martes, 23 de septiembre de 2014

El comportamiento de los médiums

El comportamiento de los médiums


El hogar espírita o casa espírita, destinado a la educación mediúmnica, tiene el deber de ofrecer, en ese hogar, lo mejor que la espiritualidad le confía, para poner a disposición de los que así lo deseen, los recursos  que la buena práctica y la orientación espiritual que da la casa espírita, de los cuales los dirigentes son responsables.

En el Espiritismo, aunque todos pensamos por nuestra cabeza, el pensamiento que nutre al Espiritismo es el pensamiento creador, por tanto las casas espíritas cuando adoptan una manera de llevar las tareas adelante, difícilmente las cambian. Si las cambiasen, es porque antes estaban equivocadas y si estaban equivocadas, no serían intuidas ni proce-dentes de la espiritualidad superior que, es la que dirige el Movimiento Espírita Universal.

Y por tanto, en la mediumnidad nos preguntamos:

-¿Los médiums, deben aislarse? ¿En el aisla-miento, no tendrían mejores condiciones para cumplir sus tareas?
-O por el contrario, ¿deben poner su medium-nidad al servicio de la humanidad, dentro de las casas espíritas?
-Y por otro lado, ¿las casas espíritas deben reunir el mayor número posible de personas?.
-¿No estarán de esa manera, haciendo una mayor difusión del Espiritismo?
-O al contrario, ¿no alcanzarán mejor sus obje-tivos elevados, si se reúnen un número menor de personas?
-¿Cuántos de nosotros formulamos peguntas como estas?.

Son indagaciones renovables y hasta justifi-cables. Y las respuestas pueden ser encontradas en forma muy sencilla, clara y objetiva en "El Libro de los Médiums" de Allan Kardec, dadas además por Fenelón (espíritu), un trabajo de tarea noble que le adjudicó el Maestro Jesús para implantar en la Tierra, el Consolador, o sea, LA DOCTRINA ESPÍRITA.

Es oportuno recordar, antes de citar la enseñanza de Fenelón, aquello que Jesús decía ya hace 2000 años. “No se enciende la candela y se coloca debajo del celemín, pero si en un velador, y así da luz a todos los que están alrededor de la mesa. Así resplandezca vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los Cielos.”

Resulta fácil comprender, que la mediumnidad es, de hecho, una oportunidad Divina para que aumentemos las posibilidades de amparar, de ayudar, de estimular, de servir a nuestros compañeros de jornada evolutiva en la Tierra, o sea, a los espíritus encarnados y desencarnados.

Pensemos, sobre esta observación de Fenelón:
“Los espíritus no ven con satisfacción el que los médiums permanezcan aislados. Dios no les otorgó la sublime facultad para uso exclusivo de la misma, sino para el bien de todos.”

En cuanto a la formación de las Instituciones Espíritas, es lo que Fenelón manifiesta: "¿Estáis suficientemente seguros de lo que debe de ser en una reunión espírita? No, porque en vuestro celo creéis que lo que puede hacerse mejor, es reunir el mayor número de personas, con el fin de convencerlas. Desengañaos; cuántos menos seáis, más obtendréis. Es por encima de todo, por el ascendente moral que vosotros ejercéis, que atraéreis a los incrédulos mucho más que por los fenómenos que obtengáis. Si solo atraéis por los fenómenos que obtengáis vendrán por la curiosidad y encontraréis curiosos que no os creerán y que se reirán de vosotros. Si no encuentran en vosotros más que personas dignas de estima, puede ser que no se os crea enseguida, pero se os respetará, y el respeto inspira siempre confianza. Estar  convencidos que el Espiritismo debe conducir a una transformación moral, que vuestra reunión, sea pues, la primera en dar ejemplo de virtudes Cristianas, porque en este tiempo de egoísmo, en las sociedades Espíritas la verdadera Caridad debe encontrar un refugio.

Tal debe de ser, hermanos, una reunión de verdaderos espíritas.”

Aurora
C.E.y.D.E 

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