora su situación.
Con estas lecturas, es difícil mostrarse uno optimista realmente. Sin embargo debemos hacer una lectura más profunda, espiritual, como espíritas que somos, buscando un soporte donde coger impulso y recobrar ánimos.
En primer lugar debemos pensar que toda acción conlleva una reacción. Todo lo sucedido y lo que ha de suceder es consecuencia de los errores que todos hemos fomentado. Por tanto muchos debemos tomar conciencia de esta experiencia como una lección de la vida. La Ley de Destrucción implica que para que nazcan nuevos sistemas mejores tienen que desaparecer los antiguos. No podemos predecir los cambios que vendrán pero la confianza en un futuro siempre mejor nos dará las fuerzas necesarias para soportar la incertidumbre de los acontecimientos.
La Ley de Justicia, Amor y Caridad, es también un apoyo muy importante. Recordemos que todo acontecimiento crítico de la vida puede englobarse en esta división, prueba o expiación. Sabiendo que la Justicia Divina es perfecta, en todo momento, debemos entender que no viviremos ninguna circunstancia que no merezcamos, además en la justa medida.  Pruebas y expiaciones son grandes oportunidades de avance espiritual, aunque la mayoría de las veces no seamos conscientes de ellos. Estamos inmiscuidos en un momento de prueba a nivel planetario, no podemos pensar que no nos va a tocar nada. Tenemos en cada momento todo lo que necesitamos para nuestro progreso y en ello debemos fundamentar nuestra felicidad. Como Ley de Amor y Caridad debemos ver que en estos momentos, más que nunca, nos vamos a encontrar con gente necesita-da. Es nuestro deber aliviarlos, aminorando sus pruebas o expiaciones todo lo posible. En este momento no vemos todo el potencial de felicidad que podemos sembrar para cuando regresemos al mundo espiritual. Pero cuidado a aquellos que teniendo oportunidad de ayudar no lo hagan, puesto que somos responsables del bien que no hagamos y del mal que no evitemos.
Recordemos "El Evangelio según el Espiritismo" como el gran manual práctico para el día a día. Grandes oportunidades de avance espiritual se nos presentan. La más mínima ocasión de ayuda es una oportunidad de crecimiento. Sembremos felicidad para el futuro mitigando penurias en el presente. Cualquier escala es válida, el óvalo de la viuda sigue siendo muchas veces nuestra única moneda. Seamos instrumentos de la asistencia divina en todos los planos posibles, espiritual con la atención fraterna y en lo material, con nuestro óvalo humilde.
La Redacción

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