sábado, 10 de mayo de 2014

El centro espírita y el mundo espiritual


Allan Kardec definió el Espiritismo como "la ciencia que trata de la naturaleza, origen y destino de los Espíritus y de sus relaciones con el Mundo físico."

El Centro Espírita, además de la importancia que tiene para los hombres (Espíritus encarnados), es también de gran importancia para los Espíritus desencarnados, y desempeña un papel de relieve en las relaciones entre los dos mundos.

Estamos habituados a ver en el Centro Espírita sólo unas paredes, mobiliario, y a personas ocupadas en determinadas actividades en servicio de los demás.

Se nos escapa toda actividad espiritual que tan sólo llega a ser recibida por algunos videntes con facultades muy desarrolladas. Estas actividades, no por desconocidas dejan de efectuarse por los Espíritus que nos rodean, en todos los lugares y en todo momento, mezcladas con las tareas propias de los humanos.
Con mayor motivo entonces, deben realizarse estas tareas en un Centro Espírita. Los espíritus destacados en misión a la superficie del Planeta necesitan de lugares donde reunirse a fin de poder realizar actividades propias de la misión que tienen encomendada. Necesitan una base de operaciones donde puedan encontrarse libres del acoso de vibraciones groseras o intentos de la interferencia por parte de otros Espíritus menos esclarecidos que tratan de interponerse en el camino de estos Misioneros Espirituales, obstaculizando la misión en curso.

¿Qué lugar más apropiado para ello que un Centro Espírita, donde ya los hombres procuran mantener un ambiente vibratorio elevado?

Todo Centro Espírita dispone, así mismo, de un equipo espiritual dedicado a mantener el local limpio de entidades perturbadoras o viciadas, y protegido de los intentos de los Espíritus que tratan de inmiscuirse en sus actividades.

Puede parecer extraño que los Espíritus esclarecidos que gozan de libertad para desplazarse, tengan necesidad de un local determinado cuando pueden reunirse en cualquier parte.

Indudablemente la falta de un Centro Espírita no impedirá que se celebren reuniones o Misiones Espirituales, pero es fácil de entender la diferencia entre que esto se haga en un Centro Espírita a que se realice, por ejemplo, en medio de una vía pública con vibraciones e influencias de todo tipo, por no mencionar otros ambientes, aún más negativos, que desgraciadamente son tan abundantes en cualquier ciudad, lo que requeriría una limpieza previa.

Los Espíritus en misión, son seres muy ocupados y prácticos y estarán agradecidos si encuentran en cada ciudad uno o más Centros Espíritas, un lugar de reunión, que les evite pérdidas de tiempo en el cumplimiento de sus tareas, lo que les permitirá así mismo, mayores oportunidades de auxilio.

Además el Centro Espírita es un centro de trabajo atendido por trabajadores humanos preparados para prestar su colaboración en aquellos casos en que sea recomendable la intervención de espíritus encarnados.
Durante el sueño del cuerpo físico, muchas veces  somos llamados a colaborar en estas misiones de las que generalmente no conservamos recuerdo al despertar.

Esta es otra de las importantes misiones de un Centro Espírita y, que al no figurar en el programa de actividades pasa desapercibida, impidiéndonos comprender su verdadera importancia, por tanto podríamos elaborar los trabajos de un Centro Espírita como sigue:

- Las reuniones, comunes a todas las asociaciones y personas que quieran compartir.

- Las reuniones de estudio, para asimilar los principios del Espiritismo pues es un árbol de sabiduría.
- Las prácticas, que después de haber obtenido el conocimiento necesario habrá de llegar el momento oportuno de poner en práctica todo lo aprendido de la Doctrina Espírita.

- Educación de la infancia y de la juventud, buscando proporcionar a estos ciudadanos del mañana el conocimiento y los valores morales necesarios, para que con firmeza, la regeneración de nuestro planeta sea un hecho.

- Reuniones mediúmnicas, para el estudio de la Doctrina Espírita por medio de las comunicaciones de los Espíritus, que son nuestros hermanos desencarnados.

- Reuniones de atendimiento a espíritus sufrientes y desobsesión, para esclarecimiento de Espíritus obsesores o sufridores, que debido a la rebeldía y apego a la materia que nubla su percepción espiritual, no tienen acceso a la ayuda de los espíritus amigos.

- Sesiones de asistencia espiritual, a las que durante el sueño son conducidos los trabajadores del Centro Espírita para colaborar en misiones de auxilio dirigidos por Espíritus esclarecidos y que visan producir ajustes entre espíritus encarnados o desencarnados, que arrastran odios y luchas de vidas anteriores y que muchas veces son causas de enfermedades físicas o psíquicas.

- Asistencia social. Dentro de este campo, el Centro Espírita busca proporcionar al individuo, la enseñanza y fuerzas precisas que le permitirán por medio de la resignación y acatamiento de la Ley de Dios, de la que sin duda es infractor, el enfrentarse a la realidad de su situación espiritual para iniciar la lucha de rehabilitación y ascensión espiritual.

- Práctica de "El Evangelio en el hogar". Es conveniente que en el hogar de la familia espírita se preste atención en proporcionar los beneficios que nos dan las enseñanzas espirituales del Evangelio haciéndolo extensivo a los niños.

- La divulgación. Es sabido que el Espiritismo no es una doctrina proselitista cuyo  afán sea el convertir a los demás. Es importante para la divulgación y perfecto conocimiento del Espiritismo poner al alcance de los demás el "Libro Espírita", que da la oportunidad de reflexión y aprendizaje.

Se puede añadir que la Humanidad marcha hacia un idioma único espiritual en el cual busca a Dios con todas las fuerzas para poder entender el "porqué las cosas ocurren", y en este aspecto podemos decir el AXIOMA: "Buscad y hallareis".

¡Bendito Espiritismo!

Aurora V.C
C.E.y.D.E.

domingo, 4 de mayo de 2014

El trabajo


Al principio de los tiempos el ser humano solo aplica su inteligencia a la búsqueda de alimento, así como de los medios con que preservarse de las intemperies y defenderse de sus enemigos. El animal que prevalece en él, es el que marca las pautas que sigue.

Pero Dios le ha dado algo que no dio al animal: el deseo incesante de mejorar, y este anhelo es el que le mueve a buscar las maneras de mejorar su situación.

En “El Libro de los Espíritus” se nos dice, que el trabajo es una ley natural, por lo mismo que es una necesidad, y la civilización obliga al hombre a trabajar más, porque aumenta sus necesidades y sus goces.
¿Por qué es impuesto el trabajo al hombre? es consecuencia de su naturaleza corporal; una expiación y al mismo tiempo un medio de perfeccionar su inteligencia y por esto, solo a su trabajo y actividad debe su subsistencia,  su seguridad y su bienestar. Al que es débil de cuerpo Dios le da la inteligencia,  pero siempre es trabajo. También se nos dice que Dios a hecho del amor filial y paternal un sentimiento natural, con el fin de que por medio de este afecto recíproco los miembros de una misma familia fuesen inducidos a ayudarse mutuamente, los padres deben trabajar por sus hijos y esta misma ley natural impone a los hijos la obligación de trabajar por los padres.

¿Cuál es el límite del trabajo? el límite de las fuerzas y  cuando estas le abandonan, por la vejez, tiene derecho al descanso y si el anciano ha de trabajar para vivir y no puede hacerlo, pues se nos dice, que el fuerte ha de trabajar para el débil  y a falta de familia, la sociedad, con las leyes ha de protegerle y ampararle.

Gracias al trabajo y al deseo incesante de mejorar, el hombre ha progresado con los descubrimientos, las invenciones y el perfeccionamiento de la ciencia, porque esta última lo provee de aquello de que carece. Gracias a sus investigaciones, la inteligencia del hombre crece y su moral se depura. A las necesidades materiales suceden las espirituales, además del alimento del cuerpo, necesita el del espíritu, así el ser humano pasa del estado de barbarie al de civilizado.

El trabajo es la comunión de los seres. Por él nos aproximamos los unos a los otros, aprendemos a ayudarnos y a unirnos; de esto a la fraternidad no hay más que un  paso.

Si Dios hubiese liberado al hombre del trabajo físico los miembros de este se le habrían atrofiado. Si los hubiese eximido de las tareas de la inteligencia, su espíritu habría permanecido en la infancia, en los estados de los instintos animales. He aquí porque ha hecho que el trabajo fuese para él una necesidad. Y nos dijo: trabaja y producirás de esta manera, serás hijo de tus propias obras, y te corresponderá el mérito de ellas y serás recompensado conforme a lo que hayas hecho. En virtud de la explicación de este principio es, precisamente, por lo que los espíritus no vienen a ahorrar al ser humano las labores de investigación, comunicándoles descubrimientos, sin realizar por sí mismos el menor esfuerzo, ni siquiera el de pensar. Si fuese así el más holgazán podría hacer fortuna y el más ignorante ser sabio ambos sin que les hubiese costado nada y el uno y el otro atribuyéndose el mérito de lo que no habrían realizado. No, los espíritus no vienen a liberar al hombre de la ley del trabajo, sino con el propósito de mostrarle la meta que debe alcanzar y el camino que a ella conduce.  Nos dicen que encontraremos piedras ante nuestros pasos, mantengámonos alerta y quitémoslas de en medio nosotros mismos, que ellos nos darán la fuerza necesaria, si queremos emplearla.

También nos podemos preguntar, el hombre que posee bienes suficientes para asegurar la existencia, ¿está libre de la ley del trabajo? ...del trabajo físico, quizá; pero no de la obligación de hacerse útil según sus méritos, de perfeccionar su inteligencia o la de otros, lo que también es trabajo. Si el hombre a quien Dios ha confiado bienes suficientes para asegurarse la existencia, no está obligado a mantenerse con el sudor de su frente, la obligación de ser útil a sus semejantes es tanto mayor para él, en cuanto la parte que anticipadamente le ha sido asignada, le concede más desahogo para hacer el bien.

Dios es justo y no desaprueba más que a aquel cuya existencia es voluntariamente inútil  porque este vive a expensas del trabajo ajeno. Quiere que cada uno se haga útil según sus facultades. No hay nadie que no pueda hacer el bien, solo el egoísta carece siempre de ocasión. Basta estar en relación con otros hombres para poder tener ocasión de hacer el bien, y cada día de la vida ofrece la posibilidad a todo el que no esté cegado por el egoísmo; porque hacer el bien no consiste únicamente en ser caritativo, sino ser útil con arreglo a la posibilidad, siempre que vuestro socorro pueda ser necesitado.

Hay otra pregunta que nos debemos hacer, sobre todo quien tiene mando. ¿Qué debemos pensar de los que abusan de su autoridad para imponer a sus inferiores un trabajo excesivo?....es una de las acciones más equivocadas. Todo hombre que tiene mando es responsable del exceso de trabajo que impone a sus inferiores, porque viola la ley de Dios. Recordemos que se recoge lo que se siembra.

Nos dice Leon Denis, referente al trabajo y a los hijos: “Estudiemos a nuestros hijos y dediquemos a desarrollar el potencial bueno y desarraigar el malo y no les proporcionemos demasiados goces con el fin de que, acostumbrados desde el principio al desencanto sus jóvenes almas comprendan que la vida terrenal es ardua, y que solo hay que contar con uno mismo y con su trabajo; únicas cosas que proporcionan la independencia y la dignidad. No intentemos desviar a estos niños la acción de las leyes eternas. Hay piedras en el camino de cada uno de nosotros; solo la sensatez nos enseña a evitarlas.

Mientras el hombre se halla ocupado en su tarea, se acallan sus pasiones. La ociosidad, por el contrario, las desencadena y las abre un basto campo de acción. El trabajo constituye también un derivativo saludable para nuestras preocupaciones y nuestras tristezas; calma las angustias de nuestro espíritu y fecundiza nuestra inteligencia. No existe un dolor moral, no existen decepciones ni reveses que no encuentren en él un apaciguamiento, no hay vicisitudes que resistan a su acción prolongada. El que trabaja tiene asegurado el refugio para su sufrimiento y un verdadero amigo en la tribulación. El trabajo nos provoca el esfuerzo y desarrolla la voluntad.”

Como dice el dicho "el movimiento se demuestra andando". En estos momentos en los que nos toca vivir, con la crisis, el desempleo, los desahucios… el ser humano tiene la oportunidad de ver parte de la realidad, del modo de vida que hemos llevado. Tenemos que preguntarnos... ¿qué esperamos realmente de la vida? y cuando lo sepamos, centrémonos en ello, sin perder la esperanza, forzando nuestra imaginación, nuestras fuerzas, pongamos en práctica nuevas o viejas fórmulas, reinventémonos si hace falta. No debemos permanecer inmóviles ante esta crisis moral y económica ni tampoco estar decaídos, debemos luchar, movernos constantemente, relacionarnos, hablar, probar, ayúdate y pon todo de tu parte si quieres que Dios te ayude, "el que busca encuentra".

Pensemos y analizamos frases que nos han dejado personas ilustres:
- En los momentos de crisis, solo la imaginación es más importante que el conocimiento.
- La vida es fascinante, solo hay que mirarla a través de las gafas correctas.
- Es difícil vivir sin dinero y más aun sin salud, pero es imposible vivir sin ilusiones.
- El primer paso para la solución de los problemas es el optimismo. Basta creer que se puede hacer algo para tener ya medio camino hecho y la victoria muy cercana.

Que Dios nos bendiga a todos.

Lorenzo.
Centro espirita "entre el cielo y la tierra"