sábado, 29 de septiembre de 2007

CÓMO EL ESPIRITISMO ABOLIÓ LA ESCLAVITUD


Mucho se ha dicho y escrito respecto al papel que desempeñó el Espiritismo en la proclamación emancipadora. Bien sabido es que Roberto Dale Owen y otros espiritistas eminentes, escribieron con frecuencia al Presidente Lincoln sobre la liberación de los esclavos. Con todo, no recordamos haber leído narración alguna sobre un acontecimiento importantes tan coordinada y autorizada como la que sigue, tomada de un tratado que publicó “The Medium and Saybreak” de Londres, nº 408, de una lectura de J. M. Puebles, quien dijo:
Otro ejemplo tengo de los usos del espiritismo. Me refiero a los medios que influyeron en la mente de Lincoln, dando por resultado la emancipación de cuatro millones de esclavos. Conozco personalmente a los hombres y a los médiums. S. P. Kase, Esq., es uno de los reyes de los caminos de hierro americanos, que ha ayudado a la construcción de cinco líneas férreas y sido a la vez presidente de dos de ellas. Este caballero al visitar la ciudad de Washington D. C., en otoño de 1863, durante nuestra guerra civil, estaba paseando a lo largo de la avenida de Filadelfia, cuando acertó a ver el signo suspensivo del médium Mr. J. B. Conklin, y oyó al mismo tiempo una voz que decía: “Vaya V. a ver a Conklin; está en las habitaciones que ocupaba V. doce años ha” Allá se encaminó Mr. Kase y encontró a Mr. Conklin en un estado semi-anormal, dirigiendo al presidente Lincoln una carta escrita bajo la influencia de los espíritus. Mr. Conklin dijo: “Llega V. a tiempo, necesito que lleve esto al Presidente”
“Bien, contestó Mr. Kase, no hallo inconveniente, si V. quiere acompañarme”
Fueron los dos a la casa presidencial y, como Mr. Kase se hubiese dejado olvidada su tarjeta de visita, envió por el criado su nombre, S. P. Kase, que el presidente tomó por S. P. Chase, miembro entonces de su gabinete. Introducidle, dijo. Al entrar en el salón, explicose fácilmente el error, atribuyéndolo a descuido por parte del criado.
Tome V. asiento, dijo el presidente a Mr. Kase. Le conozco a V. mucho, y aprecio la utilidad que prestan sus caminos de hierro, transportando nuestras tropas al Sur.
Después de conversar un rato sobre los ejércitos combatientes y la situación del país, Mr. Kase dijo: “Tengo una carta para V. Sr. Lincoln, y se la alargó. Leyola y releyola el presidente hasta que se volvió hacia Mr. Kase, diciéndole: “Es muy extraño. En esta carta se afirma que procede de los espíritus, de los padres de nuestra nación. ¿Sabe V. algo respecto a Espiritismo?
Oh! Sí, replicó Mr. Kase: me han llamado espiritista durante algunos años, y a la voz y guía de los espíritus debo ciertamente mi éxito financiero.
Las inteligencias espirituales solicitaban en la carta algunas conferencias personales con el Presidente, por conducto del médium de ellos. Arregláronse las cosas, y Mr. Conklin se hospedó en la mansión presidencial cuatro domingos seguidos. El resultado exacto de estas sesiones no se conoce, y sí sólo que la emancipación fue inmediatamente bosquejada en las reuniones del gabinete. Poco tiempo después el Presidente con su señora, el juez Wattles, el ex gobernador Smith y otros varios personajes políticos eminentes tuvieron una sesión en casa de Mr. Laurie, caballero muy conocido en Washington, y cuya hija, la señorita Jonng, es el célebre médium en presencia de quien el piano ha sido levantado bajo la acción de los espíritus, mientras ella lo estaba tocando.
Durante esta sesión un joven médium fue presentado por uno de los padres de la República y se dirigió al presidente Lincoln hablando del modo más atrevido y elocuente sobre la dirección de la guerra, la senda política que debía seguirse y la importancia de que saliera inmediatamente una proclamación en cuya virtud quedarán libres todos los esclavos de la nación. Voy ahora a leer la sustancia de lo que dijo el espíritu, según me lo ha contado Mr. Kase.
“Usted, señor, como Presidente de la República, ha sido llamado al puesto que ocupa para un objeto importantísimo. El mundo no sólo gime bajo el peso de la esclavitud mental y espiritual, si no que cuatro millones de hombres hechos a imagen de Dios están sufriendo la esclavitud material. Su yugo debe romperse, cortarse sus cadenas y ser libre el que está esclavizado físicamente para que pueda volver a su centro vuestra nación. En tiempo de Washington sembráronse los gérmenes de la libertad en los bosques del oeste, y están ahora próximos a dar preciosos frutos. Esta república va a la vanguardia de las naciones en la senda del pensamiento libre, pero ese punto oscuro, esa plaga de la esclavitud mancha su bandera. Este mal nacional debe destruirse. Un congreso espiritual vela por los asuntos de esta nación. La guerra civil no cesará, no se pronunciará el grito de victoria a través del norte, ni retumbará a lo largo de los valles del sur; el ramo de olivo de la paz no ondulará sobre vuestros campos, vuestros lagos, vuestras montañas, hasta que expidáis la proclamación de libertad, proclamación que hará libres para siempre los millones de esclavos de vuestro perturbado país.”
Los espíritus repitieron eso sustancialmente en las sesiones siguientes y en menos de tres semanas desde la recepción de esos mensajes espirituales del Congreso de Espíritus, el Presidente Lincoln publicó la gran proclama de la Emancipación.
A partir de ese tiempo veinte batallas se libraron y cada batalla, a excepción quizá de alguna escaramuza sin importancia, fue una victoria para el norte. El Presidente Lincoln, el orgullo de América, no era un sectario, ni un fariseo encerrado dentro de su credo, sino un gran defensor de la humanidad, que vivió libre-pensador y murió espiritista. El mundo de los espíritus es el mundote las causas, y ese Congreso de Espíritus, esas influencias espiritistas, en una palabra, el Espiritismo abolió la esclavitud en América. (Traducción del inglés de B. S.)

Texto extraido de la “REVISTA DE ESTUDIOS PSICOLÓGICOS” Febrero de 1879, BARCELONA.

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