miércoles, 18 de agosto de 2010

OLVIDO TEMPORAL

Si miramos la historia de las sociedades humanas, constatamos que tenemos un pasado de barbarie, con guerras sanguinarias y destrucción.

No obstante, ha habido hechos buenos que trajeron beneficios a la población, gracias a lo cual la sociedad ha ido avanzando poco a poco a través de los siglos en dirección a la civilización en la que nos encontramos hoy en día. Pero nuestro presente es aún muy sombrío.

El estudio del Espiritismo nos demuestra que el proceso de la reencarnación es un hecho, por lo tanto fuimos nosotros quienes escribimos, por medio de sucesivas encarnaciones, nuestra propia historia en la Tierra, a la cual somos atraídos por afinidad.

Nuestras imperfecciones morales son la causa que nos atrae a ella. Para alzar vuelos más altos en el porvenir, es imprescindible la corrección de las debilidades morales, y actuar conforme a los designios de Dios.

El espíritu sobrevive a la muerte, retornando a la vida corporal por el proceso del nacimiento que es el hito que marca una nueva encarnación. Traemos al empezar cada nueva existencia las tendencias buenas acumuladas de encarnaciones pasadas, el bagaje intelecto-moral que cada uno conquistó, las aptitudes, las facilidades en el aprendizaje, los gustos, las afinidades y simpatías. También traemos las tendencias malas, en las que nos deberíamos centrar como objeto de reforma.

Con el velo del olvido de quién fuimos y qué hicimos, comenzamos este nuevo presente. Junto a este olvido, Dios nos brinda una nueva oportunidad de progresar. En cada encarnación se abre un abanico de experiencias para ejercer las cualidades adquiridas y enderezar tendencias equivocadas, poniendo en práctica las Leyes Morales dictadas por los espíritus en “El Libro de los Espíritus”.

¿Cuál es el objeto del olvido?

El recuerdo de los hechos cometidos otrora nos causaría, en la conciencia, el sentimiento de culpa, ya que nuestro pasado es principalmente de muchos errores. Si nos acordásemos de lo que practicamos en otras vidas, probablemente dificultaría nuestra evolución, reavivando antiguos rencores sobre verdugos y víctimas. Ese recuerdo ocasionaría o bien el disimulo de una antipatía falseando así nuestros verdaderos sentimientos, o bien la determinación de seguir enfrentándose a esa persona, avivando así los sentimientos inferiores de aquél que se considera perjudicado. Ambas situaciones impiden alcanzar el objetivo de progreso.

Por tanto, el olvido sirve al espíritu encarnado como aliciente en la vida, como una especie de tregua para coger aliento y trabajar sus sentimientos en la actual existencia, modificando la escala de valores mayormente errónea hasta entonces adquirida.

Sin embargo, no estamos abandonados a nuestra suerte, tenemos lo que llamamos intuición.
La intuición aflora en nuestra mente en los momentos en que debemos tomar una actitud, dándonos opciones a elegir. Estas opciones pueden provenir de la experiencia de vidas anteriores que surgen en la consciencia en ese momento, o también por consejo de algún espíritu. Esta voz de la conciencia nos aconseja para no cometer la misma falta, mostrando qué opción deberíamos tomar. Pero el libre albedrío que todos poseemos es el que, según la madurez de cada uno, hace oír o no estos consejos dados por la conciencia y así elegir un camino u otro.

¿Cómo corregir las malas inclinaciones?

Es verdad que no nos acordamos en general de quién fuimos, pero corrigiendo las malas inclinaciones estaríamos modificando un patrón equivocado de comportamiento, reestructurando ese comportamiento erróneo por uno más correcto.

Podemos averiguar las malas inclinaciones a través de un auto-análisis diario, reflexionando sobre qué es lo que hicimos en el día de hoy en favor del prójimo o qué hicimos que sería censurable. Todo aquello que perjudica al prójimo, es motivo de reflexión para intentar corregirlo. Haciendo un estudio verdadero de las actitudes tomadas diariamente, damos un paso positivo, comprometiéndonos con la propia conciencia, consolidando sistemáticamente la reforma interior.

Estaremos pues, con este procedimiento metódico de auto-análisis, trabajando interiormente para identificar y corregir fallos en nuestra moral, sembrando un porvenir individual mejor.
De esta manera, a través de las encarnaciones sucesivas dentro de la ley de causa y efecto estamos ejecutando las expiaciones de lo que hemos hecho en disonancia con las Leyes Morales y vamos transformando gradualmente el mal cometido en el pasado, en buenas obras.
Cambiar ese mal por acciones buenas puede suceder más rápida o más lentamente, conforme la predisposición de enmienda de cada uno. Por eso, aprovechar la vida para cambiar a mejor debería ser lo prioritario de esta existencia para cada uno de nosotros.

¿Qué papel juega el olvido tras el retorno a la vida espiritual?

El espíritu, una vez ha regresado al mundo espiritual, accede a los recuerdos. Se observa ya como espíritu, haciendo también un auto-análisis de las acciones cometidas en su vida anterior. Si se ha equivocado, se siente mal por ello y, buscando entonces la manera de corregir el daño causado contra él mismo o contra el prójimo, solicita una nueva oportunidad de encarnar.

En conclusión, deberíamos mirar el olvido temporal como una bendición que nos es concedida, ofreciéndonos la oportunidad de avanzar en actitudes nobles y de acuerdo con las Leyes Divinas, aprovechando las virtudes y abriendo así el rumbo que nos conducirá a un futuro mejor, destinado para todos.

Claudia Bernardes de Carvalho
Centro Espírita "Entre el Cielo y la Tierra"

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