lunes, 3 de octubre de 2011

Diversidad de carismas (1 Corintios 12)




" 4 Hay diversidad de carismas, pero el Espíritu es el mismo;
5 diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo;
6 diversidad de operaciones, pero es el mismo Dios que obra en todos.
7 A cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para provecho común,
8 Porque a uno se le da por el Espíritu palabra de sabiduría; otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu;
9 a otro, fe, en el mismo Espíritu; a otro, carismas de curaciones, por el mismo Espíritu;
10 a otro, poder de milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversidad de lenguas; a otro, don de interpretarlas."
(1 Corintios 12, 4-11)

Quizás, entre los textos del apóstol Pablo, más conocidos, figuran los versículos 1 Corintios 12, 4-10, sobre la diversidad de carismas. En ellos se enumeran las facultades que empezaron a desarrollarse entre los apóstoles y primeros cristianos, como consecuencia de vivir y practicar el Evangelio de Jesús. Decimos facultades porque la palabra “don” conlleva un privilegio, mientras que facultad podemos referirla a un merecimiento adquirido, en este caso consecuencia del avance moral que conlleva la práctica del Evangelio. En estas líneas comprendemos cuan estrechamente unidos estaban los primeros cristianos con los buenos espíritus que les asistían para vivir y practicar el Evangelio de Jesús. Los diferentes carismas expuestos se corresponden perfectamente con facultades medianímicas estudiadas, principalmente en "El Libro de los Médiums" de Allan Kardec, en "El problema del ser y el destino" y “En lo invisible” de Leon Denis y demás obras fundamentales en la Doctrina Espírita. A continuación estudiaremos los principales versículos:

-"7 A cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para provecho común". En este versículo “A cada cual” expresa claramente la universalidad de este maravilloso potencial que esconde la naturaleza humana. "... la manifestación del Espíritu para provecho común." se refiere a la mediumnidad con los buenos espíritus, que son uno con Jesús, y a la responsabilidad del médium para con los demás, entregándose al servicio dejando atrás su egoísmo y orgullo. Por ello la mediumnidad siempre debe ser gratuita y con vocación de servicio a los demás.

-"8 Porque a uno se le da por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu". Este versículo muestra claramente como un mismo espíritu, podía hablar palabras de sabiduría o ciencia a través de distintos médiums. Si el mismo espíritu podía hablar palabras de ciencia y sabiduría evidentemente tendría que ser un ser bastante elevado. La facultad de permitir a un espíritu hablar a través de uno se llama mediumnidad de psicofonía (ver “El libro de los Médiums” de Allan Kardec, capítulo XIII y XV). Destacar el hecho de que detectaran realmente que era el mismo espíritu el que hablaba por varios mediums, lo que demuestra la flexibilidad y sensibilidad de los mismos. Flexibilidad porque no todos los mediums pueden dar paso a todos los espíritus y sensibilidad para sentir las peculiaridades del espíritu y así identificarlo. Todo ello normalmente requiere gran experiencia lo que nos inclina a pensar que mantenían un contacto frecuente con los buenos espíritus que a su vez les asistían.

-“9 a otro, Fe, en el mismo Espíritu;” muestra como las palabras de sabiduría y ciencia pronunciadas alcanzaban a la razón y conmovían los corazones conquistando la Fe razonada, frente a la Fe ciega de los judíos de la época.
 La mediumnidad siembra la Fe mediante sus mensajes y manifestaciones, siendo prueba (científica si se hace con los rigores necesarios) de la existencia de la vida después de la muerte, la existencia del alma y como consecuencia la necesidad de la existencia de Dios como causa primera de todas las cosas, materiales y espirituales.

-“…a otro, carismas de curaciones” refiriéndose claramente a la mediumnidad de curación. Esta referencia nos puede dar luz sobre el origen del gesto imposición de manos y como se ha perdido su verdadero significado.

-“10 a otro, poder de milagros;” demuestra como los primeros cristianos, todavía estaban lejos de comprender gran parte de la naturaleza de los fenómenos espirituales, llamando milagro a aquello que realmente no comprendían. Las Leyes Universales son perfectas y contemplan infinitud de aspectos por descubrir, cumpliéndose a la perfección en todos los planos del Universo. El estudio y el conocimiento de los fenómenos espirituales abren la conciencia a una visión de la creación donde todas las personas, cosas, mundos, partículas, etc. encajan a la perfección en la sinfonía del Universo, en todos los planos de existencia.

-“…a otro, profecía;" mediumnidad que la Doctrina Espírita estudia con el nombre de "doble vista" o mediumnidad de profecía, predecir hechos que ocurrirán en un futuro normalmente próximo (ver “El libro de los Médiums” de Allan Kardec, capítulo XIV).

-“…a otro, discernimiento de espíritus“ demuestra que no era un único espíritu el que se comunicaba, puesto que no sería necesario su discernimiento. El discernimiento requiere nuevamente las facultades de flexibilidad y sensibilidad que ya hemos comentado. Con esta explicación cobra sentido la advertencia de la Primera Epístola de Juan 4:1 "Amados no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas son salidos en el mundo."

-“…a otro, diversidad de lenguas”. Fenómeno llamado xenoglosia (del griego xenos: extranjero o extraño, y glossa: lengua o lenguaje, ver libro “Xenoglosia” de Ernesto Bozzano), que es la capacidad de hablar lenguas que no son conocidas por el médium. Por ejemplo, este es uno de los fenómenos que se producen en Pentecostés.

-“…a otro, don de interpretarlas.” Explicable fácilmente mediante la mediumnidad de intuición, que aún incipiente en nuestros tiempos será la mediumnidad más extendida el día de mañana.
Al contrario de lo se podría pensar, los primeros cristianos estaban familiarizados con los fenómenos espirituales, empezando por los apóstoles, a los cuales “...se presentó vivo (Jesús) con muchas pruebas indubitables, siendo visto de ellos por cuarenta días, y hablándoles acerca del Reino de Dios.” (Hechos 1:3).

Donde el término “hablándoles acerca del Reino de Dios” es muy esclarecedor, sobretodo considerando que después de esta etapa, de reunión con Jesús, todos ellos mostraron nuevas y muy diversas facultades medianímicas.

Poco después ocurrió que: “Y estando con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él iba, he aquí dos varones se pusieron junto a ellos en vestidos blancos; Los cuales también les dijeron: Varones Galileos, ¿qué estáis mirando al cielo? este mismo Jesús que ha sido tomado desde vosotros arriba en el cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.” (Hechos 1:10-11), lo que supone un fenómeno de aparición o materialización en toda regla, con un fenómeno no menos importante, la pneumatofonía o voz directa de los espíritus diciendo que Jesús vendrá como le vieron ir al cielo.

Si hemos mencionado el fenómeno de la materialización también tenemos que considerar la desmaterialización en el siguiente pasaje: “Y he aquí, el ángel del Señor sobrevino, y una luz resplandeció en la cárcel; e hiriendo a Pedro en el lado, le despertó, diciendo: Levántate prestamente. Y las cadenas se le cayeron de las manos.” (Hechos 12:7). Fenómeno que explicaría la apertura de las cadenas y la puerta de la cárcel en versículos posteriores.

Otros fenómenos habituales en la fenomenología espírita, como la visión de espíritus durante el sueño, también ocurrían en aquellos tiempos: “Y fue mostrada a Pablo de noche una visión: Un varón Macedonio se puso delante, rogándole, y diciendo: Pasa a Macedonia, y ayúdanos.” (Hechos 16:9)

Y es que llegará el día, según los Hechos de los Apóstoles 2:17 en que “...vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; Y vuestros mancebos verán visiones, Y vuestros viejos soñarán sueños”. Preludio del momento en que el amor, y la mediumnidad con Jesús conquistarán la Tierra.

José Ignacio Modamio
Centro Espírita “Entre el Cielo y la Tierra”.

El proceso de la reencarnación


Antes de empezar a explicar el proceso reencarnatorio, es necesario saber qué es el espíritu y qué es la encarnación.
El espíritu es un ser que fue creado simple e ignorante dotado de una conciencia y de la capacidad de elección de sus actos. Es un ser inmortal, poseedor de la eternidad y que intercala períodos en la espiritualidad con períodos encarnados hasta que tenga conocimientos necesarios para poder seguir evolucionando en mundos menos materiales. Su creación tiene como objetivo su evolución, debido a la Ley del Progreso en todos los campos de la sabiduría moral e intelectual,  eso significa, hasta la perfección.
La encarnación es el período en que el espíritu se encuentra en un medio material, lo que comúnmente llamamos “vida” con un cuerpo de carne y hueso, donde sus sentidos están impresionados por esta materia y bajo su influencia. En ese período el espíritu experimentará diferentes situaciones en la vida, tanto de bienestar y de tranquilidad, como de aflicción y de sufrimiento. Esas diferentes situaciones promoverán conocimientos que le beneficiarán en su formación.
La encarnación no debe ser vista solamente como una forma de regeneración para espíritus muy transgresores de las Leyes Morales, sino también como un medio natural de evolución, por lo tanto, todos los espíritus sin excepción pasan por ella. Esto significa que, espíritus que hayan desarrollado mucho la inteligencia en algún aspecto, necesiten aprender a sedimentar y a experimentar conocimientos fraternales hacia el prójimo; mientras otros espíritus que sean virtuosos en lo tocante a los sentimientos nobles necesiten desarrollar la mente en el sentido  intelectual. No obstante, hay una gran mayoría de espíritus entre estos dos extremos, no poseyendo destacables conocimientos o cualidades muy desarrolladas tanto en lo intelectual como en lo moral.
El objetivo de la encarnación es hacer que el espíritu obtenga, a través de una nueva oportunidad de empezar, múltiples conocimientos y aprendizajes. El espectro de las adquisiciones que debe almacenar es amplio, porque debemos tener dominio de todas las ciencias del saber y todos los valores nobles que engrandecen el alma. Por lo tanto y por lógica el control de todos esos campos no se puede conseguir en un espacio de tiempo corto de algunos años, son necesarios para adquirir todo ese conocimiento innumerables vidas materiales, porque el verdadero valor del hombre está en encontrar y dirigir sus valores íntimos adquiriendo el auto-control de sus emociones y sentimientos.
Regreso a la vida corporal:
Los espíritus vuelven, pues, sistemáticamente a la carne, para seguir su camino evolutivo hasta llegar al nivel exigido en moralidad y en intelectualidad. Por eso se concluye que todos nosotros somos seres milenarios, que hemos vivido muchas veces y aún reencarnaremos innúmeras más, perfeccionándonos poco a poco en todas las aptitudes que nos cabe desarrollar.
El período de vida en la Tierra es relativo. La vida puede durar más o menos años y obedece a  las necesidades de aprendizaje que trae cada espíritu individualmente desde el mundo espiritual.
Para eso Dios nos ha ofrecido un modo de adelantamiento: la encarnación, donde la conducta de los espíritus será puesta a prueba en varias tesituras y tendrá la oportunidad de espiar faltas del pasado. Así será hasta que el espíritu alcance el nivel mínimo aceptable antes de abandonar la experiencia de la encarnación en mundos materiales y que le permita vivir en mundos más adelantados donde no esté sujeto a las necesidades físicas. Una vez que el espíritu ya haya aprendido todo en lo tocante a su desarrollo en ese planeta, sigue su camino en otros mundos más adelantados.
Cuando un espíritu se equivoca en determinada actitud, ese error es una enseñanza y un medio de aprendizaje en que el espíritu sufre las consecuencias de no seguir el camino correcto de amor. Estas lecciones, así como las acertadas, en que el espíritu reafirma su postura en el bien, se quedan almacenadas en el inconsciente del individuo. Esa fuente de conocimientos que el espíritu adquiere por el error y acierto le llevará a renovarse evento tras evento vivido, buscando actuar bien y mejor, siguiendo la conducta intelecto-moral correcta.
La oportunidad de un nuevo comienzo viene marcada por una condición básica, el espíritu al encarnar se ve sujeto al olvido temporal de su pasado. ¿Para qué sirve el olvido temporal? El olvido es una bendición ofertada por Dios a los espíritus para permitirles empezar de cero, sin los recuerdos conflictivos o cualquier remordimiento pasado. Mayoritariamente somos réprobos de sus Leyes. Si volvemos la mirada hacia atrás, podemos constatar que el pasado del hombre es sombrío, la historia de la Humanidad es un escenario de disputas, crímenes y batallas. Aunque no solamente nos han pasado desgracias, nuestro pretérito es delictuoso en su gran parte. Somos nosotros mismos los espíritus que hemos vivido antes y la Misericordia Divina es tan sublime que a través de ese mecanismo maravilloso podemos recomenzar, utilizando una nueva oportunidad para acertar. Cada espíritu tiene un historial de experiencias de vidas anteriores con aciertos y equivocaciones conforme haya procedido en sus elecciones mientras estaba encarnado.

Ese proceso del olvido temporal en el que se corre un velo que cubre los recuerdos pasados sirve para que en su tiempo de vida en la Tierra, el espíritu ejerza sus conductas y cualidades adquiridas a través de nuevas situaciones que le presente la vida, adquiera virtudes, reformule valores, avanzando intelectual y moralmente, corrigiendo malas tendencias arraigadas en su ser. Es importante saber que cada ser espiritual es único, individual y absolutamente responsable por sus actos.
Pues bien, ¿antes de encarnar qué sucede?
Cuando el espíritu está desencarnado decimos que se encuentra en la erraticidad, término que designa el tiempo de estancia de un espíritu en la vida verdadera, la espiritual. El espíritu en la erraticidad piensa y obra por su libre voluntad. En ese momento el espíritu puede estar en diferentes niveles de conciencia, puede tener pleno ejercicio de sus facultades, estar en una situación de paz, de armonía, entre amigos y familiares queridos o puede encontrarse sumergido en sus pensamientos, envueltos en sus problemas, sufrimientos, sintiéndose solo y abandonado, pero en realidad junto a compañías infelices, sin capacidad de decisión.
Ese período en la erraticidad es relativo, condicionado a muchos factores, entre ellos, por ejemplo, tener que esperar que otros espíritus estén en condiciones de encarnar de nuevo en el plano físico para reparar faltas conjuntamente. También, por ejemplo,  puede verse obligado a aguardar el tiempo necesario a que alcance tener la lucidez mental y emocional necesarias para consolidar propósitos de renovación.
¿El espíritu solamente aprende cuando está encarnado?
No, en la erraticidad el espíritu puede seguir aprendiendo, tomando firmes resoluciones en el bien y en la intención de aciertos futuros, arrepintiéndose si se ha equivocado y haciendo propósitos de seguimiento de las Leyes Morales. Otra situación en que se puede encontrar, es que se alegra si ha sabido llevar bien su encarnación anterior y si supo cumplir con sus objetivos. En cualquier caso, no puede huir de la Ley de Progreso, aprenderá siempre.
Pero el espíritu sabe que es mediante la encarnación, bajo los parámetros citados anteriormente del olvido temporal y bajo la ilusión de la materia, donde se demuestran realmente las elecciones tomadas en la erraticidad y pone en práctica las resoluciones probando las resistencias a las tentaciones de la carne, siendo que, todas las caídas que puede traer el espíritu de vidas pasadas son campo fértil de mejoramiento.
Un atributo inherente del espíritu, que le pertenece desde su creación, es el poder de elección: lo que llamamos libre albedrío. Recordad que fue creado simple e ignorante con una conciencia que contiene las Leyes Morales y con el poder de tomar decisiones. Cuando tenga un nivel de lúcida conciencia de sus actos pretéritos, el espíritu es quien decide sus pruebas y expiaciones participando de forma activa en la toma de decisiones de su propia encarnación. Sabe lo que debe hacer para progresar, para poder saldar sus deudas frente a las Leyes de Dios.
Por lo tanto la encarnación obedece a reglas básicas para todos los seres sin excepción, pero se puede decir que en el proceso se suma un factor individual, ya que cada espíritu va a pasar por pruebas y expiaciones de acuerdo a su necesidad de adelanto.   Hay, sin embargo, aquellos que, teniendo una situación enfermiza, un estado alterado de conciencia, que no poseen condiciones mentales de utilizar su libre albedrío, deben obedecer y acatar las elecciones que toman por ellos algunos tutores espirituales, tal como en la Tierra cuando una persona se ve privada temporalmente de su facultades de decisión, como pueden ser los enfermos mentales.
Todo el proceso de la encarnación es un proyecto magnífico donde participan varios espíritus elevados, que buscan ayudar al espíritu reencarnante. Ese grupo de espíritus benevolentes apoyan al aspirante a la victoria para que tenga en la eminente nueva oportunidad de vida el mayor éxito posible. Por lo tanto, un equipo espiritual ayuda en la planificación y orientación del espíritu. Ese grupo está siempre informado de las decisiones tomadas por el encarnante mientras esté en la vida material.
Sin embargo, se designa un espíritu guía que acompañará al encarnante durante toda la vida en la Tierra y muchas veces le sigue durante varias vidas. Ese espíritu guía es siempre de una condición moral superior al del ser encarnante para poder guiarlo e instruirlo en el bien. Es importante sopesar que siempre la persona tendrá compañías espirituales, acorde a sus pensamientos, por lo tanto nunca estará realmente solo.
Debemos considerar que, por ejemplo, en una casa donde viven varias personas, unidas por lazos de familia o no (que puede, sean simpatizantes entre sí), convivirán varios espíritus que acompañarán la trayectoria de esas personas que viven bajo el mismo techo. Los espíritus nos influyen para bien o para mal, conforme nosotros permitamos con nuestros pensamientos y acciones, resistiendo a sus consejos o siguiéndolos.
Una vez decidido el tipo de pruebas que el espíritu va a pasar y se va aproximando el momento de la reencarnación, éste empieza a sentir de una forma progresiva lo que llamamos turbación (que se asemeja al sueño que tenemos diariamente por las noches), que se acentúa cada vez más, paulatinamente.
La turbación pre-encarnación es generalmente de mayor intensidad que la turbación pos-encarnación. Esto ocurre porque el espíritu deja la vida verdadera para entrar en la materia, que es una vida corta comparándola con la eternidad del espíritu. La turbación pos-encarnación suele ser más breve porque el espíritu vuelve a su mundo originario, a la vida real. Decimos que suele ser más corta porque ese tiempo de turbación es condicionado a otros factores, tal como la forma de vida que llevó el espíritu durante su estancia en la Tierra, si llevó una vida de búsqueda de valores intelectivos y sentimentales, es más breve o por el contrario, una vida de exclusiva satisfacción de sus placeres, será más duradera.
La turbación pre-encarnación sirve para que el espíritu vaya perdiendo los recuerdos del pasado, normalmente delictivo y que su periespíritu (lazo que une el espíritu al cuerpo), vaya disminuyendo, para poder acoplarse al cuerpo del bebé. Ese acoplamiento es de célula a célula y la unión del periespíritu al cuerpo se hace definitiva en el momento del nacimiento.
Momento de la fecundación:
En el instante del acto sexual, si los futuros padres se encuentran en un estado de buenos sentimientos y llevan una vida recta, los espíritus superiores que ayudan al futuro espíritu reencarnante, respetan la intimidad de la pareja aguardando algunos segundos después del acto sexual, para poder acercarse y efectuar la ligación del espíritu al cigoto de la madre. Un hogar donde reine la armonía, el respeto y el amor entre sus componentes,

donde se estudia el evangelio, es un hogar protegido de malas influencias por los buenos espíritus.
Si, por el contrario, los futuros padres no poseen un comportamiento moral elevado y se permiten excesos y desvíos, actuando con promiscuidad, puede ocurrir que en el momento del acto sexual haya espíritus inferiores presenciando la acción y complaciéndose con ella.
En el momento de la fecundación, el espíritu aspirante al nuevo cuerpo que empieza a formarse, se imanta magnéticamente al espermatozoide del hombre obedeciendo al comando de la voluntad, atrayendo al que mejores características físicas e intelectuales le proporcionará a su futura encarnación. Caso no pueda hacerlo, por diferentes motivos, como puede ser una conciencia desajustada, le ayudará el equipo espiritual. De ahí, por ejemplo, niños que tienen una  deformación congénita teniendo unos padres sanos o padres con pocos conocimientos que tienen un hijo que se destaca por su inteligencia y precocidad.
El equipo espiritual que asiste a la noble misión procede a la ligación del espíritu con el huevo materno, creando un vínculo, un lazo de unión fluídico, aún débil, pero que existe. Ese lazo es frágil y se va estrechando lentamente conforme van pasando los meses de gestación.
El lazo indica que hay un espíritu desde el primer momento, asignado a aquel cuerpo en formación. No se puede substraer la vida de ese ser, sin estar cometiendo una transgresión a las Leyes de Dios. La encarnación, o sea, la comúnmente vida es una dádiva que permite al ser la oportunidad de crecimiento y ajuste de sus faltas. El aborto provocado es pues un crimen indignante porque impide la oportunidad de reparación y crecimiento de un espíritu, debe ser evitado y rechazado con toda la rotundidad.
Durante el embarazo, el cuerpo del feto se alimenta, se mueve y crece, los movimientos que podemos observar en el en una ecografía bidimensional o tridimensional son reflejos de una vida animal y vegetal, derivados de nuestras épocas ancestrales. El espíritu no está dentro del cuerpo de la futura mamá, pero se encuentra ligado a él por el lazo fluídico. Cuando el bebé llora, después del parto indica que el espíritu ya se encuentra entre los encarnados indiscutiblemente y su acoplamiento es definitivo.
Período infantil:
La turbación no cesa en el instante del nacimiento, por el contrario persiste por algún tiempo. En los años siguientes de crecimiento del bebé, en el período de la infancia, el espíritu conserva esa turbación, que se va disipando despacio a lo largo del desarrollo del niño.
El infante, en sus primeros años, debe adquirir capacidades motoras, de inteligencia, interactuar con el medio material para poder más adelante tomar decisiones en su vida de adulto. La función de la turbación en esa fase infantil es permitir un nuevo aprendizaje.
En esa época, que puede durar más o menos siete años (como debemos saber, ese tiempo es relativo conforme al desarrollo de cada uno), el niño es susceptible a la influencia de los padres o tutores. Su personalidad es muy maleable, pudiendo absorber muchos conocimientos en varios aspectos, porque es más propicio a la asimilación de los principios educativos, donde las nociones morales vividas en el Evangelio junto al ejemplo de los sagrados deberes de la vida deberían ser enseñadas en el seno donde vive.
Es inmensa la responsabilidad de los progenitores o tutores en ese momento. Es de fundamental importancia que los padres sean conscientes de sus deberes y obligaciones para con el hijo, porque el niño absorberá lo que le enseñen, siendo un deber importantísimo de los padres o tutores la correcta educación moral e intelectual del niño, esforzándose para hacer del pequeño un individuo de bien, con valores morales. Si los padres fallan, por no dar al niño  las enseñanzas morales correctas, tendrán que responder a eso y sufrirán en el mundo espiritual las caídas del hijo, sintiéndose responsables.
La infancia es también una época de descanso para el espíritu y en ella el niño debe ir asumiendo poco a poco sus facultades inherentes, debe ir asimilando las condiciones físicas y mentales para desarrollar su encarnación con éxito.
En ese momento infantil, las decisiones tomadas por un niño son proporcionales a sus necesidades básicas y sus sueños son pueriles. Él va adquiriendo paulatinamente el control de su libre albedrío, cuando empieza a tomar pequeñas decisiones.
Período juvenil:
Cuando llega la edad adolescente, esa edad de rebeldía a la que se refieren muchos padres, el espíritu se va mostrando tal como es, se transparenta su verdadero carácter  y desvela algunas veces, facetas de su personalidad escondidas hasta entonces.
Podemos observar que el olvido del pasado no es del todo absoluto en la encarnación, ya que en ese período se puede ver claramente en las inclinaciones de cada uno reminiscencias de vidas pasadas, en la manera de relacionarse con el medio en que se encuentra el espíritu encarnado, así como en las tendencias en hacer el bien o dejarse llevar por los impulsos  viciosos que la sociedad ofrece.
Período adulto:
En la edad adulta el hombre ya posee todas las herramientas para decidir, actuar y resolver qué caminos tomar, qué opciones elegir para sí mismo con total responsabilidad de sus actos. La ignorancia de su destino y del motivo de su presencia en la Tierra puede ser atenuante de las faltas que cometa pero no exime de la culpabilidad de ellas.
Sabiendo, pues, el motivo de la encarnación, elegir una vida sana, de aprendizaje, de trabajo honesto, aprovechando el tiempo en enriquecerse moral e intelectualmente, practicando la caridad con uno mismo y con los demás, debería ser el objetivo prioritario a conseguir.
Es importante, en la fase adulta, direccionar las verdaderas adquisiciones para construir un futuro para sí mismo mejor teniendo ciencia de que la vida es transitoria en la Tierra y que el hombre volverá a su estado de espíritu, tarde o temprano. A pesar de los sentidos humanos percibieren solamente las impresiones que la materia densa permite, el hombre debe hacer un esfuerzo decidido en adquirir bienes eternos y perecederos, aquellos que constituirán su verdadero patrimonio y que serán su legítima adquisición cuando su cuerpo alcance la  decrepitud de sus órganos. Todas las acciones relevantes tomadas durante la vida tendrán consecuencias positivas o negativas para el espíritu en su vida póstuma.

Momento de la partida:
El término de la jornada en la Tierra es también el espíritu quien lo decide, quien elige antes de la encarnación lo que quiere para sí, mayormente, cuando tiene condiciones para ello. Esas condiciones son entre otras, la lucidez mental, el equilibrio emocional y el dominio de la voluntad.
Como siempre es la conducta del individuo mientras encarnado que determinará la presencia de espíritus que ayuden en la desencarnación, si el espíritu que deja la Tierra ha tenido un comportamiento correcto de aprendizaje, de auto-iluminación, de crecimiento interior y práctica de la caridad tendrá por merecimiento la presencia de espíritus familiares, amigos o espíritus encargados de hacer esa noble labor con Amor.
Si la persona ha tenido un comportamiento de falta de respeto a las Leyes Morales, de fomento de discordias, odios y crímenes tendrá las presencias en ese instante de entidades afines a él, espíritus menos evolucionados le aguardarán el regreso. Los lazos de esa persona estarán más unidos al cuerpo y sufrirá las consecuencias de sus propios actos, en el momento del desligamiento, ya que estando muy apegado a la materia sentirá las necesidades materiales, a veces por largo tiempo, de cuando estaba entre los vivos.
El desligamiento definitivo del lazo fluídico, lo que llamamos comúnmente muerte, indica que el hombre deja la Tierra y entra otra vez en el mundo espiritual, el mundo incorpóreo.
Hay diferentes tipos de desencarnaciones, dependientes de varios factores: unas dulces,  tranquilas y rápidas; otras lentas y convalecientes; otras aún precipitadas. Hay personas que llegan al mundo espiritual en condiciones lamentables.
Pero algunos hechos pueden alterar esa elección, como es el caso de una persona que se desvía tanto de sus compromisos asumidos en la espiritualidad,  dejándose llevar por pasiones, vicios y rebeldía. En ese caso, es mejor rescatarla de sus enredos y anticipar su regreso al mundo espiritual para evitar mayores prejuicios para ella (si siguiera con su conducta iría agravando y perjudicando más su futuro). Es, en ese caso, el equipo espiritual que acompaña la encarnación el encargado de tomar esta decisión, siempre velando por el bienestar del encarnado.
 A menudo, cuando la persona está enferma y tiene una convalecencia larga, siente que los lazos que le atan al cuerpo se van difuminando y eso le hace entrever su regreso al mundo espiritual. En ese período de enfermedad el espíritu puede empezar a llevar sus pensamientos hacia atrás, reviviendo su vida, haciendo balance de sus actos, comprometiéndose a cambiar. Es por eso que la eutanasia es considerada un crimen, porque se acorta ese tiempo de reflexión que muchas veces es necesario al espíritu en vías de desencarnación. Puede ver modificado en esos instantes patogénicos su estado íntimo, sus aspiraciones para con la vida y buscar una aproximación legítima con Dios. Podremos pensar que hacemos un favor aliviando al enfermo, quitándole sufrimiento, pero en realidad los designios Divinos son insondables para nosotros.
Retorno al mundo espiritual:
Después de la muerte, el espíritu entra otra vez en estado de turbación proporcional al entendimiento de las verdades espirituales y a su comportamiento en la encarnación.
Si el espíritu ha dedicado tiempo al cumplimiento de sus deberes morales e intelectivos, si ha pensado en la muerte y si se ha preparado para ella, la turbación será corta. No obstante, si se dejó llevar por el materialismo y el egoísmo, la turbación puede llevar días, meses o años.
Por lo tanto, después de la desencarnación, el espíritu vuelve a estar en la erraticidad, en la vida verdadera del espíritu y encontrará allí un lugar para vivir, de acuerdo con sus pensamientos. Puede ir a habitar en una esfera donde esté en paz, en armonía y en tranquilidad, como ir a un sitio oscuro y triste, de sufrimiento y penurias. En el mundo espiritual los espíritus se agrupan por afinidad de pensamientos, intenciones y objetivos.
Todo depende, por lo tanto, cuando el espíritu vuelva al estado errante de la conducta y preparación durante la encarnación, sus actos y la lucidez espiritual serán el reflejo de su condición conflictiva o de paz.  Cuanto más sabe más se hace responsable de sus actos. Dios fuente perenne de toda la vida, justo y misericordioso vela por sus hijos valorando los esfuerzos e iniciativas de la criatura en mejorarse y el bien practicado en auxilio al prójimo. Él, con sus leyes, atenúa al máximo los desvíos cometidos por el hombre pero cada uno tendrá que corregirse y avanzar.
Cuando en la erraticidad, esperará una nueva oportunidad para reencarnar siguiendo el camino evolutivo destinado a todos, obedeciendo a la ley de reencarnación y progreso hasta que alcance las condiciones exigidas para no pertenecer más a un mundo material.
Por lo tanto es fundamental que aprovechemos la oportunidad de dominar el corazón, guiar los impulsos y orientar las tendencias rumbo la evolución sublime de los sentimientos. El intelectualismo es necesario para el crecimiento del hombre en múltiplos aspectos sobre el orbe terrestre, pero la moral es el núcleo valeroso más importante de las energías evolutivas y que el hombre debe buscar alcanzar.
Es crucial no perder la oportunidad que tenemos ahora, porque luego hay que esperar que todas las circunstancias se den nuevamente para poder arreglar las cosas que dejamos atrás, pediremos nuevas probaciones purificadoras para rescate de errores y faltas cometidos hoy derivados del divorcio de los sentimientos nobles.
En el Libro de los Espíritus, capítulo VII, Libro Segundo, de Allan Kardec, se puede obtener respuestas dadas por los espíritus sobre ese tema.
En el Libro El Consolador, de Francisco Cándido Xavier, dictado por el espíritu de Emmanuel, se encuentran también muchas explicaciones a este respeto.

Cláudia Bernardes de Carvalho
Centro Espírita Entre el Cielo y la Tierra

Nadie viene “del Más Allá” para contarnos qué sucede


Es curiosa la cantidad de veces que se llega a oír esta afirmación a lo largo de los tiempos.
Sin embargo, me pregunto el motivo que cada persona puede tener para aseverar de forma tan categórica semejante argumento, si a lo largo de la historia del ser humano, se han encontrado relatos  en innumerables obras que versan sobre la comunicación con los espíritus.
¿Por qué, en ese caso, no iban a contar lo que sucede en “el Más Allá”?
Se me ocurren dos opciones por las cuales se realiza esa manifestación: o bien el sujeto en cuestión no tiene interés en saber, por el motivo  que sea; o posiblemente, el desconocimiento del asunto le puede llevar a esa conclusión.
No obstante, todo aquel que desee ignorar este  tema, puede encontrar algunos textos en libros sagrados y en otros clásicos de sabiduría espiritual, en los cuales se descubre, que las personas que han muerto pueden contar lo que saben y viven “al otro lado”.
Así, por ejemplo, en la Biblia, en el cap. XVI, vs 19 a 31  del Evangelio de San Lucas, se nos habla de la parábola  del mal rico y cómo, estando éste en el “infierno”, le pide a Abraham que envíe a Lázaro, que goza en el “cielo” para que avise a su familia y le cuente su lamentable estado a causa de su falta de caridad.
En los Vedas de la India podemos leer cómo en el momento de la muerte pueden aparecer dos tipos de entidades: los sirvientes  Srï  Visnu, encargados de acompañar al alma que ha sido caritativa hacia el mundo espiritual; y los terribles enviados de Yamaräja, que se llevan por la fuerza el alma del penitente para prepararle en una nueva reencarnación.
El Libro Tibetano de la Vida y de la Muerte, relata la existencia de dos estados después de la desencarnación: el bardo “luminoso” de dharmata y el bardo “kármico” del devenir.
El primero le define como la experiencia del resplandor de la naturaleza de la mente, o “Luz Clara”, que se manifiesta como sonido, color y luz. Pero no todo el que tiene esa vivencia logra realmente “liberarse”.
El segundo se prolonga hasta el momento en que asumimos un nuevo nacimiento.        
Este libro, además, relata las vicisitudes por las cuales pasamos, según nuestro grado de evolución moral o desapego de las pasiones.
Allan Kardec, en  “El Cielo y El Infierno”,  realiza un estudio exhaustivo de los estados denominados  como Cielo, Infierno y Purgatorio, narrando en su Segunda Parte, las informaciones recibidas de los propios espíritus a través de la mediumnidad.      
Con el estudio comparativo de estas obras, puestas como ejemplo, podemos preguntarnos ¿cómo es posible que teniendo entre ellas diferencias filosóficas tan dispares, puedan coincidir en la descripción de los estados y las situaciones por las que pasamos después de nuestra muerte?
¿Cómo ignorar que todo lo que sucede después de  ese hecho depende exclusivamente de nuestra forma de actuar en el periodo de encarnación de nuestras almas?
Que la felicidad al otro lado se cultiva por la capacidad que en éste tengamos para desembarazarnos de nuestro orgullo, de nuestro egoísmo, de todas las pasiones que de ellos se derivan como la envidia, la avaricia, el odio, los celos.
Que la herramienta más útil para llegar a conseguirlo, es tomar la conciencia   de nuestros errores, meditar sobre ellos y trabajar para modelarlos, a través de todo el bien que podamos hacer a todos aquellos seres que  nos rodean.
Asimilar, también, que el hábito de nuestros actos llevados a cabo durante infinidad de encarnaciones, no se puede vencer de la noche a la mañana, sino que el trabajo será, posiblemente, en otras muchas vidas.
Ana Mª Sobrino                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                

Influencia de los espíritus en los acontecimientos de la vida


El hecho de que, en todos los tiempos y en todos los pueblos, estuvo siempre viva la creencia en un algo invisible, que sobrevive a la muerte del cuerpo y que en ciertas condiciones puede manifestarse a nuestros sentidos, que nuestros más antiguos progenitores creyeron, si no en la inmortalidad del alma al menos en su existencia temporal después de la muerte, es una opinión común de los antropólogos en las épocas prehistóricas. En las tumbas, al lado del cadáver, se han encontrado víveres, armas, monedas, objetos ornamentales... Esto prueba plenamente la creencia en la vida futura y esta creencia la encontramos hoy día en todos los pueblos salvajes, aún en aquellos que tienen idea muy vaga de Dios o no tienen ninguna.
En esta fase primitiva de desarrollo humano, no hay templos, ni sacerdotes, ni ritos. La religiosidad consiste en creer en la existencia de espíritus antropomorfos y zoomorfos que habitan en las rocas, las grutas, los árboles, etc. Y la idea de comunicarse con estos seres no le ocurre a nadie. Un poco más tarde el hombre más inteligente y razonador, llega naturalmente a pensar que con genuflexiones, dones, etc. podrá pesar en las decisiones de estos dioses, hechos a su imagen. Entonces se edifica el templo y aparece el sacerdote. Al principio, el templo es muy humilde, es una cabaña como cualquier otra y se imaginan sus dioses como seres errantes parecidos a los hombres, a los que se les ofrece una casa para que reposen. Con el templo y a veces antes, aparece el sacerdote, que de buena o mala fe, pretende tener el privilegio de comunicar con los espíritus, de servir de intermediario entre ellos y los hombres. Los sacerdotes no son más que brujos que tienen la misión de relacionarse con los tan temidos demonios, siendo el culto de estos pueblos salvajes reducido casi exclusivamente a la conjuración de los espíritus y a la veneración de los amuletos. La mayoría de estos pueblos no tienen la menor idea de Dios ni de una vida futura, no obstante, ellos creen que sus muertos dejan tras de sí una sombra generalmente maléfica. En otras partes del mundo el indígena domina el prejuicio de que los espíritus de los antepasados están siempre en medio de los vivientes, sea para ayudarles, sea para causarles mal y de aquí el gran culto que rinden a los muertos, como los chinos y como los indios. Los antiguos egipcios distinguían en el alma la parte llamada "Ka", que reproducía como el doble del semblante del individuo y el alma, propiamente dicha, o "Ba". Creían en la trasmigración de las almas, que antes de llegar a transformarse en el alma humana, pasaba por diversos seres de la naturaleza, mejorando siempre. Antes de llegar al Eliseo, el espíritu del muerto debía realizar un largo viaje, luchando con el hambre, con la sed y con el fuego. Aunque podían los espíritus, salir de la región infernal para transformarse y retornar entre los hombres recuperando su forma. Los hebreos creían en la inmortalidad del alma y conocían las prácticas espiritistas, se deduce, entre otras cosas, de los anatemas lanzados por Moisés contra ellos. Así muchos pasajes de la Biblia muestran que la clase sacerdotal poseía ciertas ruedas adivinatorias. Lo que está claro es que desde que existe la humanidad, existen los espíritus, aunque la forma de percibirlos ha sido distinta según la cultura de cada pueblo, salvaje o no. Esto es lo que nos dice la historia.
Dios nos dijo que la humanidad tendría tres revelaciones: la primera, la de Moisés, la segunda, la de Jesús y la tercera, la del Consolador prometido por él mismo. Esta última se hizo realidad hace ciento cincuenta y cuatro años, y en ella los espíritus superiores contactaron con médiums. ¿Qué son los médiums? Toda persona que siente, en mayor o menor grado, la influencia de los espíritus. Esta facultad es inherente al hombre y en consecuencia no es privilegio exclusivo de unos determinados individuos. Sin embargo, el uso de esta calificación sólo se aplica a aquellos cuya facultad mediúmnica está  claramente desarrollada y se conoce por los efectos patentes de cierta intensidad y debido a esto se les pregunta y ellos responden. Hay una persona que después de años de estudio, recoge todas estas revelaciones de médiums de todo el mundo, las organiza y de aquí sale la Codificación, que empezando por “El Libro de los Espíritus”, año 1857, en la primera edición, habiendo tirado hasta la fecha, su decimosexta edición, ha propagado entre todas las clases, ese cuerpo de doctrina elemental, que, en su esencia no es nuevo, puesto que la escuela de Pitágoras, en Grecia y la de los druidas en nuestra Galia, enseñaban esos principios, pero que tomaban una verdadera forma de actualidad por su correspondencia con los fenómenos. Les sigue “El Libro de los médiums”, año 1861, “El Evangelio según el Espiritismo”, en 1864, “El Cielo y el Infierno”, en 1865, y “La Génesis”, en 1868. Esta persona la conocemos con el nombre de Allan Kardec.
Nos dice en “El Libro de los médiums”: "Dios quiere que los espíritus vuelvan otra vez a conducir los intereses del alma. Quiere que el perfeccionamiento del hombre moral sea lo que debe ser, es decir, el fin y el objeto de la vida. El espíritu humano sigue una marcha necesaria, imagen de la gradación sufrida por todo lo que puebla el universo, visible e invisible. Todo progreso llega a su hora: La de la elevación moral ha llegado para la humanidad. No se cumplirá en nuestros días, pero dad gracias a Dios de que asistáis a la aurora bendecida."
Todos tenemos un espíritu bueno que se ha unido a nosotros desde nuestro nacimiento, tomándonos bajo su protección. Cumple junto a nosotros la misión de un padre con su hijo: llevarnos por la senda del bien y del progreso a través de las vicisitudes de la vida. Se siente feliz cuando respondemos a su solicitud y dolorido cuando nos ve sucumbir. Poco importa su nombre, ya que podría tener uno que no sea conocido en la Tierra. Lo invocamos entonces como nuestro ángel de la guarda. Además también tenemos espíritus protectores que por ser menos elevados, no son menos bondadosos y magnánimos. Se trata de parientes, amigos desencarnados o a veces de personas a quienes no hemos conocido en nuestra actual existencia. Nos asisten con sus consejos y a menudo con su intervención directa en los actos de nuestra vida. Los espíritus obran sobre los hombres de una manera oculta, por los pensamientos que le sugieren y por ciertas influencias y de una manera manifiesta, por efectos apreciables a los sentidos.
Si analizamos y sabemos darnos cuenta, notaremos la influencia de los espíritus en nuestra vida. Yo les podría contar infinidad de casos que me han pasado y que me pasan, pero para no extenderme, les explicaré solo uno: Un día, por la mañana, en el transcurso de mi trabajo, me di cuenta que una de mis herramientas estaba medio rota y pensé… No puedo esperar más, tengo que comprarme otra, antes de que se termine de romper.
Al rato, terminé de trabajar y me dispuse a visitar a unos amigos que trabajan en una tienda, como de costumbre me desplazo caminando y casi siempre por la misma calle. Esa mañana no tuvo nada de especial para que cambiara de ruta, la acera por la que camino es ancha, hay árboles, bancos para sentarse y papeleras circulares con orificios y sin tapa y con pie, cerca de la pared. En ese trayecto suelen haber bastantes papeleras, ya que la calle es muy larga, de hecho, cruza toda la población. Mientras caminaba, estaba yo pensando en mis cosas, cruzando árboles, bancos y papeleras, que dejaba a ambos lados de la acera, de repente, a lo lejos, encima de una papelera, veo un bulto y a medida que me voy acercando, se disipa la duda de qué era aquello, ya por fin estoy enfrente de la misma, y casi haciendo equilibrios, veo una bolsa nueva, semi-abierta, cuadrada. Por curiosidad, ya que estaba al borde de la papelera y no dentro, la cogí para saciar mi curiosidad, la terminé de abrir y..¡qué ven mis ojos, no puede ser!.. Efectivamente apareció de dentro de la bolsa, la herramienta que me hacía falta, pero es que no era solo eso, la herramienta era la misma que yo quería, de tamaño, de color y de proporciones. Me invadió una alegría indescriptible, ya no sólo por encontrar lo que mentalmente deseaba comprar, si no porque me reafirmé en la creencia que tenemos todos los que somos espíritas, que ellos (los espíritus) están entre nosotros y nos sugieren, nos inspiran, nos aconsejan. Fue tal mi alegría que apresuré el paso para llegar a la tienda de mis amigos (que también son espíritas) y contarles y enseñarles lo que me había pasado. Debo decir que desde el momento que pensé en cambiar la herramienta hasta que encontré la nueva, sin estrenar, transcurrieron solo veinte minutos.
Algunos de ustedes pueden pensar… Esto ha sido una casualidad y preguntarse… ¿Y si ese día hubiese usted pasado por otra calle? ¿Y si otra persona pasara antes que usted por esa papelera y se hubiese llevado la herramienta? ¿Y si la persona que la tiró, en vez de dejarla en el borde, la hubiese tirado dentro de la papelera, usted no la hubiese visto?
Sí, todo esto es cierto, pero hay que reconocer que no pasó de esta manera y sí de la otra. Los espíritus primero sugirieron a la persona que tiró la herramienta que la depositara en el borde, para que la viera alguna persona que pasara y la pudiera necesitar. Segundo, ellos no dejaron que ninguna otra persona viese la herramienta y se la llevara. Tercero, ellos me inspiraron para que ese día no cambiara de calle y mirase en la papelera.
Señores, yo no creo en las casualidades, ¿y saben por qué?: Desde que acudo al Centro Espírita (les recomiendo que conozcan uno, no se arrepentirán) y estudio la Doctrina Espírita (que no es ninguna religión, ni secta), me doy cuenta, como he dicho antes, de que todos tenemos espíritus guías, ángeles de la guarda, que nos inspiran, que nos aconsejan con los pensamientos, con los sueños, etc. Pero en nosotros está el libre albedrío, que no es otra cosa que el poder elegir, donde, cuando y de qué manera hacer las cosas, a pesar de los consejos que recibimos. Yo he comprobado que las cosas que me han pasado en la vida y las que me pasan ahora, en la actualidad, han tenido y tienen una razón de ser, todo sucede por una causa y en el momento apropiado, a veces antes, otras veces después, lo he estado analizando y les aseguro que es extraordinario.
Recordemos que: No estamos solos, nunca lo hemos estado y nunca lo estaremos.
Que Dios nos bendiga a todos.
Lorenzo
Centro Espírita “Entre el Cielo y la Tierra”

El éxito


El éxito, cuestión tan buscada por todos los que habitáis el planeta Tierra.

El éxito, ¿qué significa esa palabra, a la vez corta pero tan codiciada por muchos?

¿Estar por encima, ser mejor, mejor posicionamiento social, laboral? Iluso aquel que cree que eso es el verdadero éxito.

¿Os habéis preguntado o dado cuenta de que el mayor de vuestros desgraciados puede conseguir mayor éxito que los grandes de la Tierra?

El éxito debe estar en vuestras acciones, en vuestros sentimientos, en cómo os desarrolláis en el planeta en el que vivís. Planeta al que volvéis una y otra vez para continuar aquello que dejasteis a medias.

El éxito está en superar vuestras pruebas, en hacer sonreír a aquel que perdió la esperanza.

Éxito es apreciar las leyes divinas, admirar la belleza de lo creado y su funcionamiento.

¡Hay tantas cosas que esto puede traeros! Y vosotros os empeñáis en gastar años de vuestras vidas encarnadas buscando esa felicidad efímera que trae la conquista de todo lo material.

Sed exitosos en vuestras reencarnaciones y seréis felices al recibir el pago a vuestro esfuerzo. Preocupaos más en vuestro interior y defectos, mismo si dormís sobre un colchón de paja sobre un suelo húmedo, porque la verdadera felicidad está en el espíritu eterno.

Un espíritu amigo  

La familia espírita


El concepto de familia espírita es uno de los más amplios que existen en vuestro planeta llamado Tierra. A través de la pluralidad de existencias y de la reencarnación, vemos la gran solidaridad y el amor sublime del creador hacia sus criaturas al permitir que amigos, hermanos, padres, hijos y enemigos se encuentren una y otra vez para apoyarse, ayudarse y rescatar deudas del pasado. Toda familia debería ser así, pero poco son conscientes de lo que aquí contamos.

En la familia del espíritu no hay peros, no hay obstáculos, ni impedimentos a la hora de ayudar. ¿Quién de vosotros le negaría un vaso de agua a su padre, madre, hijo…? ¿Por qué negárselo al desconocido o en este caso al amigo necesitado? Debéis despertar a las verdades que enseña la doctrina de los espíritus y ver al prójimo como vuestra familia de sangre.

No esperéis nunca retribución, al menos de la misma forma que la dais porque todos sabemos que el bien siempre se transforma en beneficios duraderos a nuestro alrededor. Asimismo, si vosotros dais pan podéis recibir a cambio amor. Si dais abrigo recibiréis lealtad, fidelidad, desinterés. Eso debe ser mayor para vosotros que todo el oro del mundo.

Hay muchas personas que nunca podrán pagaros en esta vida aquello que les disteis materialmente, aun así su sonrisa y felicidad debe ser el mayor pago que jamás podáis recibir. Es insustituible y perdura tras la muerte.

Ayudad, ayudad siempre como buenos espíritas.

Os queremos

Editorial


¡Adiós 2011, adiós! Te vas como los anteriores, con nuestras alegrías y nuestras penas, habiendo marcado nuestras vidas encarnadas durante los últimos 365 días que contiene tu anualidad.
Contigo te llevas los pesares, consecuencia de nuestras vidas actuales y no sabemos que nos deparará tu hermano 2012. ¿Será mejor?¿Será peor, si cabe? ¡Quien sabe! Pero el Espiritismo nos enseña que hay que seguir siempre hacia delante.
Espiritismo, sí, esa filosofía de vida que a quien llega alegra la existencia, si se sabe aprovechar. Esas instrucciones dadas por los espíritus que nos enseñan que todo continúa, que todo es pasajero y que los males tienen su fin donde comienzan las alegrías eternas.
Espiritismo, enseñanza que llega a nuestras vidas para abrirnos la puerta al porvenir, para enseñarnos que los que nos abandonan sólo dejan de ser visibles a nuestros ojos físicos, pero no a los del espíritu, siempre sensible a las sugestiones de aquellos que nos quieren y que desde el espacio nos cuidan.
En ti 2011, muchas familias se han visto forzadas a separarse de sus seres queridos, bien por enfermedad, bien por catástrofe, de lo que has venido bien surtido. Pero esa luz que se enciende en el fondo de sus corazones, que proviene del espíritu que cada uno individualmente posee les dice que es tan sólo un “hasta luego”.
En una ocasión, en ti 2011, escuché a una persona que no conoce las enseñanzas espíritas decir: “¡Qué felices seríamos todos en la Tierra si supiéramos respetarnos unos a los otros con sus ideas, creencias, costumbres, etc.” Tú te vas ya, aquí nos dejas, pero transmite a tu hermano que llega que nos dé la fuerza, la fe y la inteligencia para saber  llevar a cabo esa bonita frase que muchos catalogan de utópica y que los espíritas sabemos que es certera, que será posible, desde que cada uno en su interior se lo proponga.
Vete ya, deja que nuevos tiempos lleguen, tiempos de aprendizaje, tiempos de unión, tiempos de amor, tan necesarios en el planeta que habitamos.
¡Marcha! No te detengas, llévate contigo nuestras penas, malestares, hasta si quieres las alegrías efímeras de la materia física, porque tenemos la certeza de que cuanto más avanzamos, cuanto más aprendemos y vivimos, más cerca estamos de disfrutar de las alegrías del espíritu eterno, aquellas que duran en el espacio infinito, aquellas que nos hacen reconocer la bondad del creador al permitirnos reencarnar una y otra vez para cumplir con nuestras pruebas.
¡Te has ido! y contigo un año más de nuestro Ángel, pero tenemos certeza que otros años más de publicación nos esperan para contribuir al bienestar general, partiendo del propio, al llenar estas páginas de luz y amor verdadero.

La redacción.

martes, 27 de septiembre de 2011

Reuniones de atención a espíritus sufrientes



Todo grupo mediúmnico de estudio, serio, llegado su tiempo, estará llamado a realizar reuniones de atendimiento a espíritus sufrientes.
Dichas reuniones, además de ser un gran servicio para nuestros hermanos desencarnados, nos permitirán adquirir un valioso conocimiento gracias a las experiencias que nos transmiten, grandes ejemplos de la Ley de Causa y Efecto en la mayoría de los casos.
Estas lecciones nos ayudarán en nuestra reforma interior, necesaria para todos los que queramos progresar dentro de un grupo mediúmnico y de la Doctrina Espírita.
Una reunión de atendimiento a espíritus sufrientes consta de varios ámbitos de actuación que debemos abordar: el psicológico y el fluídico-energético. Cada uno de ellos requiere preparación, experiencia y dedicación. Ambos aspectos se complementan, podemos decir, porque una buena atención psicológica creará la confianza necesaria para volverse permeable a nuestras irradiaciones o pases, y a su vez, buenas palabras sin sentimiento no surtirán efecto alguno en el comunicante.
El ambiente vibratorio del grupo es la base para una buena reunión mediúmnica. Por ejemplo, con nuestros fluidos se establecen barreras fluídicas que evitan visitas inoportunas que interrumpan y que intenten utilizar el tiempo establecido para la reunión. Si en la reunión no se reúne cierta cantidad de energía entre los presentes, no se podrá dar la comunicación vía incorporación del médium. Esto es importante porque en el proceso de incorporación, el espíritu necesitado recibe lo que se llama el "choque anímico", parte esencial del tratamiento fluídico. En esos casos el médium apenas podrá psicografiar y sentir los pensamientos del espíritu comunicante, reduciéndose considerablemente los beneficios recibidos.
Como gran ayuda en este apartado, tenemos el libro de "Desobsesión" de Chico Xavier, donde explica la predisposición y las normas mínimas que un grupo serio tiene que cuidar, así como el número de participantes y los diferentes papeles a desempeñar.
Aparte del tono vibratorio que debemos traer, hay que considerar el siguiente paso: mantener el mayor nivel de concentración que podamos en la reunión. De esta forma se podrán alcanzar los mayores objetivos. Sin concentración toda la energía del grupo se dispersa y desaparece. Con concentración se estable la estructura fluídica que permitirá a cada participante cumplir su cometido. En este punto es fundamental la preparación de los médiums de vibración, manteniendo la concentración e irradiando sentimientos y energías armónicas al paciente.
Normalmente la estructura de una reunión mediúmnica de atendimiento comienza con un tiempo de estudio de la doctrina espírita, poniendo los conocimientos en común y fomentando la igualdad de pensamiento y sentimiento, para a continuación pasar a la reunión propiamente dicha. El tiempo de estudio servirá para equilibrar nuestra vibración y desconectar de la realidad del día a día con sus problemas, preocupaciones, etc., aunque lo ideal sería venir ya armonizados en lo posible. Normalmente el estudio se realiza en una sala diferente a la de la reunión. Terminado el estudio se pasa a la sala mediúmnica, donde cada componente tendrá un lugar determinado. Comenzaremos con un ejercicio de armonización psíquica, ejercicio que tiene como objetivo conseguir un estado de paz interior,  mediante el análisis de nuestra conciencia y nuestros actos. Pasamos al ejercicio de concentración, necesario para aquietar la mente y ponernos en disposición de donar fluidos, dando paso al inicio de la reunión mediante una oración realizada por el dirigente.
En algunos grupos existe una primera comunicación de los espíritus guías del grupo haciendo un saludo inicial y dando unas pequeñas indicaciones sobre los trabajos a realizar, aunque en otros grupos esto se desaconseja alegando que dichas indicaciones pueden fomentar el animismo del médium sabiendo con antelación que va a comunicar.
Las atenciones suelen durar unos quince minutos y no se aconseja que un mismo médium de paso a más de dos espíritus por sesión.
Al terminar los guías darán una comunicación valorando los trabajos realizados y por tanto valiosos consejos a los presentes.
Se terminará la sesión con cinco minutos de irradiaciones y una sentida oración final.
A pesar de que la parte psicológica de la atención, la conversación propiamente dicha, es quizás el aspecto más complicado para el adoctrinador, en la mayor parte de las ocasiones el aspecto vibracional y de donación de fluidos, es realmente el de mayor importancia. La realidad es que en apenas quince minutos podemos aportar un gran caudal de energía revitalizadora, con la ayuda de la espiritualidad del centro y una buena preparación previa del grupo, pero sin embargo, qué psicólogo clínico podría dar el alta a un paciente en apenas ese tiempo. Cierto es que es una parte fundamental, y que tenemos que cuidarla especialmente. Sin embargo, la mayor ayuda nos sale del corazón con los sentimientos que proyectamos y la sinceridad que transmitimos.
Una vez dicho esto, debemos recordar que el paciente es una persona como nosotros, que si bien ya no tiene cuerpo físico, muchos todavía no lo saben. Otros, aún sabiendo que murieron, tienen a veces dudas de estar todavía en el plano físico debido a las sensaciones, normalmente de dolor, que sienten de su cuerpo periespiritual, son como si todavía estuvieran encarnados. En este punto, es muy importante qué creencias trae el espíritu de su vida pasada.
Un espíritu sufriente, por diversas equivocaciones en vida, con creencias de la religión católica normalmente llevará al mundo espiritual su idea de penas eternas que pueden llevarle a la desesperanza. Sin embargo, si tuviera una firme creencia en Dios y en Jesús, tendrá una inestimable ayuda para superar las consecuencias de sus errores con abnegación. La base moral del cristianismo, católicos, evangélicos, protestantes, etc., es el Evangelio de Jesús, eje principal de toda evolución moral, tanto en el plano espiritual como en el material.
Especialmente dramático son los espíritus ateos que no creen en la vida después de la muerte porque suelen tardar mucho tiempo en reconocer que están desencarnados y por otro lado traen el pensamiento muy aferrado a cosas materiales impidiéndoles progresar.
Por tanto respecto a la terapia, podemos decir que realmente el verdadero tratamiento lo recibirán en el plano espiritual, por guías realmente especializados, con recursos técnicos y morales que todavía no nos podemos ni imaginar.
Los espíritus sufrientes se caracterizan por traer una baja vibración y diversos problemas que normalmente les incapacitan para entrar en contacto con espíritus de mayor elevación que puedan traerles algún alivio. Evidentemente existen otros métodos para su asistencia pero las reuniones mediúmnicas son un elemento valioso para ellos porque acortan especialmente su sufrimiento, recibiendo las energías específicas que necesita, entre ellas el choque anímico, para calmar parte de sus dolencias y recuperar momentáneamente cierta lucidez, suficiente para dejar atrás años a veces,  de sufrimiento, elevando suficientemente la vibración para habilitar en él nuevas posibilidades de terapia, en planos de existencia más elevados.
Estas reuniones normalmente son llamadas de adoctrinación, cuando sencillamente podríamos llamarlas de asistencia a espíritus sufrientes. Asistencia porque traen unas necesidades por cubrir: miedos, traumas, fijaciones, confusiones, dolencias psicofísicas, depresión, tristeza, etc.  Además es importante hablar con un lenguaje claro y sencillo, acorde a su nivel, para que haya una buena comunicación. Por ello tenemos que limitar la información que damos para no crear mayor desconcierto. Recordad que demasiada luz puede deslumbrar. No es raro que un espíritu reaccione contrario a una opinión vertida y rechace por tanto el ser ayudado al aumentar la desconfianza. Además el tiempo es corto y no podemos centrar el tema en asuntos que en toda una vida no le han preocupado. Por supuesto que tendrá mayores oportunidades de aprendizaje, además con los profesores y experiencias apropiadas en cada caso.
Lo mismo podemos decir en cuanto a contradecir lo que dicen. Debemos escoger cuidadosamente en donde les llevamos la contraria, porque muchas veces prima el objetivo de ganar su confianza, sobretodo si entendemos que esclarecerlo en ese tema no mejora la situación a remediar, o bien no nos va a conseguir entender. En general no hay prisa para hablarles de la reencarnación, o por ejemplo, si es ateo hacer que crea en Dios inmediatamente. Mejor que lo descubra el mismo a través de sus propias experiencias, desarrollando nuevos sentimientos, activando su autodescubrimiento.
Frecuentemente surge la pregunta: ¿quienes sois?, ¿dónde estoy? una buena respuesta es contestar que somos un pequeño grupo de acogida  en una institución que tiene como misión ayudar a personas que están en su situación. Aunque es probable que enseguida diga que él no necesita ayuda y que está perfectamente. Esta afirmación siempre es mentira pero puede servir para preguntarle por sus posesiones, sus riquezas, etc. para pasar a preguntar si se siente sólo, o cuánto tiempo hace que no habla con algún amigo o familiar. El sentimiento de soledad es frecuentemente el quid de la cuestión en este tipo de pacientes. Con paciencia terminarán abriéndose movidos por las irradiaciones, el choque anímico y el sentimiento de interés sincero trasmitido.
Es importante, por tanto, encontrar la clave de lo que le ocurre. Recogeremos toda la información posible sobre su situación, dolencias, a qué se dedica normalmente (cuidando pertenencias, buscando a alguien, huyendo de algo, etc.). Es una fase muy útil porque el espíritu siente alivio al desahogarse ayudado por las irradiaciones de amor y cariño.
En esta etapa es importante escuchar más que hablar. Podemos animar a que siga hablando con palabras de comprensión seguidas de pequeñas preguntas que ayuden a profundizar en lo que le ocurre.
De forma general, establecer una relación de confianza sería el primer objetivo a alcanzar, exceptuando los casos de crisis donde primará el auxílio inmediato, mediante pases y oraciones oportunas, situación frecuente en caso de hermanos suicidas. Muchas veces después del tratamiento el paciente termina perdiendo el conocimiento, concluyendo por tanto la comunicación.
Es muy normal por tanto que un mismo espíritu retorne varias veces. Si es muy desconfiado, tardará varias sesiones en hacerlo, y será entonces cuando podremos realmente ayudarle. Deberemos determinar las necesidades reales del espíritu para dirigir nuestras preguntas y empujarle a pensar sobre ellas. Debemos detectar el miedo, la tristeza, la soledad, la apatía, etc.,  para buscar el remedio apropiado en cada situación. Si tiene miedo le hablaremos de que ahora está amparado en nuestra institución y que ya no tiene nada que temer porque está a salvo de todo peligro. Si está sólo, hablarle que compañeros de la institución le acompañarán hasta su recuperación, donde podrá encontrar familiares y amigos que le esperan. Frente a la tristeza y desesperanza, transmitir ánimo hablándole del abanico de posibilidades que pronto se le abrirán, con respecto a sus familiares y respecto a nuevas oportunidades de crecimiento que podrá proyectar conjuntamente a nuestros especialistas.
Establecida la confianza, rápidamente el espíritu permite ser ayudado. Es común entonces que en la reunión siguiente, el espíritu relate las atenciones espirituales recibidas durante la semana, como son las consultas con médicos espirituales y las gran dedicación que emplean los enfermeros en cuidarles y hacer que no les falte nada.
En las siguientes reuniones el espíritu compartirá su experiencia vivida al grupo, aliviando así su sentimiento de culpa, mostrando su arrepentimiento y mostrando a su vez su confianza y agradecimiento hacia el grupo.

José Ignacio Modamio
Centro Espírita "Entre el Cielo y la Tierra"

Los antecedentes del Espiritismo


Desde tiempos inmemoriales, cuando el ser humano era solamente el germen  de lo que actualmente conocemos como "homo sapiens", ya llevaba en su interior la semillita de la espiritualidad.
Cabe preguntarse cómo empezó el culto a lo "desconocido", la comunicación con el "más allá",... de donde le viene al hombre esa "conciencia espiritual" que parece surgir con él- o dentro de él- desde las eras más remotas de la humanidad.
La historia de la religión es tan antigua como la del hombre mismo. Hasta en las civilizaciones más primitivas se encuentran pruebas de algún tipo de adoración. Podría decirse que hasta donde ha llegado la investigación, nunca ha existido un pueblo que no fuera de alguna manera religioso.
El hombre primitivo ya mantenía contacto con el mundo invisible, colocaba el cráneo del difunto fuera de la caverna, en dirección al este, pensando que de ese modo el alma del fallecido no volvería.
La creencia de que el alma es inmortal es un legado de milenios.
Ya en la cultura Asirio-Babilónica antigua se creía en la vida después de la muerte.
También los egipcios tenían su idea de un alma inmortal. Antes de que el alma pudiera llegar a un lugar de felicidad, tenía que ser pesada contra "Maat" -la diosa de la verdad- Anubis u Horus ayudaban en el proceso. Si el alma recibía la aprobación de Osiris, seguía adelante para disfrutar de la felicidad con los dioses.
Era parte de la antigua mitología China una creencia de que se sobrevivía a la muerte y era importante mantener contentos a los antepasados. A estos se les concebía como espíritus vivientes, poderosos, todos muy interesados en el bienestar de sus descendientes vivos, pero con poder para castigar si no se les complacía.
Con el tiempo, las creencias mitológicas griegas sobre el alma, influyeron en el concepto romano, y los filósofos griegos-como Platón- ejercieron una gran influencia en los pensadores cristianos primitivos, que aceptaron en su doctrina la enseñanza de que existía un alma inmortal.
Los Aztecas, los Incas y los Mayas, también creían en la inmortalidad del alma. Y tenían sus ceremonias como ayuda para resignarse ante la muerte.
Para ellos, los muertos en realidad estaban vivos. Simplemente habían pasado de una fase a otra, eran impalpables e invulnerables. Los muertos habían llegado a ser los miembros invisibles del clan. El indígena Inca creía que uno nunca moría, simplemente pasaba a otro estado de vida. Y adquiría las influencias de los poderes invisibles.
También las mitologías africanas incluyen referencias a un alma que sobrevive. Muchos africanos viven en el temor de las almas de los difuntos. Ellos creen que los "magos" pueden pedir a los espíritus que aumenten sus poderes.
Aunque creen en la reencarnación, piensan que el alma del difunto transmigra a  los animales o las plantas.
Los Masai, creen que su creador "Ngai", coloca un ángel guardián al lado de cada Masai, como protección, cuando sobreviene la muerte, el ángel se lleva al mas allá el alma del guerrero.
¿Por qué es religioso el hombre?
El estudio de la religión revela que uno de sus rasgos más importantes es un anhelo de valor en la vida. Un creer que esta no es accidental, ni está desprovista de significado. La búsqueda de ese significado lleva a ejercer la fe en un poder mayor que el humano y al fin, en una mente universal o sobrehumana cuya intención y voluntad es sostener los más altos valores para la vida humana.
En el primer siglo de nuestra era común, la ciudad de Atenas era un gran centro de enseñanza. Sin embargo había en ella muy diversas escuelas de pensamiento y se adoraba a muchos y diferentes dioses.
Alrededor del año cincuenta el apóstol cristiano Pablo, visitó la ciudad, y presento a los atenienses un punto de vista totalmente diferente. Les dijo:
"El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que hay en él, siendo como es Este, Señor del Cielo y la Tierra, no mora en templos hechos de manos, ni es atendido por manos humanas como si necesitara algo, porque el mismo da a toda persona, vida y aliento y todas las cosas"
En otras palabras, Pablo estaba diciendo a los atenienses que el Dios verdadero -que hizo el mundo y todas las cosas que hay en él- no es producto de la imaginación del hombre.
En el Nuevo Testamento se empieza a dar ejemplos de mediumnidad bajo el nombre de "carisma" o "don", y se llama a los médiums "profetas"-e incluso, si retrocedemos en el tiempo, ya en el Antiguo Testamento, podría considerarse a Moisés como profeta, o sea médium, capaz de comunicarse con el más allá -en el "Libro de los apóstoles" aparecen reflejados bastantes casos de este tipo- tomados entonces por milagros- practicados por los seguidores de Jesús.
En la edad Media surgieron nuevos casos de mediumnidad, algunos muy notables, como el de "Juana de Arco", que a los trece años confesó haber visto a "San Miguel", a "Santa Catalina" y a "Santa Margarita", y declaro que sus voces la exhortaban a llevar una vida casta y piadosa. Unos años más tarde se sintió llamada por Dios a una misión que no parecía al alcance de una campesina analfabeta: dirigir al ejército francés, coronar como rey al Delfín en Reims y expulsar a los ingleses del país. En España tenemos el ejemplo notable de "Santa Teresa de Jesús" una de las místicas más reconocidas de todos los tiempos, famosas por sus éxtasis espirituales. Pero es en la época moderna donde se puede situar mejor la fase inicial del espiritismo, y donde podemos encontrar a grandes precursores, como el famoso vidente sueco "Emanuel Swedenborg" quien a la edad de cincuenta y seis años abandonó sus múltiples investigaciones científicas para dedicarse a la investigación teológica, psicológica y filosófica, con el fin de hacer descubrir a los hombres una espiritualidad racional.
En mil setecientos setenta y cinco aparece la figura de "Franz Mesmer", médico alemán, descubridor de lo que el llamo "magnetismo animal" y que otros después denominaron "mesmerismo". La evolución de las ideas y prácticas de "Mesmer" hicieron que "James Braid" desarrollara la hipnosis en mil ochocientos cuarenta y dos.
Cabe destacar también a "Andrew Jackson Davis" sensitivo y vidente norteamericano, llamado también "El Juan Bautista" del espiritualismo moderno, pues el quien anunció definitivamente la próxima revelación de la comunión del espíritu.
Desde joven dio muestras de clarividencia y oía voces, por los consejos dados por un espíritu, convenció a su padre para ir a Poughkeepsie, donde más tarde -en 1843- conocería al doctor Grimes JS que era conferenciante sobre el tema del mesmerismo-hipnosis - más tarde con la ayuda de un sastre local, William Levingston, Davis entró en estado de trance hipnótico y se encontró, que en este estado alterado de conciencia, podía diagnosticar trastornos de salud. Así describió el cuerpo humano como si fuese transparente a los ojos del espíritu. Cada órgano se destacó claramente con una luminosidad especial.
Se cuenta que Davis, en 1844 tuvo una experiencia que cambió el curso de su vida, y que voló en estado de semitrance desde la ciudad a la montaña en pocas horas.... unos cuarenta kilómetros... Aquí afirmó haber conocido al filósofo Galeno y a Emanuel Swedenborg, cuando ambos habían fallecido ya evidentemente. También afirmó haber sentido gran iluminación mental y revelación.
Y para terminar-aunque la lista podría seguir-destaquemos la aportación literaria de Arthur Conan Doyle -autor de Sherlock Holmes- en su vida tuvo tres etapas, la primera muy religiosa, la segunda racional y agnóstica y la tercera y última mucho más espiritual. Le intereso mucho todo lo relativo al estudio de la muerte. Y fue en 1919, casi con sesenta años -y siendo ya muy admirado mundialmente- cuando anunció su conversión al espiritualismo.
Con la publicación y confirmación de los fenómenos psíquicos en su libro "La nueva revelación" desde entonces y hasta el día de su muerte gastó sus energías en la causa del espiritualismo. Su mujer desarrolló la facultad de la psicografía y en su propia casa recibían comunicaciones de un espíritu llamado Fineas que les guiaba y ayudaba.
En su obra "Historia del espiritualismo" relata hechos y experiencias de este tipo y afirma "De la fe se ha abusado hasta convertirse en imposible para muchas mentes alertas, y hay un llamado para pruebas y conocimientos. Esto es lo que el espiritualismo aporta. Fundamenta nuestras creencias en la vida de ultratumba y la existencia de mundos invisibles, no sobre tradición antigua o vagas intuiciones, sino sobre hechos probados. De tal manera que puede crearse una religión científica, dándole al hombre un paso seguro."
Y hasta aquí los antecedentes del Espiritismo. En nosotros está estudiar, profundizar en el tema y ampliar conocimientos. Porque queda demostrado que la eternidad es una gran verdad, trabajemos en el presente para mejorar nuestro futuro.
Cielo Gallego
Centro Espírita “Entre el Cielo y la Tierra”