domingo, 12 de mayo de 2019

Breve historia del magnetismo

Breve historia del magnetismo



La historia del magnetismo se remonta a la antigüedad. Al parecer, hace más de dos mil años, los griegos, los indios y los chinos ya sabían que un determinado tipo de piedras atraían pequeños trozos de hierro. Hoy esa sustancia se conoce como magnetita, un mineral magnético que se encuentra en la naturaleza.

El magnetismo comenzó en la edad de los metales, junto al proceso de fabricación de armas y herramientas. El hombre de la antigüedad notó uno de los primeros fenómenos magnéticos, ciertas piedras atraían el metal de hierro.

Pasaron muchos años hasta que aprendió que todos los materiales tienen ciertos comportamientos magnéticos y buscó darle un uso práctico.

La experimentación con la electricidad y el magnetismo, han ido a la par con la evolución humana.
Todos sabemos que el magnetismo es un fenómeno físico por el que los objetos atraen o repelen otros materiales. Todos los materiales son influidos en mayor o menor grado cuando están sometidos a un campo magnético.

El nombre de magnetismo viene de Magnesia del Meandro en Asia Menor, donde parece ser que por primera vez se observaron los fenómenos magnéticos. Magnesia del Meandro es una ciudad antigua situada en el interior de la península turca de la que apenas quedan hoy algunos restos arqueológicos
El primer estudioso del fenómeno fue Tales de Mileto, filósofo griego que vivió entre 625 a.C. y 545 a.C.

En el siglo VI antes de Cristo demostró que ciertas sustancias, como el ámbar, poseían después de haber sido frotadas, la propiedad de atraer a ciertos objetos, si estos eran ligeros, Así descubrió la naturaleza eléctrica de la materia.

También Sócrates hablaba de un mineral de color negro explicando, ya entonces, el fenómeno de inducción magnética.

A la civilización china se le adjudican dos hechos relevantes: el descubrimiento del campo magnético terrestre y la invención de la brújula.

Al parecer, en el siglo XI los chinos imantaron agujas tocándolas con magnetita y colgándolas de hilos de seda. Las agujas se orientaban en la dirección norte-sur, alineándose con las líneas del campo magnético terrestre.  Estas brújulas estaban compuestas por una aguja imantada que flotaba en un cuenco con agua.  Independiente de hacia dónde girase el barco, y el cuenco con él, la aguja seguiría apuntando en la dirección norte-sur.

El científico Shen Kua (1031-1095) escribió sobre la brújula de aguja magnética y mejoró la precisión en la navegación empleando el concepto astronómico del norte absoluto. Hacia el siglo XII los chinos ya habían desarrollado la técnica lo suficiente, como para utilizar la brújula para mejorar la navegación.

Alexander Neckham fue el primer europeo en conseguir desarrollar esta técnica, en 1187.
Charles-Augustin Coulomb (1736-1806) estudió las fuerzas entre polos magnéticos y propuso la ecuación de la fuerza entre estos.

En 1820, Hans Christian Orsted descubrió que un hilo conductor sobre el que circulaba una corriente ejercía una perturbación magnética a su alrededor, que llegaba a poder mover una aguja magnética situada en ese entorno. Nacía así el electromagnetismo que unificó las fuerzas eléctrica y magnética
En 1831, después de que Oersted comenzará a describir una relación entre la electricidad y el magnetismo, y el francés André Marie Ampére profundizará en dicho campo, el científico británico Michael Faraday descubrió que el movimiento de un imán en las proximidades de un cable induce en éste una corriente eléctrica.

Faraday observó que siempre que el imán o la bobina estuvieran en movimiento, se genera corriente eléctrica, a la vez que vislumbró las líneas de fuerza magnética al esparcir limadura de hierro en un papel colocado sobre un imán.

La unificación plena de las teorías de la electricidad y el magnetismo se debió al físico británico James Clerk Maxwell, que predijo la existencia de ondas electromagnéticas e identificó la luz como un fenómeno electromagnético.

René Descartes explicó el magnetismo como un flujo de partículas que saldrían de un polo del imán y entrarían en el otro.

La Ley de Gauss del magnetismo es una de las ecuaciones fundamentales del campo electromagnético. Esta se debe a Carl Gauss que en1832 publicó un artículo sobre la medición del campo magnético de la Tierra y describió un nuevo instrumento que consistía en un imán de barra permanente suspendido horizontalmente de una fibra de oro. La diferencia en las oscilaciones cuando la barra era magnetizada y cuando era desmagnetizada permitió a Gauss calcular un valor absoluto para la fuerza del campo magnético de la Tierra.

El magnetismo como disciplina comienza a desarrollarse cuando la experimentación se convierte en una herramienta esencial para el desarrollo del conocimiento científico.

Magnetismo animal

El magnetismo animal, conocido más adelante como mesmerismo, es la influencia que un individuo puede ejercer en el sistema nervioso de otro a través de los movimientos llamados Pases Magnéticos.
La teoría del magnetismo fue practicada por el médico alemán Franz Mesmer (1734 – 1815), mediante la cual afirmaba que cada ser humano posee una energía que puede ser modificada, logrando la curación del paciente a través del cuerpo humano como emisor de magnetismo, dejando a un lado el uso de los imanes y cualquier otro objeto.

La tesis de Mesmer es que el flujo vital recorre los cuerpos de los seres vivos a través de una red de canales que, por tanto, los problemas nerviosos y de salud asociados se producen por un bloqueo en los mismos.

Mesmer defendía la existencia de una sustancia homogénea presente en todo aquello que tiene vida, y debido a esa creencia sus métodos podían restablecer el orden cuando se producía un desequilibrio en nuestro cuerpo. Con esa afirmación trataba de explicar por qué donde la medicina tradicional fallaba él era capaz de curar.

A lo largo de los años 60 y 70, Mesmer desarrolló su teoría del magnetismo animal, la cual recogía una tradición anterior que iba desde Platón hasta Paracelso.

Sus estudios, dieron lugar, al descubrimiento de la hipnosis por parte de James Braid en 1842.
La teoría del magnetismo animal derivó con el tiempo en lo que se conoce hoy en día como hipnosis u otros tratamientos practicados por la psicología o la psiquiatría.

Repasando este breve resumen histórico del magnetismo podemos llegar a entender que este ha preparado los caminos al Espiritismo, y los rápidos progresos de esta última doctrina son debidos a la divulgación de las ideas de la primera.

Según podemos comprobar a través de la "Revista Espirita" de 1858.

Ambas -ciencias-son basadas en la existencia y en la manifestación del alma, y lejos de combatirse, pueden y deben prestarse mutuo apoyo, ellas se completan y se explican entre sí.
Sus respectivos adeptos difieren, no obstante, en algunos puntos. Ciertos magnetistas aún no admiten la existencia o, por lo menos, la manifestación de los Espíritus; creen que pueden explicarlo todo por la sola acción del fluido magnético.

De los fenómenos magnéticos del sonambulismo y del éxtasis a las manifestaciones espíritas hay solo un paso. Su conexión es tal que, por así decirlo, es imposible hablar de uno sin hablar del otro.
Las dos doctrinas por lo tanto no son más que una.

Cielo Gallego
Centro Espírita "Entre el Cielo y la Tierra"

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