lunes, 5 de enero de 2009

EURÍPEDES BARSANULFO, EL EDUCADOR

En la obra “Eurípedes, el Hombre y la Misión”, Corina Novelino nos relata lo siguiente:

"Los compañeros de magisterio, en el Liceo Sacramentano, abandonaron a Eurípedes, después de su conversión al Espiritismo. El mobiliario escolar fue retirado y el edificio requerido por sus propietarios.

El joven estaba abatido, pero no desanimado. El testimonio le había reclamado determinación y pujanza en la nueva fe. Por eso, continuaba firme en las tareas espíritas.

(...) Después un planeamiento rápido había quedado asentado el arriendo de una sala en el antiguo Colegio de la Profesora Ana Borges, cerrado desde 1885.

Allí, con mobiliario improvisado y sin conforto, Eurípedes prosiguió en su esfuerzo magnífico, en pro de la Educación.

En el frontal de la puerta modesta, se leía: LICEO SACRAMENTANO. El currículum era el mismo, pero con la desbandada de los colegas, Eurípedes se desdoblaba para administrar las clases de todas las materias programadas.

Y acrecentó, con coraje, la enseñanza de la Doctrina Espírita al currículum, lo que suscitó el descontento de los padres católicos.

La mayoría llevó a Eurípedes la amenaza de retirar a los hijos del Liceo, en caso de que mantuviese el Profesor la decisión de aleccionar Espiritismo."

- "Que retiren los hijos, pero la finalidad salvadora del aprendizaje espírita será mantenida."

"Un día, sin embargo, él se entristeció profundamente. Se encontraba casi abandonado, en el vacío de la sala de clases. Se había puesto a llorar, en el silencio de ardorosa oración. (...)

He aquí que una fuerza superior le toma el brazo y, mecánicamente, transmite pequeño mensaje, más o menos en estos términos:"

"No cierre las puertas de la escuela. Borre del letrero la denominación Liceo Sacramentano - que es un resquicio del orgullo humano. En substitución coloque el nombre - Colegio Allan Kardec.

Enseñe el Evangelio de mi hijo los miércoles e instituya un curso de Astronomía.

Protegeré el Colegio Allan Kardec bajo el manto de mi Amor.
María, Sierva del Señor"

Según Corina Novelino, en la obra citada Eurípedes siguió a risca las instrucciones espirituales de María Santísima.

"Tuvo inicio para Sacramento la mayor campaña educacional, conocida hasta entonces. Antiguos alumnos del Liceo Sacramentano se reintegraron al nuevo colegio y más de dos centenas de otros estudiantes fueron encaminados al Colegio Allan Kardec.

(...) Antiguos alumnos conservaron, cariñosamente, importantes apuntes proporcionados por Eurípedes sobre cuestiones de Lengua Portuguesa, Astronomía y Fundamentos de la Doctrina Espírita.

Los miércoles eran consagrados enteramente al estudio de El Evangelio Según el Espiritismo y El Libro de los Espíritus, de Allan Kardec. Asistían a esas clases los alumnos del Colegio y numerosos visitantes. El inicio de las clases se daba a las 12 y media horas, prolongándose hasta quince horas aquellas lecciones excepcionales para todos."

Corina nos cuenta que las clases se iniciaban con una oración: "La voz sonora y vibrante de Eurípedes se erguía en la reproducción del Padre Nuestro, de Jesús, en su opinión, la oración que trae en cada palabra un potencial magnético capaz de transformar el mundo, porque provino de los labios sublimes de Cristo..."

"Era el instante de la oración de cierre. (...) Eurípedes, de pie, pronunció una conmovedora oración de agradecimiento. Y es en el decorrer de esta que, en general, él penetraba en la faja de los Mensajeros del Señor, en transe sonambúlico. He aquí que, a veces, su voz pausada asumía el timbre infantil: - es Celina, la pequeña y luminiscente intérprete de María quien viene a traer la palabra de estímulos santos de la propia Madre de Jesús, cuyo cariño por el Colegio Allan Kardec jamás desvanece.

De otras veces, comparecían al festín espiritual otros luminares de Esferas Superiores, tales como Juana de Arco, Pablo de Tarso, Pedro, Felipe, otros discípulos de Cristo, que se aprovechaban del gran momento para dirigir a la criatura Tierra a su mensaje de luz."

Corina, en nota de pié nos relata que "esas clases despertaban tanto interés que los alumnos del curso superior no perdían las sesiones mediúmnicas, en el sentido de enriquecer sus investigaciones con los conceptos de los Espíritus Benefactores."

Al cambiar el nombre de la escuela para Colegio Allan Kardec, por sugerencia de María, la madre de Jesús, Eurípedes caracterizó a la escuela como espírita y, por lo tanto, con una propuesta pedagógica basada en la Doctrina Espírita.

Eurípedes Barsanulfo inauguraba así el primer colegio espírita del mundo con el nombre de Colegio Allan Kardec, bajo la égida de María, la madre de Jesús. La enseñanza de la Doctrina Espírita era parte integrante del currículum de la escuela, enseñando el Evangelio de Jesús, y un curso de astronomía, conforme las recomendaciones de María. La verdad triunfaba del preconcepto, del orgullo y del fanatismo religioso.

En esta propuesta pedagógica, estaban incluidos tanto los objetivos, la metodología como el contenido curricular.

Al lado de las materias tradicionales, Eurípedes había incluido la enseñanza de la Doctrina Espírita, no titubeando al utilizar “El Libro de los Espíritus” y “El Evangelio Según el Espiritismo”, con los alumnos, aparte de utilizar la oración y el ejercicio de su mediumnidad extraordinaria, donde se comunicaban Espíritus de alta envergadura, trabajadores de Jesús, como Pablo, Pedro, Felipe y otros, conforme nos narra Corina. Los alumnos mayores, según la biógrafa, no perdían las propias reuniones mediúmnicas.

Se nota claramente, en las narrativas de Corina que la enseñanza primaba por la calidad elevada, donde el alumno era llevado a comprender profunda y racionalmente las lecciones, vivenciando lo que aprendían, especialmente en el aspecto moral.

Delante del coraje de Eurípedes, es necesario volver a ver, con urgencia, el concepto de Educación Espírita.

La enseñanza de la Doctrina Espírita en una institución espírita (centro, hogar, orfanato, escuela) representa la enseñanza de la Verdad Universal, necesaria al "conocimiento de si mismo", llave del progreso individual, como nos enseñan los Espíritus en “El Libro de los Espíritus”, ítem “Perfección Moral”.

Si utilizamos el nombre Espírita, tenemos que ser fieles a los Espíritus Superiores que tanto trabajan para implantar esa verdad Universal en nuestro Planeta.

El contenido libertador y la "finalidad salvadora" de la Doctrina Espírita, en el lenguaje de Eurípedes, debe ser divulgado y enseñado de todas las formas posibles.

La Doctrina Espírita nos abre un mundo de posibilidades en el área de la educación donde, al lado del contenido Espírita, que representa esa Verdad Universal que nos lleva al "conocimiento de si mismo" y de las Leyes Divinas que rigen los seres y todo el cosmos, también nos propicia el desarrollo del sentimiento, a través de la práctica de la caridad, en el ejercicio del amor al semejante.

Desarrolla las potencialidades del alma que todos, como Hijos y herederos de Dios, traemos en nosotros mismos, en todos los sentidos: cognitivo, afectivo y volitivo. Abre camino para la interacción vertical, con las esferas superiores de la vida Universal, en sintonía con el pensamiento cósmico.

Si todavía guardamos dudas en nuestro corazón cuanto a nuestras tareas de educadores, recordemos la figura de Eurípedes, en la narrativa de Corina Novelino: Cuanto todo parecería haber sido inútil y la escuela cerca de cerrar sus puertas, he aquí que la propia María, madre de Jesús, lo viene a consolar e incentivar a mantener la escuela abierta y, todavía más, a cambiar el nombre para "Colegio Allan Kardec" lo que denota, sin cualquier duda, su carácter de Escuela Espírita, con una propuesta pedagógica basada en la Doctrina Espírita, en todos sus aspectos: científico, filosófico y religioso.

(Extraido y traducido de www.pedagogiaespirita.org )

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