viernes, 9 de marzo de 2018

Espiritismos

Espiritismos




A todos nos influye la realidad sociocultural inherente al país donde nacimos, como lo hacen también los contenidos inconscientes que subyacen en los depósitos de nuestra personalidad profunda. Por esto, de una u otra forma, ya sea de una manera expresiva o moderada, podemos transferir argumentos y prácticas innecesarias o claramente perjudiciales, que (aunque estén aceptados por una gran mayoría), en realidad, a poco que las observemos a la luz de la razón, resultan totalmente ajenas a la filosofía espiritista... (No es desacertado reflexionar ante el hecho de que, con frecuencia, el Espiritismo más ampliamente divulgado/aceptado no tiene por qué ser el más acertado).

Por supuesto, todo lo dicho hasta ahora dependerá de factores como el estudio, la comprensión apropiada que de este sacamos o de cómo nos podemos dejar llevar por los movimientos egóticos de nuestro ser.

Teniendo en consideración lo dicho, debemos respetar de corazón la vivencia espírita propia de cada región (fruto de la natural singularidad humana), pero sin por esto tener la obligación de aceptar aquellas desviaciones o agregados que no forman parte del Espiritismo.

Cierto es que, a veces, se juzga de manera condescendiente e irónica el quehacer de los espíritas de otras latitudes (no siendo esto, precisamente, lo que defendemos en este texto, que es básicamente un alerta a los peligros de la falta de estudio y la vanidad).

En estos tiempos es más que habitual que los espíritas naveguen entre el misticismo residual (etapa que el Espiritismo vino precisamente a superar) de unos, y el cientifismo más personalista de otros, resultando en cualquier caso, en un remedo de Espiritismo en ocasiones muy equidistante de las fuentes originales.

Aquellos que viven un Espiritismo al modo de un catolicismo misticoide se equivocan, pero no menos que aquellos otros que, adscritos a movimientos de renovación (sic), apuestan por un Espiritismo sin Jesús...

Una cosa es el libre y natural 'modus operandi' de cada cual y otra muy distinta el reinventar una filosofía y propuesta superior que ya posee todo un cuerpo doctrinario, y hacerlo de dos maneras: a base de reciclar y añadir cuantos elementos nos gusten, o todo lo contrario; quitando o ignorando aquellos que no casan con nuestro entramado intelectual personal. Nunca existió un Espiritismo 'a retales' ni 'a la carta'...

La inercia cultural o la mal camuflada sed de reconocimiento/destaque intelectualoide crea mons-truos innecesarios... Fuimos invitados a despejar el camino de las ideas no para hacerlo más complicado.

Sólo el conocimiento y divulgación de una espiritualidad racionalista (como la que propugna el Espiritismo desde 1857), será escuchada y/o recibida por las mentes nuevas de la cultura contemporánea, ya alejadas de los dogmáticos religiosos y de los clichés esotéricos del pasado.

Juan Manuel Ruiz

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