miércoles, 9 de diciembre de 2015

X Aniversario y Proyecto Obras Espíritas Españolas de El Ángel de Bien


X Aniversario y Proyecto Obras Espíritas Españolas de El Ángel de Bien

Con  motivo de nuestros diez años de trabajo, queremos premiar vuestra fidelidad. Para ello, hemos decidido regalar obras espíritas españolas a nuestros suscriptores.

Como bien es sabido por todos, España fue una de las primeras potencias del movimiento espírita desde sus comienzos y hasta la guerra civil española, donde se vio prohibido y perseguido. Por ello entendemos que es deber de todo buen espírita reconocer el trabajo y dedicación que los primeros espiritistas hicieron para la divulgación del espiritismo en nuestro país y que en la actualidad es casi desconocido. A finales del siglo XIX y principios del XX surgieron un sinfín de obras científicas, literarias y mediúmnicas, hoy perdidas la inmensa mayoría y que nosotros hemos podido recuperar con gran esfuerzo. Por ello, es nuestro deber compartirlas con vosotros para que todos podamos tener la oportunidad de leerlas, estudiarlas y analizarlas, contribuyendo al progreso del Espiritismo y de nosotros, los espíritas.

A partir del 2016, ya que cumplimos diez años de edición trimestral ininterrumpida, regalaremos con la suscripción anual una de estas obras que datan desde 1860 – 1936 de autores espíritas españoles. Comenzamos así el proyecto “Obras Espíritas Españolas del Ángel del Bien”, una colección que año tras año irá tomando forma y que todo espírita debería conservar en su biblioteca particular o en la de su centro espírita. Para aquellos que directamente quieran el libro o bien más cantidad del mismo, daremos la opción de compra, destinando el cien por cien de lo recaudado para la edición de nuevas obras, divulgación del Ángel del Bien y ayuda a personas necesitadas.

Os recordamos que la suscripción anual tiene un valor de diez euros y que da derecho a recibir cuatro números, uno por trimestre, del Ángel del Bien en el domicilio y además un ejemplar de la obra seleccionada por nuestra redacción.

¡No te lo pierdas! ¡Suscríbete!

Información: 

Email: elangeldelbien.espirita@gmail.com 

Nace la Federación Madrileña de Espiritismo


Es para nosotros una inmensa alegría presentaros la Federación Madrileña de Espiritismo.

Desde el 15 de Noviembre de 2009, Grupos Espíritas de la Comunidad de Madrid, nos reunimos con carácter trimestral para trabajar juntos por la unificación y divulgación del movimiento espírita madrileño.

Con la ayuda y el esfuerzo de todos los que formamos parte de los “Grupos Espíritas de la Comunidad de Madrid” se han ido creando diversas áreas de trabajo como son la Bibliotecas Espíritas Unificadas de la Comunidad de Madrid (BEUCAM), un servicio de préstamo de libros entre las bibliotecas de los centros espíritas y el Rincón Solidario, el área de obra social para la ayuda a personas necesitadas a través de cestas básicas de comida u otras ayudas.

Tras seis años de trabajo ininterrumpido, de amistad, de unión y cariño, nos hemos visto en la necesidad de dar un soporte legal a estas reuniones y a las áreas creadas, especialmente al Rincón Solidario, por lo que decidimos por unanimidad dar un paso más y formalizar nuestro compromiso creando la Federación Madrileña de Espiritismo.

En la actualidad la Federación está compuesta por los siguientes centros espíritas:
Centro de Estudios y Divulgación Espírita (C.E.yD.E.)
Centro Espírita Mensajeros de la Luz (C.E.M.E.L.)
Asociación Espírita Francisco de Asís de la Sierra
Centro Espírita León Denís (C.E.L.D.)
Centro Espírita Alborada Nueva
Centro Espírita Entre el Cielo y la Tierra.

Su labor es la Unificación y Divulgación del Espiritismo en la Comunidad de Madrid a través de jornadas, charlas, cursos, eventos, propaganda, reuniones, etc. Siempre bajo las enseñanzas de Allan Kardec, codificador de la Doctrina Espírita (Espiritismo)

Para más información podéis contactar por email en fedmadridespiritismo@gmail.com

Síguenos en Facebook:  www.facebook.com/FederacionMadrilenadeEspiritismo

jueves, 27 de agosto de 2015

Fluidos espirituales y salud





Fluidos espirituales y salud


En anteriores artículos estudiamos cómo el incumplimiento de las Leyes Naturales es la causa de todas las enfermedades. Considerando que el pensamiento se encuentra en el origen de toda acción consciente o inconsciente, antes incluso de llevarla a cabo en cualquiera de los planos de manifestación (pensamiento, palabra o acción), podemos decir, por tanto, que el pensamiento es el causante último de dicho incumplimiento y por tanto el causante de todas las enfermedades. Vamos a estudiar el papel de los fluidos espirituales creados por la mente, desde una visión electromagnética, al servicio de nuestra salud.

El pensamiento, fluido material

El pensamiento es la capacidad creadora del Espíritu cuyas creaciones, los pensamientos, están formados por verdadera materia mental ponderable, producto de la condensación del fluido cósmico universal, lejos todavía de nuestros medios de medición pero no por ello carentes de naturaleza material procedente de la aglutinación en verdaderas partículas del principio material o fluido cósmico universal.

Según André Luiz, la "materia mental, tiene su ponderabilidad y sus propiedades químico-electro-magnéticas específicas, definiéndose en unidades perfectamente mensurables, tal como sucede en el sistema periódico de los elementos químicos, en el plano terrestre" (1).

Dualidad onda-corpúsculo del pensamiento

Nos dice André Luiz, en el libro "Mecanismos de la Mediumnidad", que la materia mental, compuesta de partículas mentales, sigue leyes análogas a las estudiadas en la física molecular y en la física electromagnética, pero adecuadas evidentemente al correspondiente plano de manifestación. La materia mental, al igual que las partículas más elementales del plano físico, se caracteriza por la propiedad dual de la materia denominada "dualidad onda-corpúsculo".

Como partícula, la materia mental, "aunque en aspectos fundamentalmente distintos, obedece a principios idénticos a aquellos que rigen las asociaciones atómicas en la esfera física" (2).
Como onda, el pensamiento es el "flujo energético del campo espiritual..., desde los rayos superultracortos, en que se expresan las legiones angélicas,... pasando por las oscilaciones cortas, medias o largas en que se exterioriza la mente humana, hasta las ondas fragmentarias de los animales, cuya vida psíquica, todavía en germen, solamente arroja de sí determinados pensamientos o rayos discontinuos" (2).

Inducción mental

El fluido mental, análogamente a la corriente eléctrica, posee el fenómeno de la inducción, "el proceso a través del cual un cuerpo que tenga propiedades electromagnéticas puede transmitirlas a otro cuerpo sin contacto visible". Por ello, "en el reino de los poderes mentales la inducción expresa el proceso idéntico, por cuanto la corriente mental es susceptible de reproducir sus propias peculiaridades en otra corriente mental que sintonice con ella. Y tanto en la electricidad como en el mentalismo, el fenómeno obedece a la conjugación de ondas, mientras dura la sustentación del flujo energético."(2).

La inducción mental es el mecanismo por el cual el pensamiento imprime sus propiedades peculiares en el resto de fluidos mentales con los que sintonice.

Interacción de pensamiento sobre los fluidos

Sin embargo los fluidos mentales, no solamente pueden modificar otros fluidos mentales, también pueden modificar otros fluidos espirituales más mate-riales intermediarios con el plano físico, puesto que los espíritus "mediante el pensamiento, imprimen a esos fluidos tal o cual dirección, los unen, combinan o dispersan; forman conjuntos con determinada apariencia, forma o color; cambian las propiedades de los mismos como el químico las de un gas o de otros cuerpos, combinándolos de acuerdo a ciertas leyes" (3). "Esos fluidos son el vehículo del pensamiento y éste puede modificar sus propiedades,... cualidades buenas o malas de los pensamientos que los ponen en vibración modificados por la pureza o impureza de los sentimientos. Los malos pensamientos corrompen a los fluidos espirituales, como los miasmas deletéreos corrompen el aire respirable. (4)
El fenómeno de la inducción magnética nos ayuda a entender cómo el pensamiento interacciona en el exterior, en la superficie y en el interior de nuestro periespíritu.

Interacción del pensamiento sobre el mundo exterior

El pensamiento actúa sobre nuestro mundo exterior transformando las propiedades de los fluidos que nos rodean según el patrón vibratorio que nos caracterice. Según André Luiz, "el pensamiento, fuerza viva y actuante,... Emitido por nosotros, regresa inevitablemente a nosotros mismos... De ahí la necesidad imperiosa de que nos situemos en los ideales más nobles y en los propósitos más puros de la vida, porque las energías atraen energías de la misma naturaleza y, cuando nos estacionamos en el vicio o en la sombra, las fuerzas mentales que exteriorizamos, vuelven a nuestro espíritu, reanimadas e intensificadas por los elementos que con ellas se armonizan..., convirtiendo nuestra alma en un mundo cerrado en el que las voces y las escenas de nuestros propios pensamientos, aumentados por las sugestiones de aquellos que se afinan con nosotros en nuestra vibración, nos imponen reiteradas alucinaciones, anulando temporalmente los sentidos sutiles" (5).

Interacción del pensamiento sobre la envoltura  periespiritual

El pensamiento también se manifiesta a través de los tejidos de fuerza que delimitan el periespíritu dándole color y limosidad, consecuencia de la radiación sinérgica del conjunto de células en unión con la mente.

"El pensamiento crea imágenes fluídicas, éstas se reflejan en la envoltura periespiritual como en un espejo" (6)

Esta influencia del pensamiento muestra como en una pantalla, las imágenes íntimas originadas en la mente, creando lo que se denomina ideoplastía. Podemos comprender entonces cómo a través de esta "... coraza vibratoria... ...somos observados y examinados por las inteligencias Superiores, sentidos y reconocidos por nuestros seres afines y temidos y hostilizados, o amados y auxiliados por los hermanos que marchan en un grado inferior al nuestro." 

"Por la conformación y estructura sutil de esa túnica electromagnética que reviste al hombre, circula el pensamiento dándole colorido con sus vibraciones e imágenes que son su expresión y con las que exhibe, de primera mano, las inquietudes y los cuadros que improvisa antes de irradiarlos con el rumbo y la meta que les fija" (7).

Interacción del pensamiento sobre el periespíritu

Y por último, el pensamiento también actúa en el interior del periespíritu modificando las propiedades de "las fuerzas que aseguran el equilibrio orgánico, a través de ondas todavía inabordables a la investigación humana, ondas que vitalizan los centros periespirituales, donde se localizan las llamadas glándulas endocrinas que, a su vez, emiten recursos que garantizan la estabilidad en el campo celular." (8).

Con ello podemos entender mejor las palabras de Kardec: "Estos fluidos actúan sobre el periespíritu y éste sobre el organismo material con el cual se halla en contacto molecular. Si los efluvios son de naturaleza buena, el cuerpo recibirá una impresión saludable; si son malos, la sensación será desagradable. Si los malos son permanentes y enérgicos, podrán ocasionar desórdenes físicos..." (9).

Toxinas

Siguiendo la analogía utilizada entre materia física y materia mental, denominaremos toxinas fluídicas a aquellos residuos mentales tóxicos consecuencia de pensamientos desequilibrados que afectan a nuestros cuerpos sutiles, donde imprimen sus propiedades degeneradoras, afectando todo nuestro psicosoma (periespíritu), desarmonizándonos los centros de fuerza y consecuentemente el metabolismo energético celular fundamental para el buen funcionamiento de todos los órganos.
André Luiz nos dice al respecto: "Del mismo modo que el cuerpo físico puede ingerir alimentos venenosos que intoxiquen sus tejidos, también el organismo periespiritual puede absorber elementos degradantes que le corroen los centros de fuerza, con reflejos sobre las células materiales" (10).
Continuando con la analogía entre fluidos espirituales y campos electromagnéticos, podemos comprender que las toxinas fluídicas directamente entorpecen de alguna forma ciertos parámetros cuantificables dentro del trabajo de dichos centros de fuerza que de forma análoga, como hipótesis, podemos estudiar siguiendo los principios del electromagnetismo.

Analogía eléctrica de los centros de fuerza y origen de las enfermedades

Los centros de fuerza son verdaderos transformadores de energías fluídicas donde se producen diversos fenómenos de emisión y recepción de energías. Recepción mediante la condensación de energías externas de determinado tenor vibratorio en corrientes internas adecuadas a la fisiología espiritual del centro de fuerza afín en cuanto a patrón vibratorio. Y emisión de energías, como una serie de dinamos (generadores de corrientes fluídicas) a partir del motor de nuestra mente, sentimientos y voluntad.

Los parámetros por analogía podrían hipotéticamente asimilarse a las magnitudes: intensidad y potencial (voltaje) de electricidad, cuando hablamos de corrientes fluídicas a través las vías sutiles del periespíritu; carga y polaridad, cuando hablamos de acumulación de energías en los órganos periespirituales; así como magnitudes de frecuencia y modulación de una onda electromagnética, cuando hablamos de fluidos espirituales que nos influencian.

En función de la cuantificación alta o baja de estos parámetros, podemos definir distintos estados anómalos de los centros de fuerza:

- Hiperdinamia (11) o hipertensión (11b): Estado sobreexcitado o alto potencial de corriente asociado a una velocidad de rotación alta del centro de fuerza con posible percepción de sensación de calor por el médium sensitivo.
- Adinamia (11) o hipotensión (11b): Estado desactivado o bajo potencial de corriente asociado a una velocidad de rotación baja con posible percepción de sensación de frío.
- Arritmia (12): Estado de desarmonía propio de bajas frecuencias de vibración en analogía a modulaciones de onda muy limitadas en cuanto a riqueza de armónicos, ritmos y formas. Causa de la desarmonía celular que descontrola el código genético produciendo mutaciones, activaciones o desactivaciones del material genético, predisponiéndonos para padecer la enfermedad reparadora de origen genético.

La alteración de la circulación de los fluidos en su trayecto a través de los órganos periespirituales normalmente deja a unos órganos en estado de sobrecarga interrumpiendo o ralentizando la circulación fluídica, dejando a otros órganos en estado de debilitamiento por falta de alimento vital. Estos dos estados energéticos de los órganos son los siguientes:

- Estado de debilitamiento por escasez de fluidos por falta de circulación y por tanto de nutrición de las células y órganos periespirituales, con posible sensación de sequedad o vacío.
- Estado de sobreexcitación o sobrecarga por acumulación de fluidos con posible percepción de sensación de humedad, congestión o malestar por parte del médium.

Estado de debilitamiento

Las consecuencias del debilitamiento de un órgano conllevan normalmente una disfunción equivalente en el órgano correspondiente en el plano físico, exigiendo al resto del cuerpo un esfuerzo de adaptación para suplir o complementar sus funciones.

Una consecuencia normal en el órgano debilitado es la acumulación de toxinas por falta de energía necesaria para su eliminación hasta llegar a la crisis donde aparece la inflamación como primera medida del cuerpo físico para ayudar a la eliminación.

Considerando que el cuerpo físico actúa como un filtro para la depuración del periespíritu, lógico es pensar que, por afinidad, tanto las toxinas físicas como los virus o bacterias, se asocien íntimamente con las toxinas espirituales de forma que su eliminación conjunta del cuerpo físico conlleve tanto la sanación del cuerpo físico como del periespíritu en gran parte de los dolencias.

Considerando las palabras de André Luiz que nos cuenta: "Si tenemos la nube de bacterias producidas por el cuerpo del paciente, tenemos la nube de larvas (toxinas) mentales producidas por la mente enferma, en identidad de circunstancias." (13) entendemos nuevamente que las toxinas de ambos planos interactúan favoreciendo la proliferación de la enfermedad o incluso el contagio.

En el plano físico, las toxinas espirituales, producentes de la mente, y las toxinas físicas, procedentes de los abusos materiales (alimentación, excesos), serían el causante directo de la mala calidad de nuestro terreno humoral, entorpeciendo la homeostasis celular, causa principal de la predisposición a sufrir enfermedades, como bien reconoció Pasteur, en su lecho de muerte, a Claude Bernard con la ya famosa frase: “el microbio no es nada, el terreno lo es todo”.

De esta forma explicaríamos como "Las intoxicaciones del alma determinan las molestias del cuerpo" (14); y "la enfermedad funciona como medio restaurador de la estabilidad psíquica, surgiendo así la carne como <>, absorbiendo la residuos tóxicos y la sombra que traemos en el cuerpo sustancial" (15).

De todo esto concluimos que las enfermedades, consecuencia de la purga de toxinas espirituales de tiempos pretéritos, son buenas para la purificación del espíritu. Sin embargo, muchas otras enfermedades son principalmente consecuencia de los abusos físicos, incumpliendo las Leyes Naturales. Estos abusos complican el panorama general de nuestra salud mediante la incorporación de nuevas toxinas que dificultan aún más el trabajo del organismo en busca de su reequilibrio, entrando además en sintonía con nuevos desequilibrios, reflejos energéticos de otras criaturas que nos comprometerán aún más nuestra salud en el futuro.

Si el Espiritismo nos habla de las Leyes Naturales del mundo espiritual, es nuestro deber también estudiar las Leyes Naturales del plano físico a través de todas las ciencias y en particular, como medida preventiva para nuestra salud, de la medicina natural, el vegetarianismo y la ecología.

Estado de sobrexcitación

Por el lado opuesto al debilitamiento tenemos el estado de sobrecarga o sobrexcitación de un órgano periespiritual, el cual sobreactuará excediéndose en sus funciones desequilibrando el organismo o incluso agrediendo el funcionamiento de otros órganos debilitándolos.
Según la clasificación de las enfermedades del prestigioso Dr. Seignalet (biólogo y médico cirujano creador de la hipótesis del ensuciamiento y de la dieta hipotóxica, coincidentes en gran medida con la medicina natural), habría tres grupos de enfermedades diferentes: de acumulación de toxinas, de eliminación de toxinas y autoinmunes. En los estados de debilitamiento energético de los órganos podríamos pensar que está el origen de las dos primeras, enfermedades de acumulación y eliminación de toxinas, quedando las enfermedades autoinmunes posiblemente explicadas por la sobreexcitación de determinados sistemas que se sobrepasan en sus funciones errando en sus objetivos.

Tipos de pases desde la perspectiva electromagnética de los fluidos

Desde este punto de vista electromagnético de los fluidos vitales que recorren el periespíritu, podemos obtener nuevas perspectivas en la aplicación de la fluidoterapia si clasificamos los pases en función de la necesidad de cada uno de los estados anteriormente mencionados:

- Pases generales: Aquel pase que mantiene el ritmo, intensidad y velocidad constantes en busca de una mejoría general de la vitalidad.
- Pases equilibrantes: recorriendo los siete centros de fuerza principales, el pasista debe sentir el grado de sobrexcitación (hipertensión o hiperdinamia) o de hipotensión (Adinamia) de cada uno proyectando más o menos energía orientada para conseguir el reequilibrio, activando o decelerando. En algunos casos, sin ser pases sedantes o calmantes pueden confundirse por sus efectos (no hay saturación fluídica de los nervios).
- Pases revitalizantes: incidiendo en aquellos centros que se detectaron en estado de hipotensión (baja actividad), habiéndose equilibrado, el pase revitalizante, en un determinado centro, es una corriente de energía forzada por la voluntad y sentimiento del pasista, enlazando su mismo centro  de fuerza emisor con el del receptor, permitiéndole reponer el mismo tipo de fuerzas vitales perdidas y desplazando a la vez los antiguos fluidos estancados por otros nuevos revitalizados.
- Pases dispersivos: aquellos que eliminan energías acumuladas mediante la oposición enérgica fluidos de idéntica polaridad mediante el fenómeno de repulsión magnética.
- Pase de limpieza inicial: pase de carácter dispersivo general preparatorio para comenzar cualquier pase posterior.
- Pase de limpieza final: pase de carácter dispersivo cuya finalidad es la retirada de los excesos de fluidos después de todo tratamiento aplicado.

El tratamiento de fluidoterapia de pases (presenciales o a distancia) bien dirigido debería empezar mediante un análisis previo del paciente por parte de los guías espirituales, determinando la problemática de los centros de fuerza a tratar. La terapia de forma general podría dividirse en los siguientes pasos:

1- Pase de limpieza inicial preparatorio en todos los casos.
2- Pases dispersivos cuando fuera necesario para eliminar cualquier acumulación de energías deletéreas que imposibilitarían cualquier atención.
3- Pases equilibrantes activando o ralentizando los centros afectados cuando hubiera síntomas de hiperdinamia o adinamia. Será responsabilidad del pasista actuar con su voluntad y sentimiento bien dirigidos según la problemática del problema hasta sentir el correcto equilibrio del centro.
4- Pases revitalizantes incidiendo en los centros debilitados por la ausencia de circulación de energía por causa de la adinamia o de la arritmia.
5- Pase de limpieza final, dispersando los restos de energías sobrantes.
6- Prescripción de tratamientos complementarios, agua fluidificada, pases a distancia, lecturas edificantes diarias, etc. fundamentales especialmente en los casos de arritmia energética por desarmonía en los propios centros de fuerza.
José Ignacio Modamio
Centro Espírita "Entre el Cielo y la Tierra"


Referencias: 
- (1)." Evolución en dos mundos", 1ª parte, cap. XIII. 
- (2). "Mecanismos de la Mediumnidad", cap. IV. 
- (3). "La Génesis" cap. XIV ítem 14. 
- (4). "La Génesis" cap. XIV ítem 16. 
- (5). "Acción y Reacción" cap. IV. (6) - La Génesis cap. XIV ítem 15. 
- (7)."Evolución en dos mundos", 1ª parte, cap. XVII. 
- (8). "Acción y reacción", cap. XIX. - (9). "La Génesis", cap. XIV ítem 18. 
- (10). "Misioneros de la Luz", cap. XIX. 
- (11). "Evolución en dos mundos" 1ª parte, cap. II. Ed. portugués 
- (11b). Ídem. Trad. española 
- (12) "Evolución en dos mundos" 2ª parte, cap. XIV. 
- (13). "Los Mensajeros", Chico Xavier, cap. XL. 
- (14). "Misioneros de la Luz", Chico Xavier, cap. XVIII. 
- (15). "Entre la Tierra y el Cielo”, Chico Xavier, cita pág. 66.

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domingo, 23 de agosto de 2015

Criopreservación, visión espírita


Criopreservación, visión espírita

Tras analizar el artículo "La esperanza de revivir", publicado en el periódico "LAS PROVINCIAS" el día 11/01/2015, vamos a exponer un resumen de dicho artículo y procederemos a dar la visión espirita de las ideas principales.

Ya hay personas en España que están promoviendo  la criopreservación: quieren ser congeladas después de su muerte, confiando en que la ciencia llegará a reanimarlas. Se trata de la conservación de los cuerpos a temperaturas muy bajas, 196 grados bajo cero tras injertarles al cadáver sustancias especiales que evitan la formación de cristales de hielo. Tras la muerte clínica, la intervención  tiene que empezar cuanto antes y el cuerpo se almacena en una cápsula que no usa electricidad pero que debe ser rellenada de nitrógeno líquido cada pocas semanas. Estas cápsulas pueden albergar a cuatro personas colocadas en posición vertical con la cabeza hacia abajo, ya que si hay un calentamiento, el cerebro estaría mejor  resguardado. Hay quien opta por la neuropreservación:   congelar la cabeza pues resulta más económico y piensan que en el futuro podrán darles un cuerpo nuevo.
Existen tres empresas donde podemos encontrar estos servicios: ”Cryonics Institute” y “Alcor” en Estados Unidos y “Kriorus” en Rusia.

En todo el mundo, ya hay 297 personas criopreservadas y Walt Disney no está entre ellas pese a la leyenda urbana que circula sobre él, en realidad fue incinerado y enterrado en California. Aunque si hay más de 2.100 personas que ya han contratado estos servicios. El coste  de los mismos oscila entre 24.000 € y 170.000€. Encontrando la posibilidad de contratar un seguro de 2.000€ anual.  También tienen la posibilidad de congelar mascotas.

La ley española no contempla la criopreservación. Esta ley tiene unos procedimientos mortuorios muy lentos para las necesidades que exigen estas prácticas, los traslados de cadáveres  internacionales también dan muchos problemas y hay quien se plantea el irse a vivir a Estados Unidos.
A Thomas Donalson, matemático estadounidense le diagnosticaron un tumor cerebral y reclamó ante el estado de California la criopreservación pre morten (llevar esta práctica antes de la parada cardiaca ósea cuando entra en marcha los servicios paliativos), y fue considerado suicidio.
Hay opiniones de científicos a favor, como el profesor Ramón Risco de la universidad de Sevilla  que investiga la criopreservación de tejidos y órganos que opina: “Yo jamás aseguraré que lo que planteo sea posible. Yo simplemente creo en la ciencia y que las evidencias me hacen pensar en que si será posible”. Otros científicos en cambio piensan que se está abusando de la ingenuidad y que aunque los avances son muy grandes en este campo, la reanimación de un ser humano es ciencia ficción. Comentan que la sustancia que se inyecta para evitar los cristales de hielo en el cuerpo, resulta toxica, y además habría una superpoblación en el planeta y como siempre sería una injusticia para las clases menos adineradas.

Entrevista realizada a una mujer que va a ser criopreservada:

"¿Hasta qué punto tiene confianza en que esta  vía vaya a funcionar?
-Yo lo veo como una opción, aún no sabemos si va a funcionar pero la otra opción es perderlo todo, eso es seguro y aunque esta opción me diera un 1% de posibilidades la tomaría, no tengo nada que perder al hacerlo…
Comprenderá que, a mucha gente, todo esto le parezca una locura…
Entiendo que cuesta imaginarse un mundo que todavía suena a ciencia ficción. Si en el pasado nos hubieran hablado de los avances que existen hoy en día, habríamos sentido lo mismo…
¿Fantasea sobre cómo puede ser el mundo al despertar?
Sí, claro me imagino un mundo con una mezcla muy fuerte de lo biológico y lo tecnológico…
¿Y si resulta que es un lugar horrible?
Tendré la misma opción que tenía antes de ser criopreservada, la que tenemos todos hoy: la muerte."


Visión espírita de la criopreservación

Resulta completamente natural el hecho de querernos aferrar a la vida, qué madre no haría lo que fuera por tener a su lado a un hijo muy amado que partió antes que ella. No voy a censurar nada, simplemente trataré de exponer algunas ideas y conceptos espíritas, los cuales nos hacen ver la imposibilidad de esta teoría.

Todos somos espíritus inmortales, creados simples e ignorantes y nuestro destino final es la perfección (moral e intelectual) a través de las experiencias que vamos adquiriendo  tras  las sucesivas vidas que vamos teniendo. Morimos y nos desprendemos del cuerpo físico, regresamos al mundo de los espíritus y volvemos a encarnar tantas veces sean necesarias hasta llegar al grado de perfeccionamiento necesario, siempre bajo la ley de acción y reacción: vamos recogiendo todo el bien y el mal que hemos ido haciendo.

Por lo tanto nuestra verdadera patria es el mundo espiritual.
Todas las personas estamos constituidas de tres partes bien diferenciadas:
a) El cuerpo físico, material y perecedero tras la muerte.
b) Espíritu, inmaterial é inmortal.
c) Periespíritu, lazo semimaterial que une al cuerpo físico y al espíritu, sirviendo de envoltura al espíritu.

Con la reencarnación el espíritu regresa al mundo físico. La unión se produce en el momento de la gestación, el periespíritu se une con el cuerpo físico en formación y la separación es un proceso que se empieza a producir incluso antes de ocurrir la muerte, pero que una vez completada la separación del cuerpo físico, el espíritu sigue su camino y el cuerpo físico no es más que materia desprovista de vitalidad. Tanto el espíritu como el cuerpo, ya sin vida, siguen bajo las leyes físicas y las leyes espirituales leyes eternas e inviolables. Por lo cual  el espíritu no volverá a tener un nuevo cuerpo hasta que vuelva a tener otra reencarnación; estos son los ciclos de la vida y como la vida espiritual tiene sus incursiones en la vida material, la realidad es que nunca morimos sino que desencarnamos o vamos cambiando de vestimentas.

Como podemos observar en la entrevista que hacen a la persona que va a ser criopreservada, toma esta opción, como es lógico, porque con el pensamiento material que tiene, al no creer más que en esta vida física y pensar que con la muerte todo termina, acepta esta teoría como una posibilidad, ya que nada tiene que perder. Para todo aquel que ya ha tenido un despertar espiritual, que piensa que somos algo más que materia y concuerde con cualquier filosofía espiritualista o religión, la teoría de la criopreservación no tiene mucho sentido pues siente que somos algo más que un cuerpo físico.
Por lo tanto con la teoría de la congelación del cuerpo físico esperando ser despertado o reanimado, se aferrará a un cuerpo sin vida que ya cumplió sus objetivos y no se abrirá  al despertar espiritual o adaptación que el espíritu tiene que tener al regresar al mundo de los espíritus. Todo esto solo producirá dolor y confusión al espíritu, por un lado dificultará el desprendimiento con la materia, ya que el lazo semimaterial que une el espíritu con el cuerpo ya sin vida en lugar de aflojarlo se aferrará al cuerpo congelado por el pensamiento con el cual dejó la vida, por lo cual le costará despertar al mundo espiritual y traerá mucha confusión y desconcierto.
Javier Gargallo

Centro Espírita "Entre el Cielo y la Tierra"

sábado, 15 de agosto de 2015

Espiritismo, propuesta para la educación


Espiritismo, propuesta para la educación

El hogar debe ser el escenario donde el individuo pueda sentirse con plena confianza, aceptado y amado, donde pueda exponer sus conflictos más íntimos con sinceridad, sin miedo de perder la comprensión de los familiares, donde pueda desahogar sus problemas y dialogar con profundidad con los que le son afines. La familia tiene que ser el pilar de su auto-educación. El ejemplo edificante, el ambiente moral, las vibraciones amorosas del hogar serán determinantes en la existencia presente y en la vida inmortal.

Es en la familia, donde podemos y debemos en primer lugar conquistar y ejercitar virtudes fundamentales, como el altruismo, la paciencia, amor al prójimo y al mismo tiempo el esfuerzo de contribuir en el progreso del otro. Se trata, pues, de un escenario permanente y fecundo para la Educación del Espíritu.

El momento actual, agitado por la inversión de los valores morales, requiere más atención la preservación de la armonía familiar, un antídoto valioso para la instalación del desequilibrio en el organismo social. ¿Cómo construir y mantener la tan esperada paz en el hogar? ¿Cómo superar las discusiones y divergencias en la familia? ¿Es posible encontrar el apoyo necesario en casa para superar los problemas cotidianos? ¿Cuál es la mayor dificultad de la vida en familia en la actualidad? Y ¿Qué es lo que la Doctrina Espírita nos oferta?

En lo tocante a la relación de padres e hijos la mayor dificultad es saber cómo orientarlos, ya que los modelos de la antigua educación autoritaria ya no funcionan. Conforme nos enseñan los Espíritus, una nueva orden moral debe establecerse en la Tierra, a fin de que nuestro mundo de expiaciones y pruebas se transforme en un mundo de regeneración. Se anuncia la Nueva Era.

Delante de ese cuadro, todos estamos invitados a las reflexiones y toma de decisiones maduras sobre lo que verdaderamente queremos para nosotros y para nuestra familia, ya que no  existe espacio para la neutralidad  y que ya sabemos detener el progreso es imposible.

Es preciso tener como principio la valorización de la familia, fortaleciendo los lazos que nos unen y, aun así es necesario que nos preparemos para vivir en el mundo, dentro de la familia, conectando con ella de algún modo, a fin de obtener provecho de esa relación. El Creador no nos asignó por mero acaso en esa o en aquella vinculación genética. Existen imponderables razones para que estemos conviviendo con quien lo hacemos.

La propuesta de la Doctrina Espírita es de revivir los valores Cristianos y nuestro modelo mayor es Jesús, que es el Maestro por excelencia, el ser más puro que tenemos para seguir como ejemplo de conducta, para que tengamos una familia más armoniosa y feliz. Acercándonos a sus enseñanzas, que el Espiritismo nos presenta, nos hace comprender que la Familia en un mundo de expiación y pruebas no será una familia perfecta, si no con desafíos, relaciones complejas, siendo muy natural que surjan conflictos.

La familia  saludable es la que trabaja con varias verdades posibles y no  con  un comportamiento en bloque. Y es necesario  que exista interés sobre cómo se siente cada uno en esa convivencia y cuáles son sus  necesidades. Respetar la individualidad  característica de cada ser forma parte de   una convivencia saludable y armoniosa. El hogar es el lugar sagrado que Dios concedió a las criaturas para que ellas pudieran construir los lazos del amor que representan el verdadero sentido y significado del Evangelio de Jesús.

Tenemos a la familia como una herramienta del “progreso en la marcha de la humanidad”, como nos muestra la cuestión 695 de “El Libro de los Espíritus”, por lo tanto, asunto de la más sensible comprensión para todos nosotros.

El Espiritismo nos invita a la vivencia del amor verdadero cuyo ejercicio comienza en el ambiente familiar. Ejercitando la amistad, el cariño, la comprensión, la cooperación, la libertad, el perdón, el respeto, la solución de conflictos , el diálogo franco y abierto , como instrumentos de perfección .
Nos surge  entonces la pregunta: ¿de qué manera podemos colocar tales ideas en nuestra práctica diaria, si en la familia convivimos con seres tan diferentes y antagónicos?

Dando el primer paso para que la familia  sea más feliz. Comience con pequeños gestos, sonría, salude a los familiares, ore por ellos, haga pequeñas gentilezas en el hogar, elogie (con sinceridad), oferte su ayuda. El ideal sería que tratemos a nuestros  familiares como tratamos a las visitas.
Finalizando, queda  la enseñanza de la benefactora Joanna de Ângelis:

“El destino de la sociedad está indisolublemente conectado al destino de la familia, pues esta constituye la base, el cimiento donde se inicia la experiencia de la fraternidad Universal".

Claudia Werdine
Comisión Europa de Educación Espírita para la Infancia, Juventud y Familia
Comisión de Educación de la FEE


Bibliografía:
El Libro de los Espíritus −Allan Kardec
La Educación  según el Espiritismo – Dora Incontri*Educación del Espíritu – Introducción a la Pedagogía Espírita – Walter Oliveira Alves
Lazos de Familia, Divaldo Franco y Autores Diversos
Desafíos de la Vida Familiar, Raul Teixeira
Familia & Espiritismo, Autores Diversos – USE*Mi Familia, el Mundo y Yo, Raul Teixeira,
La Vida en Familia, Rodolfo Calligaris

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lunes, 20 de julio de 2015

La acción del pensamiento en la salud y en la enfermedad


La acción del pensamiento en la salud y en la enfermedad

La Doctrina Espírita, en cuanto a filosofía y ciencia de consecuencias religiosas, conforme Allan Kardec en el libro Obras Póstumas, analiza el ser humano y sus manifestaciones bajo el prisma de la inmortalidad del alma. En esa visión, el hombre es más que materia, es el principio inteligente del universo, que se manifiesta en la materia utilizando incontables cuerpos, materias en estados vibratorios diferenciados, que van de la materialidad máxima del cuerpo físico a la sutileza espiritual, transcendente, del espíritu, inteligencia que refleja, de cierta manera, la inteligencia suprema del universo, de la cual fue creado a imagen y semejanza.

Allan Kardec, en El Libro de los Espíritus, acuñó el término periespíritu para designar el conjunto de cuerpos que envuelven el espíritu (Peri, prefijo griego = alrededor de). Conocemos, por medio de la literatura mediúmnica, el doble etérico, cuerpo de la vitalidad, presente solamente en los encarnados, que vitaliza la materia orgánica; el cuerpo espiritual, cuerpo de las emociones, que utiliza el espíritu para manifestarse en las dimensiones más próximas a la Tierra, más o menos materializadas, cuerpo este sutil controlado por la mente del espíritu, maleable y sensible a las transformaciones del sentimiento y del patrón mental; y el cuerpo mental, sede de la mente del espíritu. Esa introducción es necesaria para que comprendamos que el pensamiento, ondas de energía sutil, emana de la mente del espíritu que está localizada en la región supracerebral, no limitándose a una secreción neuroquímica del cerebro físico, como cree la fisiología y la medicina terrena.

Según Emmanuel, a través de la psicografía de Chico Xavier, “así como la araña vive en el centro de la propia tela, el hombre vive inmerso en las creaciones de su pensamiento”. Imagen muy feliz, pues el espíritu, pensando ininterrumpidamente, afecta con su vibración peculiar al mundo en que vive, estableciendo conexiones con criaturas, circunstancias y localidades, así como edifica o destruye su mundo íntimo, de las células al organismo, conforme elige la calidad de lo que cultiva en su campo mental y emocional. La araña construye la propia tela, que nace de ella, y en ella se mueve, captura insectos, interacciona con el ambiente y reside. De la misma forma el espíritu, pensando crea y creando se alimenta de aquello que eligió para su vida interior. Nos afirma Emmanuel, en el libro Pan Nuestro: “Pensar es crear. La realidad de esa creación puede no externalizarse, de súbito, en el campo de los efectos transitorios, pero el objeto formado por el poder mental vive en el mundo íntimo, exigiendo cuidados especiales para el esfuerzo de continuidad o extinción”.

Analizaremos la creación del pensamiento inicialmente en el mundo íntimo y, después, en la realidad exterior, para comprender un poco más cómo el pensamiento crea y controla la vida, como expresión del espíritu inmortal. 

El Pensamiento y el control celular

En el libro "Derrotero", Emmanuel enseña que “El pensamiento es generador de los infracorpúsculos o de las líneas de fuerza del mundo subatómico, creador de corrientes de bien o apenas, grandeza o decadencia, vida o muerte, según la voluntad que lo exterioriza y dirige”. Comprendemos con eso que el pensamiento actúa en la base de la materia, en el mundo subatómico, influenciando su funcionamiento.

En el organismo humano tenemos la célula como unidad básica, el ladrillo del cuerpo. Células que se agrupan formando tejidos, los tejidos forman órganos, los órganos forman sistemas y los sistemas, el organismo. En la intimidad de la célula encontramos el núcleo celular, donde se localiza el ADN, que, se cree, rige la vida en la intimidad orgánica. Del núcleo celular parten las órdenes, los mandos para producción de todas las substancias, que son fabricadas en el citoplasma de la célula. En el libro “Evolución en dos mundos”, André Luiz informa que el pensamiento actúa influenciando y alterando, por medio de lo que él llamó bióforos (que sufren la acción del pensamiento), la interpretación de la ejecución de las órdenes venidas del núcleo: “Por lo tanto, como es fácil sentir y aprender, el cuerpo hereda naturalmente del cuerpo, según las disposiciones de la mente que se ajusta a otras mentes, en los circuitos de la afinidad, correspondiendo pues, al hombre responsable reconocer que la hereditariedad relativa pero compulsoria le tallará el cuerpo físico que necesita en determinada encarnación, no siéndole posible alterar el plan de servicio que mereció o  que le fue asignado, según sus adquisiciones y necesidades, pero puede, por la propia conducta feliz o infeliz, acentuar o difuminar el color de los programas que le indican la ruta, a través de los bióforos o unidades de fuerza psicosomática que actúan en el citoplasma, proyectando sobre las células y, consecuentemente, sobre el cuerpo, los estados de la mente, que estará ennobleciendo o agravando la propia situación, en consonancia con su elección del bien o del mal”.

El ADN representa la herencia en cada uno de su pasado espiritual, aquello que es necesario ser trabajado en esta encarnación o que fue consecuencia inmediata de las elecciones del pasado. Es seleccionado por el ser reencarnante que elige (o bien elegido por los espíritus superiores que dirigen el proceso reencarnatorio) las necesidades espirituales más apremiantes, las tendencias biológicas que afectarán la vida del individuo de tal o tal manera, conforme las predisposiciones que el espíritu construyó para su vida. De esa forma, el ADN representa el presidente de la empresa y el citoplasma, los operarios de la misma. Creíamos que la célula funcionaba en régimen dictatorial: el núcleo ordena y manda. Pero la medicina viene descubriendo, por medio de la epigenética (rama de la biología que estudia las moléculas que interfieren en la regulación del núcleo celular), que la realidad es otra, la célula se comporta como una democracia, siendo que variadas condiciones del medio (nutrición, estrés, etc) y del comportamiento mental y moral controlan la expresión del genoma humano. En el ADN están las predisposiciones, que serán activadas, inhibidas o reforzadas, conforme el patrón mental, emocional y comportamental del espíritu a lo largo de la encarnación, en el que configura su libre arbitrio. El ADN, expresando el karma, se modifica solamente de encarnación en encarnación, sin embargo su expresión sufre la regulación y potencialización de la voluntad del individuo que redecide la vida a medida en que la vive. Y ahí tenemos una de las manifestaciones de la misericordia divina, dejando al ser que viva no en régimen de fatalidad, sino de acción y reacción, en todos los instantes de la vida.

El pensamiento, vertido continuamente desde la mente del espíritu, actúa en la intimidad celular, por medio de los circuitos y sistema circulatorio energético del organismo humano (centros de fuerza, etc.) de forma que autoriza o desautoriza continuamente los movimientos biológicos que la reencarnación presenta. Ejemplificando: si una persona reencarna con tendencia al drenaje energético y a algún contenido psíquico desarmónico, en forma de cáncer, a los 40 años de edad, reclamando el reequilibrio ante la vida, su conciencia y las leyes divinas, tendrá la oportunidad de, durante todo ese periodo, trabajar en su intimidad las circunstancias que le llevaron al desequilibrio, así como sus tendencias y características interiores. De esa manera, al llegar a los 40 años de edad, podrá haber confirmado su predisposición, reforzando la necesidad pedagógica y re armonizadora de un tumor maligno o bien haber progresado en su experiencia, habiendo aprendido y renovado por otros caminos, actuando benéficamente en su mundo celular, conectándose al amor que todo renueva y suaviza su experiencia, que podrá ser más liviana, o incluso no existir, dependiendo de la intensidad de sus conquistas. Por eso afirmó Pedro, sabiamente: “El amor cubre multitud de pecados” (I Pedro 4:7), lo que André Luiz, en el libro “En los dominios de la Mediunidad”, tradujo como “la mente reanimada vuelve a levantar las vidas microscópicas (células) que la sirven”. Sin embargo, si la persona en cuestión, no sólo ha dejado de aprender por otros caminos, sino además ha agravado sus débitos por la repetición de las elecciones, puede, por el mismo mecanismo, agravar sus características biológicas, complicando la salud y determinando lecciones más intensas de la vida para su despertar y reequilibrio.

Salud y enfermedad, bajo esta perspectiva, son, por lo tanto, frutos de la suma y balance entre predisposición y necesidad, tendencia y renovación, al servicio de la educación espiritual del espíritu inmortal y su consecuente despertamiento para el amor, síntesis de las leyes divinas.

Pensamiento y creaciones mentales

Del punto de vista exterior, aprendemos con Kardec y los espíritus codificadores, en “El Libro de los Espíritus”, que estamos rodeados, en nuestra atmósfera espiritual, por un fluido básico, denominado fluido cósmico universal y sus transformaciones (fluidos de variadas especies). En la revista espírita de Junio de 1868, Kardec nos enseña que “El pensamiento y la voluntad son para los espíritus lo que la mano es para el hombre. Por el pensamiento, ellos imprimen a los fluidos tal o cual dirección; aglomerándolos, combinándolos o dispersándolos; forman conjuntos teniendo una apariencia, una forma, un color determinado (...) Algunas veces, esas transformaciones son el resultado de una intención; frecuentemente, son el producto de un pensamiento inconsciente; basta al espíritu pensar en una cosa para que esa cosa se produzca...”. El pensamiento, siendo una onda de energía sutil, en asociación con el sentimiento, plasma en la realidad etérica la naturaleza de nuestros intereses y preocupaciones, sentimientos y fijaciones, en la forma de creaciones mentales, formas-pensamientos, parásitos espirituales, conforme la naturaleza de la creación, que habitan en torno a su foco de origen, haciendo que cada individuo esté permanentemente rodeado por la representación de las cosas, objetos, personas, intereses e intenciones que pueblen su campo mental y su vida íntima. Eso ocurre de tal forma que cualquier espíritu menos obnubilado espiritualmente que se aproxime a nosotros podrá percibir el tenor de nuestras ocupaciones e intereses, por el halo energético psíquico que irradia de cada uno de nosotros. Tal vez por eso Jesús afirmó que “nada hay oculto, que no haya de manifestarse, ni escondido, que no venga a ser conocido y revelado" (Lucas 8:17), visto que no hay forma de ocultar al universo nuestras creaciones mentales y emocionales.

André Luiz, en “En los dominios de la Mediumnidad”, nos afirma que “donde hay pensamiento hay corrientes mentales, y donde hay corrientes mentales existe asociación. Y toda asociación es interdependencia e influenciación recíproca”. Las formas pensamientos que son creadas por nuestra vida mental y son vitalizadas por nuestro sentimiento, se asocian en el universo a aquellas del mismo tenor energético, vibratorio, formando corrientes mentales en consonancia con su naturaleza íntima. Así como las ondas de radio, televisión y telefonía, existen incontables corrientes mentales y emocionales viajando en la atmósfera espiritual del planeta, tantas cuántas son las emociones y pensamientos predominantes en la humanidad terrestre, localizándose en cada comunidad las que sean creadas y estén en sintonía con el interés colectivo de aquellos que habitan aquella área.

Cuando pensamos fija y continuadamente en algo creamos y creando nos vinculamos a las corrientes de la misma naturaleza, de ella no se retroalimentamos, fortaleciendo el tenor vibratorio íntimo, en sistema de “feedback”. Marlene Nobre, citando André Luiz en su libro “El alma de la Materia” nos dice que “Una vez emitidos, los pensamientos vuelven inevitablemente al propio emisor, de forma que envuelve al ser humano en sus propias ondas de creaciones mentales, y, muchas veces, pueden estar incrementados por los productos de otros seres, que con ellos se armonizan”. Esa realidad se presenta de forma automática, natural en el día a día de encarnados y desencarnados, de forma inconsciente incluso, conforme enseñó Kardec. Por ello se hace aún más compleja cuando envuelve situaciones e intenciones conscientes, conforme nos explica André Luiz en "Acción y Reacción": “Ahora, sabiendo que el bien es expansión de luz y que el mal es condensación de sombra, cuando somos crueles con los demás, nuestros pensamientos, por ser ondas de energía sutil, al pasar por los lugares y criaturas, por las situaciones y cosas que afectan nuestra memoria, actúan y reaccionan sobre sí mismos en circuito cerrado, y nos traen así, de vuelta, las sensaciones desagradables que emanan de nuestras obras infelices”. La Medicina hoy nos explica que al recordar determinado hecho reproducimos la producción neuroquímica cerebral compatible con el acto, como si él ocurriera en aquel mismo instante, configurando verdaderamente el mismo sentimiento de la circunstancia feliz o infeliz vivenciada. Y André Luiz nos afirma que aún al recordar, volvemos a visitar energéticamente los lugares, criaturas, situaciones y cosas conectadas al hecho, conectándonos a ellas y recibiendo de ellas su tenor energético particular. Basado en esa conciencia, Emmanuel nos advierte en "Pan Nuestro": “Nuestro espíritu residirá donde proyectemos nuestros pensamientos, cimientos vivos del bien y del mal”. Por esto aún, decía Paulo, sabiamente: - "Piensen en las cosas del cielo". Todo ese retorno energético, siendo reabsorvido por sintonía por el ser espíritu, visita la intimidad celular del mismo, determinando armonía o desarmonía, salud o enfermedad conforme la naturaleza de la vibración.

Perdón, creaciones mentales superiores y salud

Basado en todo ese conocimiento, podemos concluir que Jesús nos legó un elevado código científico de salud y armonía cuando nos afirmó que él, expresión del amor, es el camino, la verdad y la vida, exhortándonos a perdonar incondicionalmente. El dolor, como mancha energética interior, símbolo de nuestras fragilidades heridas en contacto con el mundo, y la postura y el deseo de venganza, representan sintonía y conexión con criaturas y creaciones mentales deletéreas, que nos fortalecen la desconexión con el Padre y nos alejan de la paz de conciencia tan deseada. No perdonar, decía Shakespeare, es “tomar veneno deseando que el otro muera”. El perdón, en contrapartida, siendo una decisión por la paz, es una postura de humildad en el reconocimiento de nuestras necesidades íntimas, nuestras fragilidades y desafíos, nuestras susceptibilidades y carencias, beneficia de entrada a nosotros mismos, conectándonos a la fuente y a las creaciones mentales sublimes que nos elevan y centra en el camino correcto de la vida.

Conclusión

Observando el poder del pensamiento, en conexión con las emociones y el sentimiento, de los cuales no hay como disociarse, nos muestra que cada espíritu es señor de sí mismo, constructor de su destino y de su realidad física, energética y espiritual, escogiendo cada instante al que se conecta o desconecta, conforme elige en el que piensa y cultiva en su intimidad. Renovar las matrices mentales, tantas veces ya comprometidas con el reflejo de nuestro pasado espiritual, por los caminos del desamor, se presenta como la necesidad urgente de todo hijo de Dios que constata y desea asumir su felicidad como responsabilidad personal e intransferible.

El amor, lejos de ser sólo un símbolo religioso, se convierte en una verdad científica a la luz de la Ciencia espírita, presentándose como el camino más fácil corto y el menos complicado para la paz y la felicidad, construcción del reino de Dios en nosotros. Dijo Jesús: “Venid a mí todos vosotros que estáis cansados y oprimidos que os aliviaré. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestra alma. Porque mi yugo es suave, y mi fardo es ligero”. (Mateo 11 28-30). Pensar amorosamente, conectado a la compasión y a la ternura divina, manifestaciones de la misericordia del señor, es el camino para la vitalización del alma y la conexión con el bien, constructores de salud física y espiritual. Concluimos con Emmanuel, que con su sabiduría afirma, por la psicografía de Chico Xavier, en “Pensamiento y vida”: “Nuestro pensamiento crea la vida que buscamos, a través del reflejo de nosotros mismos, hasta que nos identifiquemos, un día, en el curso de los milenios, con la Sabiduría Infinita y con el Infinito Amor, que constituyen el pensamiento y la Vida de Nuestro Padre.”


Andrei Moreira, médico de familia, 
especializado en homeopatía y 
presidente de la Asociación Médico-Espírita
 de Minas Gerais (Brasil) – www.amemg.com.br

sábado, 16 de mayo de 2015

Espiritismo y obra social



Espiritismo y obra social

En nuestra sociedad es muy común escuchar hablar de obras sociales. Las más conocidas tienen incluso sus propias publicidades en los medios de información.

Sin embargo, cualquier organización que se complazca en temas morales y espirituales debería tener su pequeño apartado dedicado a esa actividad.

El espiritismo, que basa su realización de mejora personal en las enseñanzas de Jesús, en cada uno de sus núcleos, por pequeño que sea, debería tener presente la posibilidad de esta realización.

En los tiempos en los que grandes catástrofes nos asolan, todos somos capaces de sacar nuestra parte más solidaria, pero es en el día a día, con cada una de las personas que nos rodean, donde el espírita, no sólo debería atender las oportunidades que se le presentan, sino salir a buscarlas.

Muchas veces si somos pocos no nos sentimos con fuerza de emprender este camino, pero es seguro, que si nos unimos a otros como nosotros se podrían alcanzar grandes logros.

La máxima que Kardec nos dejó fue: “Fuera de la caridad no hay salvación” y es de sobra conocida por todos aquellos quienes compartimos estas enseñanzas, pero ¿dónde se quedan las palabras? ¿escritas en un pedazo de papel? ¿se las lleva el viento cada vez que se las escuchamos a algún compañero o compañera? ¿por qué no somos capaces de dejarlas que entren en nuestro corazón?
Emprender una obra social en nuestros centros no requiere de grandes esfuerzos pero sí de mucha voluntad y generosidad.

Sería además, el culminar práctico de todo, lo que  intentamos aprender,  porque la doctrina espirita no requiere ser memorizada sino comprendida y sentida en nuestro interior. Para ello, es necesario practicarla en cada segundo de nuestra existencia.

La solidaridad espírita debe estar presente en el área de la asistencia a la pobreza, a los enfermos y desvalidos, proporcionándoles apoyo en las carencias sociales, económicas, físicas, morales y espirituales.

Esta ayuda se puede dar en cualquier centro, en cada uno acorde a sus condiciones y posibilidades
La atención que podemos dar a un espíritu encarnado puede servirle de guía en esta propia existencia y evitarle el sufrimiento de deambular perdido en el mundo espiritual.

Saber que alguien puede calmar su ansiedad y angustia, simplemente, sintiéndose escuchado,  respetado y tenido en cuenta, debería hacernos sentir de lo más afortunados porque, a veces, una sola palabra puede ser la mayor obra de caridad que podamos realizar.

Además, el trabajo en el bien es la única fórmula que puede hacer mejorar nuestra existencia. No requiere de ningún sortilegio mágico, ni talismán, simplemente funciona por la acción de la Ley de Causa y Efecto.

Si siempre tuviéramos presentes las palabras de nuestro maestro “….todo cuanto hicisteis a uno de estos hermanos más pequeños a mí me lo hicisteis” lograríamos cambiar tantas cosas.
Animaros pues a poner en práctica todo aquello que habéis aprendido para que la cosecha sea siempre productiva.

“Haced, pues, que al veros se pueda decir, que verdadero espiritista y verdadero cristiano, son una sola cosa y una misma cosa: porque todos los que practican la caridad, son los discípulos de Jesús, cualquiera que sea el culto a que pertenezcan.” (El Evangelio según el espiritismo, Cap. XV)

Ana Mª Sobrino
C. E. Entre el Cielo y la Tierra

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lunes, 4 de mayo de 2015

Las voces del cielo


Las voces del cielo

Comienza, en su frontispicio, la obra "El Evangelio según el Espiritismo" con la frase: 

"Los espíritus del Señor que son las virtudes de los cielos, se esparcen por toda la superficie de la Tierra como un ejército inmenso, apenas han recibido la orden; parecidos a las estrellas que caen del cielo, vienen a iluminar el camino y a abrir los ojos a los ciegos."


Y así es como una ley natural: la comunicabilidad con el mundo de lo invisible (o de los espíritus) fue metodizada como todos sabemos por Allan Kardec, o H. L. Denizard Rivail (su verdadero nombre). Este hombre, adalid del pensamiento ilustrado, conocedor e indagador de múltiples áreas del saber, (pues no en balde se formó y formaba a su vez, siguiendo el método pedagógico del mundialmente conocido profesor H. Pestalozzi) tropezó un día con el fenómeno de las llamadas “mesas giratorias” que tanto furor causó en Estados Unidos y cuya fama se trasladó a los salones de toda Europa, incluida Francia, pues era París en los albores del siglo XIX la capital cultural de Occidente. Remiso en un principio, pues ya en su primer tratado de pedagogía (1824) consideraba la creencia en los espíritus de “credulidad supersticiosa”, terminó acudiendo a una, dada la invitación de un amigo. Un espíritu tan despierto como el suyo comenzó pronto a vislumbrar que tras ese aparente juego, más dado a preguntas frívolas o de escasa relevancia, se escondía una ley física nueva y no suficientemente estudiada hasta ese momento por la ciencia. De pronto, él mismo se quedó perplejo. Lo que comenzó como una indagación personal, adquiría el rango de un nuevo saber que era menester poner en conocimiento de más personas. Se abrían de pronto las puertas de lo desconocido, siglos de especulaciones metafísicas y de misticismo se abalanzaban sobre su raciocinio. Era menester recoger toda aquella información de un modo cabal, siguiendo una metodología, dándole un corpus teórico coherente. Hercúlea tarea, a la cual él estaba de sobra capacitado, dada su alta cualificación humanista y científica. Durante tres años (1855-1857) estuvo sentando las bases de lo que sería la obra fundamental, opera prima y síntesis filosófica de la llamada Doctrina de los Espíritus Superiores o Espiritismo. Su labor fue ingente hasta el mismo día de su muerte o desencarnación (1869), acomodando los conocimientos científicos, filosóficos y morales, con las comunicaciones y revelaciones del plano espiritual. Sumiéndolas a la criba concienzuda, sin dejarse llevar por el entusiasmo, ni por la incredulidad acérrima; sino abriendo los temas al debate y feliz discusión constructiva en aquellos postulados que no estaban del todo claros. Con justicia es llamado el codificador de toda esta nueva ciencia de estudio e investigación.

Su más preclaro continuador fue León Denis, hombre autodidacta, sin la erudición del maestro Denizard Rivail, pero con el entusiasmo y la contundencia que da ser un hombre nacido en medio de las inclemencias del pueblo. Comprendiendo la cercanía y necesidad de la gente del mensaje que daba el recién nacido Espiritismo.

Conoció Denis la doctrina de un modo fortuito (si tal cosa es posible): un día paseando por su natal ciudad de Tours, indagador como siempre de las novedades literarias, se quedó contemplando un raro ejemplar que le llamó vivamente la atención. Se trataba del Libro de los Espíritus, de un tal Allan Kardec. Guiado por un febril impulso entró en la tienda y se apropió dicho ejemplar. Su lectura fue un crisol de luz para su alma atribulada. Un bálsamo de paz: "Encontré en este libro la solución clara, completa y lógica, al problema universal. Mi convicción se hizo fuerte. La teoría espiritista disipó mi indiferencia y mis dudas". Dieciocho años contaba el joven Denis, que de bien niño se vio en la necesidad de trabajar para primero ayudar a la maltrecha economía familiar, y después mantener a su madre, tras la temprana muerte de su progenitor. Dedicando las escasas horas que le restaban de sueño al estudio incesante de cualesquier materia que avivara su conocimiento; tal era su imperiosa necesidad de saber y comprender todo lo que le envolvía.

Denis captó como nadie el mensaje social que traía el Espiritismo: era constante su trato con los mineros de la zona del Benelux, bien como confe-renciante, bien mediante correspondencia. Su interés por la educación de los iletrados le hizo participar de movimientos sociales que perseguían tales fines, consciente de la importancia de dotar a las gentes de los medios del saber, únicos capaces de sacarles de la ignominia cultural y social en que se hallaban relegados. Tal era su implicación que muchos tildaron años después que el único defecto de Denis era “ser espiritista”. Mueca iró-nica, pues él comprendía el porqué de sus acciones, y sentía en su fuero interior la revelación espiritista como la más sensata y completa para explicar las disquisiciones existenciales del ser humano.

Habían otros nombres, de más nombre en el campo de la ciencia, que en aquellos años de fines del siglo decimonono apoyaban con su prestigio el movimiento del Espiritismo, o espiritualismo moderno, como preferían lla-marlo ingleses y americanos. Denis aunó cualidades que ellos no poseían: supo estu-diar las obras de los cien-tíficos que comenzaron a preocuparse por el tema de los fenómenos espiritistas, siguiendo los postulados de-marcados por Kardec. En sus obras analizaba con cuidado y detenimiento las inves-tigaciones realizadas por William Crookes o Alfred Wallace; por los miembros de la SPR de Londres (Sociedad de Investigaciones Psíquicas): Myers, Gurdney y Podmore, que publicaron la ingente obra Phantams of Linvings, grueso volumen repleto de casos de apariciones y fenómenos psíquicos; y de cualquier honorable científico que abordara dichas cuestiones. Había mucha controversia sobre la cuestión y los fraudes no faltaban. Denis se informaba de tales publicaciones y sueltos de revistas, para bajo la óptica del Espiritismo lograr una síntesis lógica y cohe-rente que no hacía sino dar realce a lo ya manifestado en las obras de Kardec. Venía a ser un poco la comprobación empírica por gente ajena al Espiritismo de los fenómenos reseñados; algo así y salvando las diferencias, con las comprobaciones de científicos como Eddignton que ratificaban lo propuesto en la teoría de la relatividad de Einstein.

A su vez Denis tuvo contactos con personalidades tales como Conan Doyle, cuya defensa del Espiritismo, no era 100% exacta con la predicada por él. Pero eran más las cosas que les unían, que las que les separaban; haciendo causa común, respetando y valorando las diferencias, como proceso normal de la investigación y el debate en cualquier área del cono-cimiento humano. Pues la finalidad era demostrar que la vida continúa; que el adagio latino mors jauna vitae (la muerte es la puerta de la vida) tiene razón de ser.

El inicio del siglo XX fue igualmente rico en investigaciones psíquicas, naciendo así la Metapsíquica de Charles Richet, y pos-teriormente la actual Parap-sicología de la mano de J. B. Rhine.
Actualmente se ha perdido ese interés por las investigaciones científicas y por los psíquicos que no pertenecen al movimiento espírita. Ningún pionero de la doctrina tomaba al pie de la letra lo dicho por Eusapia Paladino, Douglas Home o las Hermanas Fox, senci-llamente se pasaba por el filtro de la razón lo obtenido, y se conseguía con ello un enriquecimiento y solidez de lo postulado en las obras básicas codificadas por Allan Kardec.

Jesús Gutiérrez Lucas


miércoles, 29 de abril de 2015

La Paciencia

La Paciencia



La Paciencia es una de las virtudes menos comprendidas y valoradas en la actualidad puesto que realmente desconocemos la extensión de hasta donde pueden llegar sus beneficios, dejándola normalmente fuera del programa de trabajo interior que podríamos hacer en relación con uno mismo.
Solemos vivir la paciencia como una prueba cuando realmente es una oportunidad, una nueva forma de afrontar la vida que nos habilita para dar lo mejor de nosotros mismos.

Si dejamos a la vida que nos enseñe paciencia, estamos pidiendo realmente que la paciencia nos venga en modo de prueba. Sin embargo, planteándonos, en el trabajo interior, mejorar nuestra paciencia, estamos adelantándonos en la lección de la vida y dicha paciencia adquirida pasará a ser una herramienta inestimable, que nos ayudará día a día en todos los ámbitos de nuestro progreso necesario.

La paciencia y la sensibilidad 
La paciencia es fundamental para el desarrollo de cualquier sensibilidad, sea mediúmnica o anímica. Tenemos normalmente la mente tan repleta de conflictos, intereses, automatismos, pensamientos y recuerdos, cada cual pugnando en cada momento por influenciar de alguna forma a la tan estimada conciencia, que es imposible que cualquier nueva sensibilidad se abra paso en semejante ambiente. Nuestra mente es por tanto como un reino con muchos señores pero un único rey, menor de edad, el Espíritu, que no puede reinar hasta alcanzar la madurez necesaria para imponerse por méritos propios en su corte. En el reino mental, cada vez que nos oponemos a una idea la alimentamos incons-cientemente, de forma que debemos evitar el conflicto si no queremos entrar en una guerra de guerrillas interior. La mejor táctica será la paciencia, mediante la cual trabajaremos constantemente la paz interior a través de no alimentar con pensamientos o sentimientos a nuestros antiguos señores internos, junto con la adquisición de nuevos hábitos, expe-riencias y actitudes benéficas que irán acondicionando nuestro reino interior para el resurgir del nuevo orden. La paciencia será necesaria para soportar, sin alterarnos en forma alguna, todas las revueltas internas de estos antiguos señores que carentes de alimento intentarán instigar todos los instintos y pasiones que tengan a su alcance. Flashes de imágenes, deseos repentinos, antojos, pueden asaltar nuestro consciente en cualquier momento y de forma natural buscarán posicionarse en nuestra mente aunque sólo sea despertando el sentimiento de culpa. Seamos conscientes que la culpa sólo es útil mientras no hay arrepentimiento, después de alcanzarlo es un lastre que sigue alimentando los hábitos internos de forma que nos es perjudicial mientras no nos liberemos definitivamente de ellos. Todos los vicios y pasiones en realidad son grandes adicciones del espíritu que tendrá poco a poco que abandonar. La victoria nos habilitará para la Paz interior y el desarrollo superior de las habilidades del espíritu. La paciencia bien entendida es clave, junto con el trabajo interior, conocimiento de uno mismo y el estudio de las verdades espirituales.

Paciencia y Templanza
Estudiando la mente mediante la comparación con un reino antiguo, podemos entender fácilmente cómo trabaja la paciencia para dar soporte a la capacidad de templanza. Templanza es la virtud de no dejarse llevar por los impulsos de nuestros antiguos señores internos. La templanza al no actuar contribuye con la paciencia en la victoria final sobre todas las pasiones. Cada vez que caemos en el error alimentamos el antiguo hábito equivocado, cada vez que nos oponemos con toda nuestra voluntad, lo arrinconamos en nuestro inconsciente preparado para saltar a la mínima en cuanto le sea posible. Enfrentándonos lo alimentamos igualmente retra-sando una nueva recaída. No reaccionando de forma negativa podremos alcanzar la victoria, creando nuevos espacios para la sustitución de los viejos hábitos por nuevos patrones de conducta. No podre-mos eliminar los malos hábitos si no ponemos otros nuevos renovados, por mucho que pensemos que los hemos abandonado, el trabajo no estará terminado.

Paciencia y estudio
La comprensión espiritual de los problemas, mediante el estudio, es condición necesaria para trabajarnos la paciencia gracias a que nos permite afrontar la realidad desde una nueva perspectiva diferente con mayor confianza y fe.

Conocimiento, comprensión, esperanza y fe, son compañeros de viaje para todo trabajador paciente en el Bien. 

Estamos viendo que la Paciencia es mucho más que lo que muestra su definición clásica que la define como "fortaleza para aceptar con serenidad el dolor y las pruebas de la vida necesarias para nuestro progreso".

La Paciencia ejerce un puente entre las virtudes que estudiaron Platón y Aristóteles, también llamadas cardinales, Justicia, Prudencia, Templanza y Fortaleza. Sin Paciencia en nuestras labores difí-cilmente seremos prudentes. Sin Paciencia ante nuestros deseos, no tendremos la templanza suficiente. Sin Paciencia en nuestros padeceres no tendremos fortaleza y finalmente, sin Paciencia en nuestras emociones, la ira nublará nuestro sentido de Justicia.

Lo contrario a la paciencia es el sentimiento de contrariedad tanto o más que la propia impaciencia. La impaciencia es un estado de ausencia de paciencia pero puede no llegar a tener graves consecuencias si no se llega a la acción. El sentimiento de contrariedad sin embargo raramente nos deja indiferentes y desemboca normalmente en graves consecuencias. La impaciencia surge ante un estancamiento en la realización de nuestros planes, que puede llevarnos a un estado de ansiedad, pero la contrariedad conlleva un enfrentamiento que desata normalmente la ira, la crítica y la queja. En estado de contrariedad nos apartamos de las virtudes de Templanza, Justicia y Prudencia cuando no disponemos del necesario autocontrol y conocimiento de uno mismo. La contrariedad es una emoción que quema por dentro y nubla el entendimiento mediante la activación de los instintos de supervivencia y conservación, fundamento del egoísmo ("La Génesis" cap. III ítem 10: "Si hacemos un estudio de las pasiones, e incluso de los vicios, veremos que su origen común está en el instinto de conservación".)

Paciencia y Fortaleza
Clásicamente reducimos la Paciencia al ámbito de la virtud de Fortaleza como resignación ante el dolor y vicisitudes de la vida. Pero la paciencia es una virtud bien distinta de la mera pasividad ante el sufrimiento; no es un "no reaccionar", ni un simple "aguantarse". Es parte de la virtud de la fortaleza y lleva a aceptar con serenidad el dolor y las pruebas de la vida, grandes o pequeñas esforzándonos constán-temente por superarlas en la medida de nuestras posibilidades.

Esta aceptación no llega arbitrariamente sin un trabajo previo que nos permita desarrollar el convencimiento (Fe basada en conocimiento espiritual) que nos da la fuerza de voluntad necesaria para mantenernos fuertes en medio de las persecuciones y pruebas de la vida.

El convencimiento férreo de las verdades espirituales es el fundamento que nos dará la gran-deza de ánimo que caracteriza a los grandes espíritus que vienen en misión.

De esta forma mantendremos la alegría de vivir e incluso la Paz interior en la adversidad del mundo que nos rodea, a sabiendas que tal como dice una máxima de "El Evangelio según el Espiritismo" (Cap. V ítem 20), "la felicidad no es de este mundo".

Paciencia y virtudes
La paciencia, precursora como hemos visto de las cuatro virtudes cardinales, junto al conocimiento espiritual que aporta la Doctrina de los Espíritus, son alimento para el resto de virtudes como la Fe, la Esperanza y la Caridad, de forma que nuevamente podemos decir que no tenemos Fe ni Esperanza si no tenemos Paciencia con la confianza que la caracteriza.

Esto prueba que la mayor virtud de todas es la Caridad tal como nos dice "El Evangelio según el Espiritismo", puesto que es la única virtud que podemos practicar incluso sin adquirir ninguna otra,  mientras que el resto de las virtudes quedan de alguna forma relacionadas entre ellas, al menos, a través de la Paciencia. La persona paciente tiende a desarrollar una sensibilidad que le va a permitir identificar los problemas, contrariedades, alegrías, triunfos y fracasos del día a día y, por medio de ella, afrontar la vida de una manera optimista, tranquila y siempre en busca de armonía.

La paciencia y el deseo
Hoy en día el deseo es uno de los principales motores de la sociedad. Constantemente se va renovando porque si permanece estático se desmorona como un castillo de arena. La sociedad de consumo nos va creando nuevas necesidades, objeto de deseo, dirigiéndonos por una senda muy acotada hacia sus intereses. Hoy en día las enfermedades más comunes son el estrés y la ansiedad. El estrés producido por todo el trabajo y agitación necesarios para mantener el ritmo de vida que se nos va marcando y la ansiedad producida por el rastro que deja el propio estrés que hemos mantenido por tanto tiempo.

Normalmente somos impacientes donde más nos esforzamos porque necesitamos respuestas rápidas para continuar motivados. Si no vemos avances nos desmoralizamos e impacientamos. Paciente es el que trabaja en el bien sin esperar a resultados para continuar esforzándose. Paciente es quien confía pero no permite que la ociosidad le haga perder el tiempo. La persona paciente es rica en tiempo porque no lo malgasta. Si malgasta el tiempo no es paciente, es irresponsable, perdiendo el tiempo que luego necesitará y que le hará experimentar la impaciencia como prueba a superar.

El cultivo de la paciencia limita los efectos que causa el deseo al alejarnos del abuso. La comprensión de lo necesario y lo superfluo nos iluminará para tomar el rumbo correcto en la vida. La vida conforme las leyes naturales se caracterizan por la simplicidad y sencillez alejada de toda extravagancia superflua. La paciencia es contraria al estrés puesto que no permite la sobrecarga intelectual o física así como el abuso de nuestra salud. La salud entra dentro de lo necesario y la paciencia lo protege al comprender que en toda carrera de fondo lo importante es llegar lo más lejos en las mejores condiciones posibles.

Si la fuerza del deseo surge del instinto de conservación como puente hacia el desarrollo del progreso, la paciencia, como medida de conservación, sirve de control para evitar el agotamiento de la salud en la sobreactuación del deseo mediante el abuso. El egoísmo surge directamente del instinto de conservación cuando no carecemos de paciencia para anteponer los intereses de los demás a los nuestros.

Paciencia, seguridad, confianza, conocimiento y egoísmo

La paciencia implica seguridad y donde no hay seguridad reina el miedo y el egoísmo. De todo ello podemos inferir que el ser pacientes nos hace menos egoístas.

La paciencia implica confianza. A partir de la seguridad en uno mismo, la confianza en los demás es siempre más fácil. El prójimo deja de ser un competidor puesto que ya no hay ninguna carrera donde competir y pasa a ser un colaborador. Juntos todos tenemos más fuerza y por ello, el instinto de conservación hace al hombre ser de tipo gregario de forma natural. Incons-cientemente sabemos que todos juntos somos más fuertes que como suma de las partes.

La paciencia implica conocimiento. Sin conocimiento reina la ignorancia y el miedo, el instinto de supervivencia se antepone al de conservación y al de progreso impidiendo el desarrollo de la paciencia ahogada completamente por el egoísmo.

La paciencia implica Fe. El hombre que no tiene Fe llegará un momento en que se planteará las verdades mayores y sufrirá el sentimiento de indefensión que irremediablemente le hará elevar su mirada hacia lo alto base al instinto natural por el cual todo ser intuye una realidad superior a él según la Ley de Adoración explicada en "El Libro de los Espíritus" de Allan Kardec.

Paciencia y resignación
La paciencia es activa y pasiva a la vez. Activa porque cumple con la Ley del Trabajo mediante el esfuerzo diario y pasiva por la resignación que conlleva como aceptación de las circunstancias que nos llegan ajenas a nuestra voluntad sin posibilidades de remediarlas por nosotros mismos. Toda expiación conlleva en sí misma una necesidad de resignación (parte pasiva de la paciencia), mientras que toda prueba siempre conlleva intrínsecamente un ejercicio activo de paciencia, en base al cumplimiento del deber.

La paciencia es indulgente con los demás, exigente con uno mismo pero comprensiva con nuestros resultados, impidiendo los pensamientos negativos o de derrota antes los malos resultados casuales, conocedores de que el espíritu siempre progresa, que nuestra realidad actual es fruto de nuestro merecimiento pasado y que los males actuales son abono para los bienes futuros del espíritu.

Paciencia y humildad
Una de las causas mayores de nuestra impaciencia es debido a la falta de humildad y comprensión de la finalidad de nuestra encarnación. Tendemos a pensar que somos más evolucionados de lo que realmente lo somos y por ello tendemos a tener ciertas aspiraciones que en muchas ocasiones nos causan impaciencia. Una aspiración clásica es tener mediumnidad ostensible.

Muchas veces, después de una buena temporada de estudio y buena voluntad, nos sentimos con el convencimiento, la confianza y fe suficientes para considerarnos "merecedores". La idea que significa la palabra merecedor es variable, unos días nos conformamos con sencillos detalles positivos que vemos en el día a día pero otros días, un sentimiento de impaciencia casi irritante nos invade. En ocasiones nos sentimos merecedores de mejor suerte, ya no material, sino de orden espiritual, todo ello motivado por la falta de paciencia.

La impaciencia es uno de los mayores frenos para el desarrollo de las capacidades espirituales, mediúmnicas y anímicas.

Ocurre principalmente cuando nos falta com-prensión de lo que realmente somos, merecemos, y a qué hemos venido a trabajar en la presente encarnación. Es habitual querer avanzar más rápido de lo que estamos preparados por impaciencia y falta de humildad. Con humildad las circunstancias del trabajo espiritual van a apareciendo delante de nosotros y sólo tenemos que ir respondiendo en base a nuestro esfuerzo y buena voluntad. Sin humildad vamos buscando nuevos objetivos enriquecedores que calmen nuestra sed, alcanzando la frustración cuando no los conseguimos. Una buena dosis de humildad será necesaria siempre para adquirir una pequeña dosis de paciencia en estos casos. Sin humildad no hay paciencia puesto que careciendo del sentido correcto de Justicia terminamos esperando erróneamente lo que no va a llegar, transformando la situación, finalmente una vez más, en otra prueba de paciencia por culpa de nuestra ya reiterativa impaciencia.

José Ignacio Modamio
Centro Espírita "Entre la Tierra y el Cielo"